Hoy es el Día Nacional de los Abuelos, ¡celébralo!
Ellos son una fuente de amor inagotable

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Los abuelos y las abuelas son esos seres tan especiales que dejan huellas en la vida del ser humano con sus lecciones de vida, cuidados, anécdotas y amor incalculable.
Con la llegada de los nietos, ese amor que sienten por sus hijos se multiplica y su rol lo disfrutan a plenitud al estar en una etapa más relajada y placentera de sus vidas.
Abuelo: José Ruiz, Adjuntas
Enseñanza a través del trabajo voluntario
"Disfruto mi trabajo voluntario en la Cruz Roja Americana Capítulo de Puerto Rico. Soy un abuelo orgulloso de ocho nietos y es muy difícil no involucrarlos en el voluntariado porque cuando entran a mi cuarto, ven mi chaleco y me preguntan sobre los desastres.
Me desempeño como coordinador de desastres en el centro de la isla, además de ser instructor de las charlas de preparación en desastres. Una de las cosas que más me ha impactado ha sido cuando voy a una respuesta, como un incendio, y ver que la persona lo ha perdido todo. He aprendido a ver el mundo desde otra perspectiva, a tener sensibilidad, ver la vulnerabilidad que hay en el mundo y en nuestra isla y la satisfacción para mí es ayudar a esa persona en ese aspecto. Cada uno de mis nietos es testigo de esta labor a través de mis catorce años de servicio, como en el caso de mi nieta mayor, Yeimar, quien hoy tiene 22 años.
Recuerdo que en una ocasión, cuando Yeimar era pequeña, estaba dando una charla y las personas que fueron a ayudar no llegaron y ella rápido me dijo ‘yo voy papá’. Ella fue la que ayudó con la computadora, distribución del material educativo y de ahí en adelante me ha ayudado todo el tiempo. Ella se hizo voluntaria de la Cruz Roja, y cuando María, ella fue de las primeras que ayudó en la distribución de alimentos. De igual forma, mi otro nieto Xavier me acompañaba de joven a las charlas y hoy día es paramédico de profesión. Gerardo, Osmany, Idenise y Yeriel también han servido como voluntarios y se han certificado en cursos de salvamento. Mis nietos más jóvenes, Michael de seis años y Naomi de cinco años, ya conocen lo que hay que hacer si hay un temblor, y ahora bajo el COVID-19, llevan al pie de la letra la rutina de lavarse las manos y utilizar sus mascarillas.
Mis nietos “son unos amores”. En esta etapa de abuelo, siento que Dios me ha dado una segunda oportunidad para enseñar muchos detalles de la vida que no necesariamente uno los toma en consideración en la etapa como padres jóvenes. Una de las cosas que más les recalco es la perseverancia. “Hay un propósito para todo en la vida; no desmayar ante cualquier adversidad que de todo esto saldremos. Lo mejor es estar la familia unida y, sobre todo, tener fe”.
Abuela: Laura Pereda Corcino, San Juan
El amor: la base de todo
“Me encanta ser abuela, es como repetir la misma crianza, pero con más libertad. Si uno no tiene que hacer los trabajos de la casa o de afuera, puedes dedicarles más tiempo, disfrutar más de las cosas que ellos hacen y ayudarlos a hacer trabajos y asignaciones.
En abril pasado sufrí una caída y me tuvieron que operar de una cadera. Me he ido recuperando muy bien y disfruto mucho cuando el pequeño Marcelo es tan caballeroso, servicial y vela que no me caiga.
Tengo 17 nietos y 9 bisnietos. Siempre me mantengo en comunicación con ellos. Si no los veo de manera presencial, los veo por Facebook y videollamadas.
A ellos les enseño que siempre cuenten con Dios, que lo amen sobre todas las cosas, que sean serviciales al prójimo y eso se ve. En nuestra familia eso es como una línea, el servicio es común en todos, pero eso es algo que quisiera que ellos lo conservaran, y que sean buenos ciudadanos y buenas personas.
A mí me gusta que me recuerden alegre, activa y amorosa. El amor ocupa el primer lugar. Puedes amar a alguien y guardártelo, pero eso no va a tener ningún impacto ni efecto en la persona. El amor hay que demostrarlo con gestos, atenciones y ayuda cuando se necesita”.
Abuelo: Víctor M. Marrero, San Juan
Es maravilloso vivir esos abrazos de los nietos
“Los nietos nacen amados por nosotros los abuelos. Ser abuelo nos convierte en una fuente de inspiración y sabiduría. Es un refugio y un lugar que no podrá ocupar nunca ni siquiera un padre o un hermano. Ser abuelo es insustituible. Los abuelos somos el punto de encuentro familiar y la excusa de reunión de toda la familia. Disfrutar de ese rol está en nosotros, respetando siempre los espacios de los padres, orientando y opinando cuando nos lo piden y, sobre todas las cosas, brindándoles a esos segundos hijos todo el amor del mundo como solo un abuelo puede hacerlo.
Con los nietos, el hogar ya viejo, se torna joven y se renuevan las esperanzas. Nos hacen sentir vivos cada día y en ellos se vuelve a amar a nuestros hijos como cuando estos eran pequeños. Es maravilloso vivir esos abrazos de mis nietos: Daniela, Steven, Victoria, Andrés, Iker, Isabella, Grabriela y Emma.
Como un legado, los abuelos transmitimos valores propios de la familia a nuestros nietos y el fortalecimiento del vínculo entre generaciones llega de la mano de los abuelos ejerciendo influencia sobre ellos.
Los abuelos empezamos sembrando el amor a nuestros nietos y los ayudamos con su comportamiento en la sociedad. En la mayoría de los casos, los abuelos somos buenos modelos para que los nietos entiendan cómo deben comportarse. Los abuelos queremos a nuestros nietos de una manera inigualable, equivalente como queremos a nuestros propios hijos.
Me gustaría que tanto mis hijos como mis nietos me recordaran con conocimiento y seguridad plena de que los amé incondicionalmente, el tiempo bonito y divertido que disfrutamos juntos, la confianza mutua que siempre tuvimos, la buena relación en los buenos momentos y los menos buenos, y que siempre traté de hacer lo que creí mejor para ellos”.
Abuela: Agustina “Tinita” Calixto Rosa, Patillas
Disfruta la crianza a plenitud
"Tengo 10 nietos, cinco son varones y cinco son niñas. Tengo dos tandas, los viejos, como yo les digo, que son los primeros cinco, que el más pequeño tiene 30 años. Y de los pequeños, el mayor tiene 21 años y la más pequeña 12. Además de que tengo cinco bisnietos.
Mis nietos son maravillosos. Tengo cinco hijas preciosas, buenísimas y encantadoras, y mis nietos son iguales. Mis nietos pequeños, principalmente los cuatro de mi hija más pequeña, tuve la oportunidad de cuidarlos, luego de haberme retirado como maestra. Ella es dentista y cuando ella tuvo su primer bebé, había puesto una oficina dental y me preguntó si podía cuidárselo porque de lo contrario ella cerraría su oficina, sabiendo yo que la había logrado tener con mucho sacrificio. '
Nunca había cuidado nietos full porque trabajaba, solo uno que otro día o fines de semana. Así que lo pensé, por egoísmo mío no iba a decirle que no, así que accedí. ¡Y cómo yo me enamoré de ese muchacho! Se llama Japhet y es el que hoy día tiene 21 años. Luego vino Diego y le cuidé los cuatro hijos hasta que fueron a la escuela. Los iba a buscar por la tarde a la escuela hasta que ya eran grandes. Ya no cuido nietos.
Es la mejor experiencia que puede tener un abuelo: criar a sus nietos. Los ves crecer y los disfrutas más que a los hijos. Cuando uno es joven, trabajas, tienes los niños, estás en el ajoro, cocinar, discutir con ellos y hacer las tareas. Uno a sus hijos no se los disfruta tanto como se disfruta a los nietos. Estuve en sus primeros pasos, sus primeras palabras y cuando comieron por primera vez. Eso se disfruta a plenitud. Esos nenes conmigo son adoración, de la misma forma que yo soy adoración con ellos.
Lo más que he tratado de sembrar en ellos es el amor a la familia. Me he acostumbrado a reunir a mi familia los domingos, cocinarle y a ellos les encanta, aunque ahora estamos limitados por la pandemia. He procurado que los niños de hoy, los que están creciendo, conserven ese amor hacia la familia, esa unión de estar con los tíos, los abuelos y los primos, porque eso es algo que en nuestra sociedad moderna prácticamente se ha perdido.
¿Qué consejos les doy a mis nietos? Que sean buenos hijos, respeten a los padres, sigan siempre el camino correcto, sepan escoger a sus amistades, busquen la ayuda de Dios siempre, que no se olviden que papi y mami, aunque sean fuertes con ellos, lo hacen porque los quieren y que respeten a las personas mayores. Quiero que me recuerden como una abuela amorosa. Además de que soy una abuela activa, tengo el club de lectura “Voces amigas” y pertenezco a 10 grupos diferentes, entre ellos, un grupo de ejercicios".
Abuelo: Efraín “Frau” Rivera Aponte, Barranquitas
Valor cristiano desde la montaña
“La relación con mis ocho nietos es como si estos fueran mis hijos. Los trato como crié a mis hijos y así me los estoy disfrutando a ellos también. Los quiero hasta más porque a sus padres los regañaba, a ellos los alcahueteo.
A ellos les he enseñado valores, los he llevado a la iglesia, van conmigo de vez en cuando. He inculcado ese valor cristiano, de que crean en Dios, de caminar con Jesús, y de que Él es el camino, la verdad y la vida. Eso está latente todo el tiempo. Yo les digo con mi ejemplo, acerca de los valores. Yo no fallo en muchas cosas y se dan cuenta. Estoy en el camino recto y soy de los que piensa que el ejemplo arrastra más que las palabras.
Todos ellos: Javi, Daniol, Xaimi, las gemelas Danielys y Daniela, Valeria, Danielito y Lela, me vacilan y me cuidan como un ángel, son locos conmigo. Entre las cosas que más disfrutamos hacer es ir juntos al río y montar a caballo. Los cumpleaños de cada uno es una fiesta, pues me gusta que la familia esté unida.
Me gustaría que me recuerden como un hombre honesto, trabajador y servicial, pues aún trabajo duro y estoy saludable. El amor familiar y estar unidos es lo más importante. Cuando das amor recibes amor, hay algo espiritual ahí”.
Abuelo: María de los Ángeles Rosado Rivera, San Juan
A dejar una huella en su corazón
“Mis nietos dan sentido y propósito a mi vida. Son ocho ángeles que se han acercado a mi existencia trayendo emociones nuevas y maravillosas que jamás hubiera imaginado experimentar.
Son mis maestros en esta etapa de mi tercera edad. Con ellos aprendo y me actualizo con los cambios y adelantos de estos tiempos. Me encanta tenerlos cerca e interactuar con ellos, siempre respetando su individualidad y espacio. Estoy para ellos cuando me necesiten, les demuestro afecto, los protejo y los complazco en sus gustos en la medida que sea razonable.
Me lleno de felicidad al ellos responder a ese afecto sintiéndose amados y seguros. Trato de inculcarles valores como los que mis padres me inculcaron a mí y que me ayudaron a tener una vida buena y exitosa. El respeto, el amor y agradecimiento a Dios por todas las bendiciones que de su bondad reciben. El aprecio por todo lo que les rodea, la humildad, el amor al prójimo y la confianza en que tienen la capacidad de lograr sus metas y triunfar sin dañar a nada o a nadie. Ese es mi legado para ellos, lo que me hace sentir satisfecha y tranquila. Si eso se cumple, es porque me escucharon, porque logré dejar una huella en su corazón y así me recordarán. Es el mejor homenaje que me puedan dedicar, aun cuando ya no esté físicamente a su lado”.
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