Cuando converso con los padres sobre el alimento de sus hijos, siempre les comunico que los primeros años de vida representan la única ventana de posibilidad para sentar las bases de una buena salud durante toda la vida.

La nutrición de los primeros 1,000 días de vida –empezando con la lactancia materna y el inicio del alimento complementario– establece cómo el niño se desarrollará físicamente y cómo lo hará emocional y cognitivamente.

Como nutricionista dietista, he sido testigo de cómo pequeñas decisiones, como el momento y la manera de introducir los primeros alimentos, pueden causar grandes diferencias en cómo el niño crecerá y en cómo se relacionará con la comida.

En marzo se observa el mes de la nutrición, por lo que es pertinente compartir ciertos aspectos que guiarán a padres, madres y cuidadores en una etapa tan importante del desarrollo de los bebés. Estos consejos surgen de las guías de la Academia Americana de Pediatría (AAP) y los estudios más actuales.

Con la siguiente información, los padres, madres y cuidadores podrán sentirse más seguros a la hora de decidir en relación a lo que debe comer su infante.

  • Los primeros mil días: Este periodo de vida –contando el embarazo y dos años de vida del niño o la niña– son determinantes en el desarrollo físico, emocional y cognitivo. La nutrición adecuada durante esta etapa se ha relacionado con la posibilidad de prevenir requerimientos terapéuticos por trastornos crónicos, incluso de desarrollar el cerebro y prevenir lo que en la actualidad se consideran epidemias como la obesidad y la diabetes entre los adultos. Por otro lado, la desnutrición al principio del periodo crítico puede tener efectos no modificables en el crecimiento y el desarrollo. También hay evidencia de que la promoción de la lactancia materna durante los primeros seis meses y la alimentación complementaria adecuada, pueden asegurar un desarrollo óptimo.
  • Introducción de alimentos complementarios a partir de los seis meses: Antes de esta edad, el aparato digestivo y el sistema inmunológico del bebé no están adecuadamente desarrollados para procesar otros alimentos distintos a la leche materna o a los sustitutos de ésta. Los alimentos complementarios deberán empezar a ofrecerse a partir de los seis meses, y de no hacerlo aumenta el riesgo de desarrollar alergias alimentarias, obesidad y problemas digestivos.
  • Iniciar los alimentos complementarios utilizando productos con alta presencia de hierro: El hierro resulta esencial para el desarrollo cerebral. Los primeros alimentos complementarios deberán tener un alto contenido en hierro, como puede ser el caso de carne, legumbres y cereales fortificados. Esto es importante dado que las reservas de hierro de los bebés se van agotando a partir de los seis meses.
  • Pueden ser necesarias entre diez y 15 exposiciones a un nuevo alimento: Los bebés tienden a tener un poco de miedo a cosas nuevas. La paciencia y la perseverancia son las claves para conseguir una dieta variada y saludable.
  • No demorar la introducción de alérgenos: Las guías actualizadas recomiendan no posponer la introducción de los alérgenos más frecuentes, como son el maní, el huevo y el pescado. Se aconseja la exposición temprana a estos alérgenos (de forma singular o en mezclas) a partir de los seis meses para reducir el riesgo de alergenicidad posteriormente. Esto es especialmente relevante en aquellos niños que tienen un perfil familiar con antecedentes de alergias. Las recomendaciones actuales son contradictorias con aquellas del pasado que, sin embargo, han cambiado debido a los nuevos hallazgos y se considera que la introducción temprana de alérgenos es la mejor forma de prevenir las alergias alimentarias.
  • Nunca dejar sola a la criatura: No se debe dejar a solas a los bebés en el momento de la alimentación, ya que puede haber un riesgo muy elevado de asfixia. Así, se les debe observar en todo momento mientras se alimenta; esto es especialmente importante cuando se introducen alimentos con un poco de textura o con una textura peligrosa, como los trozos grandes o redondeados.
  • Evolución de la textura y su relevancia: La evolución de la textura es sumamente relevante para el avance en el desarrollo de las habilidades motoras orales, así como de la aceptación de los sólidos. Iniciar con purés y avanzar progresivamente hacia texturas más gruesas y sólidos blandos ayuda al niño a aprender a masticar y a tragar de forma segura.
  • Permitir al bebé experimentar: Esta práctica refuerza la autorregulación, el desarrollo de las habilidades sensoriales. Pero, hay que asegurarse de que los alimentos sean seguros y apropiados para la edad.

La alimentación complementaria es una etapa emocionante y, a veces, un poco desafiante. Pero con la información adecuada y un enfoque paciente, puede convertirse en una experiencia muy gratificante tanto para los padres como para los bebés.

Es importante recordar que cada niño es único y tiene su propio ritmo para aceptar nuevos alimentos y texturas. Lo esencial es crear un ambiente positivo alrededor de la comida, donde se fomente la curiosidad y la confianza en los pequeños. Al final del día, se trata de disfrutar del proceso y celebrar cada pequeño logro en el camino hacia una alimentación saludable.

Esta información es parte del contenido educativo que ofrece el programa Comienzo Saludable, un programa que ayuda familias que se están preparando para recibir un bebé, durante toda la etapa de gestación, y el periodo de posparto. El programa es ofrecido en colaboración por Grupo Nexos y Urban Strategies, y es financiado por fondos del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos.

(La autora es nutricionista dietista del programa Comienzo Saludable de Grupo Nexos.)