Inmunidad de rebaño en Puerto Rico, ¿cómo vamos?
En estos momentos hay un estancamiento en la tasa de vacunación
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En un artículo reciente, publicado por los doctores Christopher Murray, de Estados Unidos; y Peter Plot, de Gran Bretaña, en la Revista de la Asociación Médica Americana, hay optimismo y esperanza. La temporalidad (o, el cambio de estación hacia tiempos más calurosos en el hemisferio norte del planeta Tierra), en conjunto con los esfuerzos masivos de vacunación reflejan un descenso en las muertes y hospitalizaciones relacionadas con este virus. La aspiración, según planteaban los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), era lograr la llamada “inmunidad de rebaño”.
¿Qué es la inmunidad de rebaño?
Murray y Plot reconocen que este término se empezó a utilizar hace más de un siglo, pero adquirió mayor importancia cuando comenzaron los primeros esfuerzos de inmunización a nivel mundial. La inmunidad de rebaño se refiere, según el artículo mencionado, a cómo se comportará una comunidad de habitantes luego de atravesar la infección, la vacunación, o ambas situaciones.
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Por otro lado, la doctora Brenda Mariola Rivera Reyes –investigadora y experta en temas sobre inmunología— aclaró que el concepto se refiere a “la protección de las personas susceptibles al contagio versus el nivel de infección cuando, en una población específica, existe una proporción suficientemente alta de personas inmunes”.
Rivera Reyes dijo que, para entender mejor este concepto, hay que saber qué es el “umbral”, que –según apuntó— “es la proporción de individuos que, habiendo adquirido inmunidad, no pueden participar en la cadena de transmisión [de un virus]. Ese umbral depende del R0, un número promedio de personas que pudieran adquirir un virus a causa de un portador que entra en una población sensible”.
¿Qué pasa si no nos vacunamos?
Murray y Plot concurren en que el COVID-19 es un virus de temporada (como la influenza): su incidencia aumenta en los tiempos más fríos y se reduce en las estaciones más calurosas, lo que para ellos plantea dudas sobre este modelo y sus consecuencias. Dicen los expertos que “el por ciento estimado de la población vacunada [para COVID-19] que se identificó como meta al comienzo de la campaña de vacunación se basó en el potencial de transmisión (R=0) del SARS-CoV-19 ancestral [en otras palabras, el virus detectado al inicio de la pandemia a fines de 2019 en Wuhan, China]. Sin embargo, explicó Rivera Reyes, “[en ese momento] no se tomaron en cuenta las variantes”, refiriéndose a la variante Delta que tiene alarmada a la comunidad médica por la posibilidad de nuevos brotes con síntomas distintos a los del virus original, particularmente en poblaciones que aún no han sido inmunizadas –particularmente los niños.
“Para lograr la inmunidad de rebaño, se necesita un porcentaje mayor de vacunados en la población, considerando el valor R0 del SARS-CoV-2 original”, indicó la investigadora. Al reducir el número de personas susceptibles, reducir la carga viral y la cantidad de infecciones que se transmiten luego de la vacunación, se supone que ese número disminuya”, explicó.
¿Qué debemos hacer?
Para que esta situación pueda manifestarse con éxito en Puerto Rico, el Departamento de Salud (DS) estimó que se necesita un 70% de la población vacunada, enfatizando sus esfuerzos en los grupos demográficos más jóvenes. La expectativa del DS es alcanzar este número para finales del verano por una razón que mencionan Murray y Plot en su artículo: el SARS-CoV-19 es un virus de temporada (como la influenza). Rivera Reyes señaló que todavía hay “reticencia” –un estancamiento en la tasa de vacunación que, a su juicio, reduce al 50% el interés de vacunarse en la población de 50 años o más.
“También baja el interés en los que aún no se han vacunado, [por lo que] es probable que ciertas comunidades disminuyan la cobertura de la vacuna, por lo que pudiera aumentar el número de infecciones”, dijo.
En ese aspecto, Rivera Reyes instó a que las autoridades locales y las organizaciones sin fines de lucro que promueven la vacunación refuercen sus esfuerzos de comunicación y educación sobre la importancia de la vacunación en la comunidad general.
“Las comunidades con tasas más bajas de vacunación serán más vulnerables a una mayor transmisión del SARS-CoV-19 en el otoño de este año”, enfatizó, refiriéndose al modelo establecido por el Children Hospital of Philadelphia (CHOP, por sus siglas) como uno que ha reforzado sus esfuerzos de prevención en los más jóvenes por representar una comunidad muy vulnerable.
“Las personas no deben bajar la guardia, pensando que, porque ‘están vacunados’, esto se acabó”, reflexionó la investigadora y neumóloga pediátrica. “Es una falsa seguridad la que se ha creado y eso puede tener consecuencias graves, sobre todo, porque los números [de personas vacunadas] no lo demuestran”.
Según las estadísticas compartidas por el Departamento de Salud, reportadas al momento de redactar de este artículo, un total de 1.6 millones de personas ya tienen las dos dosis de vacunas para prevenir el COVID-19, entre las edades de 12 a 80+ años. La población total de Puerto Rico suma 3.2 millones de personas, menos del uno por ciento (2.7 millones) de las personas hábiles para recibir la vacuna son menores de entre cero y doce años.
Este contenido comercial fue redactado y/o producido por el equipo de GFR Media.