Cuando tu bebé es alérgico a la leche
Consulta con su pediatra los beneficios de una fórmula hipoalergénica
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Si bien la alimentación perfecta para los infantes es la leche materna, existen casos en los que la lactancia no es posible o debe ser suplementada con una fórmula infantil. Hoy día, existen numerosas fórmulas en el mercado, por lo que escoger una resulta ser un ejercicio que requiere de un análisis de las necesidades individuales de cada bebé.
¿Qué ocurre cuando existen consideraciones especiales al momento de escoger una fórmula? El primer paso es, siempre, consultar con el pediatra, ya que te podrá orientar sobre las alternativas disponibles, tomando en consideración el historial médico y familiar de tu bebé.
El sito especializado Healthline, destaca que, en algunos casos, ocurre que el bebé escupe la leche más de la cuenta. Si el pediatra considera que pequeño tiene reflujo, podría recomendar leches formuladas con proteína de suero (whey) o de caseína, para aliviar los síntomas.
Si el estreñimiento es una consideración, mantenerse lejos de fórmulas que contengan aceite de palma, debe ser la ruta a seguir.
En aquellas circunstancias en las que los bebés sufren de alergias alimentarias o de cólicos debido a una sensibilidad a la proteína de las fórmulas infantiles tradicionales e, incluso, de la leche materna, la opción debe ser cambiar la alimentación del bebé, con la orientación del pediatra.
Según la Fundación Nemours y su sitio web Kidshealth, cuando un bebé es alérgico a la proteína de la leche, significa que su sistema inmune reacciona de manera desproporcionada a esta, causando una reacción, cuyos síntomas incluyen: respiración sibilante, dificultades para respirar, tos, vómitos, diarrea, ojos hinchados y llorosos, y picor en la piel, entre otros. Si ocurre esto, o hay un fuerte historial familiar de alergias alimentarias en la familia, el pediatra podrá realizar análisis para confirmar la alergia, pedir consulta con un alergista y recomendar el uso de una fórmula hipoalergénica, cuyas proteínas, al ser mucho más pequeñas, son más fáciles de digerir y, por lo tanto, menos propensas de desencadenar reacciones alérgicas, facilitando que el infante esté mejor nutrido.
Recuerda que al cambiar de fórmula debes hacerlo poco a poco y siguiendo las recomendaciones del pediatra, quien aclarará tus dudas. Juntos, pueden elegir una fórmula que sea segura para tu bebé.
Este contenido comercial fue redactado y/o producido por el equipo de GFR Media.