El cáncer de seno se desarrolla cuando las células mamarias comienzan a crecer sin control. Estas células cancerosas del seno normalmente forman un tumor que puede observarse en una radiografía o palparse como una masa o un bulto. De acuerdo con las estadísticas del Registro Central de Cáncer en Puerto Rico (2014-2018), el cáncer de seno es el más diagnosticado en mujeres (28.9 %), además de ser la primera causa de muerte por cáncer en mujeres (18.9 %).

Recibir un diagnóstico de cáncer de seno no solo afecta a la persona que padece de la enfermedad, sino también a los familiares y cuidadores. Cuando una persona recibe una noticia inesperada, puede quedarse paralizada, sin saber qué hacer y con la mirada perdida. Este bloqueo se da porque la persona está experimentando un estado de shock y la impresión de la noticia o evento impide procesar los hechos de manera normal. Un estado de shock se define como una reacción emocional y fisiológica de gran intensidad ante un suceso estresante o traumático. No obstante, al procesar la nueva información, se pueden experimentar diferentes reacciones emocionales, tales como: ansiedad, rabia, ira, llanto, nervios, temblores, taquicardia o incluso completa indiferencia y falta de reacción.

La mayoría de las mujeres que son diagnosticadas con cáncer de seno experimentan sentimientos de ansiedad, incertidumbre, angustia, impotencia, desesperanza, depresión y miedo a la muerte. Escuchar la palabra cáncer puede relacionarse con gravedad, incapacidad para disfrutar y seguir haciendo lo que se desea, dolor y tristeza; y connotaciones más negativas que positivas. Pasar por este proceso hace que la persona se sienta vulnerable, confundida y preocupada por su salud y futuro, sentimientos que forman parte del proceso de afrontamiento. Adaptarse a vivir con esta enfermedad exige tiempo, paciencia y apoyo. Conjuntamente, vivir con una enfermedad crónica plantea nuevos retos a la persona que la padece. No obstante, para mantener la estabilidad familiar, es importante que la familia desarrolle habilidades de comunicación y de afrontamiento ante el estrés. Además, el apoyo emocional de otras personas y las ayudas económicas tienen un impacto positivo en las funciones del hogar y en el cuidado físico de la paciente. De la misma forma, tener una buena relación entre médico-paciente-familiar es importante para el cuidado de la paciente, su tranquilidad y comprensión antes, durante y luego del proceso.

Por otra parte, este diagnóstico desencadena un impacto a nivel psicológico, fisiológico y neuropsicológico para la persona que lo padece. Por lo general, las mujeres que padecen de este diagnóstico son sometidas a cirugías y procesos químicos con efectos secundarios que marcan el cuerpo, produciendo pérdida de cabello, cambios en el tamaño o el aspecto de los senos, pérdida o ganancia de peso, y linfedema, entre otros. Estos cambios en el cuerpo no solo impactan la salud física de una mujer, sino también su salud mental, pudiendo desarrollar una autoestima baja. Es por esto que la imagen corporal y la manera en que una persona se siente sobre su cuerpo puede influenciar el modo en que se sienta sobre sí misma.

Asimismo, el tratamiento médico del cáncer depende, en gran parte, de la localización y del grado de avance en el que se encuentre la enfermedad. Con frecuencia, los pacientes con cáncer experimentan disfunción cognitiva debido a la presencia de la propia enfermedad y a la neurotoxicidad de los tratamientos. Es por esto que el término chemo brain o niebla cognitiva es utilizado por los sobrevivientes de cáncer para describir los problemas cognitivos después de un tratamiento de cáncer, tales como: confusión, dificultad en la concentración o en aprender nuevas habilidades; pérdida de concentración, problemas con la memoria a corto plazo, dificultad en la velocidad de procesamiento, y pérdida de la memoria visual y verbal. De esta forma, es indispensable atender y determinar las deficiencias cognitivas y conductuales, y proveer al paciente estrategias de afrontamiento ante los cambios psicológicos y ajustes sociales que deberá efectuar.

¿Por qué es importante buscar ayuda psicológica?

El principal objetivo es ayudar a las mujeres a aprender a sobrellevar los cambios físicos, emocionales, cognitivos y de estilo de vida relacionados con el cáncer, así como los tratamientos médicos, que pueden resultar dolorosos. Al enseñar estrategias para la resolución de problemas en un entorno de apoyo a las pacientes, los psicólogos clínicos pueden ayudar a estas mujeres a lidiar con su dolor, desconocimiento, inseguridad, miedo y otras emociones. Entre los beneficios se encuentran:

  • Orientar sobre el proceso ante el nuevo diagnóstico.
  • Brindar apoyo para adaptarse al nuevo diagnóstico.
  • Sobrellevar el tratamiento y aceptar el impacto de la enfermedad en sus vidas.
  • Abordar pensamientos y sentimientos negativos.
  • Manejar cambios cognitivos y físicos.
  • Identificar estrategias de resolución de problemas ante un desafío.
  • Psicoeducar sobre el impacto del cáncer en las relaciones de pareja y la sexualidad.
  • Apoyar a los familiares y personas cercanas afectadas por la condición de salud.
  • Servir de apoyo antes, durante y luego del proceso de la condición.

La autora es neuropsicóloga clínica, especializada en daño cerebral adquirido y neurorehabilitación. Es fundadora de BrainAid – Neuropsychology Wellness.