¿Existe una relación entre los implantes de seno y el linfoma anaplásico de célula grande?
Conoce si estás a riesgo
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Hoy día, es muy común la presencia de implantes en los senos, ya sea por motivos estéticos o por una reconstrucción de seno, lo que, al presente, es muy común, luego de un diagnóstico de cáncer de seno. Sin embargo, existen muchas dudas y controversias sobre la seguridad de los implantes de seno y su asociación con el cáncer de seno.
Los implantes de seno pueden ser de silicona o salina, o una mezcla de ambos, de un lumen o doble lumen. Pueden colocarse de diversas maneras quirúrgicas posterior al músculo pectoral, anterior a este o en su fascia, insertándolos de manera periareolar, intramamaria o por la axila. En el pasado, se habían prohibido los implantes de silicona por su asociación a enfermedades colágenas y autoinmunes. Al presente, los estudios indican que este tipo de implante es seguro y no representa riesgo de enfermedades. Además, las técnicas utilizadas en la actualidad por los cirujanos plásticos para la colocación de implantes no limitan que un radiólogo pueda lograr un diagnóstico temprano de cáncer de seno. En ocasiones, puede ser hasta beneficioso tener el implante detrás del músculo, ya que podría ayudar a ver más tejido mamario y el tejido posterior.
Cabe mencionar que existe una condición extremadamente rara asociada a pacientes con implantes o que han tenido implantes. Se conoce en inglés como breast implant associated anaplastic large cell lymphoma (BIA-ALCL), un linfoma de células T no Hodgkin, asociado al sistema inmune. Esta condición no es un tipo cáncer de seno y se ha asociado a implantes de seno texturizados, por lo que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) exigió eliminar este tipo de implantes del mercado en el 2019. El riesgo de esta condición es de 1/500,000 (menos de diez pacientes anualmente diagnosticadas). Los últimos estudios indican que existen aproximadamente 1,328 pacientes diagnosticadas con esta condición en el mundo, pero, desde que se removieron los implantes texturizados del mercado, es aún más rara. Los síntomas más comunes son líquido abundante o efusión rodeando el implante (80 % de los casos) o una masa (20 % de los casos), y pueden presentarse de tres a catorce años luego de insertado el implante. La forma más fácil de evaluar la presencia de líquido rodeando el implante es con un sonograma de seno. Sin embargo, para hacer el diagnóstico, se necesitan pruebas patológicas especiales y, en muchos casos, remover el implante y evaluar su pseudocápsula.
Si tienes implantes de seno, es importante saber que se te efectúan vistas adicionales durante tu mamografía, con los implantes y desplazando los implantes. Las tecnólogas o mamografistas hacen todo lo posible por desplazar los implantes y comprimir el tejido mamario para poder evaluar todo el seno y el tejido fibroglandular, y no fallar en identificar un cáncer de seno por los implantes o por falta de técnica o posicionamiento adecuado.
Ante la presencia de implantes de seno, es sumamente importante el examen físico y discutir cualquier síntoma con tu médico, cirujano plástico o cirujano de seno. Además, los implantes no son eternos y, muchas veces, requieren revisión en diez a 15 años. Aunque es muy raro observar rupturas en los nuevos implantes de silicona, si se sospecha, el mejor estudio para evaluar la integridad de los implantes es la resonancia magnética (MRI, por sus siglas en inglés).
La autora es especialista en imágenes de la mujer en Senos Puerto Rico y presidenta de la Junta de Directores de Susan G. Komen Puerto Rico.
Este contenido comercial fue redactado y/o producido por el equipo de GFR Media.