Mantén a raya la hipertensión arterial
Considerada como “la asesina silenciosa”, puede causar estragos en tu salud, si no la detectas y tratas a tiempo
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“Hipertensión arterial” es el término médico utilizado para la presión arterial alta. Esta también es conocida como “la asesina silenciosa”, pues una gran parte de los pacientes no presentan ningún síntoma. Alrededor de 80 millones de estadounidenses sufren de presión arterial alta. Sin embargo, unos 16 millones de personas no saben que la tienen.
De acuerdo con la Asociación Americana del Corazón y el Colegio Americano de Cardiología, se considera hipertensión cuando la presión sistólica (fuerza del flujo sanguíneo por una arteria cuando el corazón late - el número de arriba) sobrepasa los 130 mmHg o la diastólica (la fuerza del flujo sanguíneo dentro de los vasos sanguíneos entre un latido y otro - el número de abajo) sobrepasa los 80 mmHg.
En algunas personas, ciertos factores como la obesidad, un estilo de vida sedentario o fumar, entre otros, pueden desempeñar un papel importante en el desarrollo de esta enfermedad. Por ello, entrevisté al doctor Víctor Gordo, especialista en medicina interna, subdirector médico del Hospital Auxilio Mutuo y miembro de Latin Doctors.
Según comenta el doctor Gordo, la hipertensión puede afectar la salud de varias maneras:
- Endurecimiento y estrechamiento de las arterias. “Esto aumenta la posibilidad de que un coágulo de sangre obstruya el flujo sanguíneo al corazón o al cerebro, y producir un ataque al corazón o un accidente cerebrovascular”, explica.
- Agrandamiento del corazón (cardiomiopatía hipertrófica). “Al igual que cualquier otro músculo del cuerpo que se someta a ejercicio excesivo, el músculo del corazón aumenta de tamaño para poder realizar el trabajo, provocando que el paciente se sienta débil y cansado. Sin tratamiento, la insuficiencia cardíaca seguirá empeorando, pudiendo terminar inclusive en un trasplante de corazón”, advierte el colega, quien también es uno de los colaboradores médicos de MCS.
- Daño ocular. “En los diabéticos, la hipertensión puede provocar retinopatía diabética que puede causar ceguera”, indica.
- Daño renal. “La presión arterial alta persistente y prolongada puede lesionar los riñones, afectando el flujo sanguíneo hacia estos”, advierte.
Sin embargo, a pesar de que la mayoría de las personas no presentan síntomas, existen algunos que pueden dar una señal de alerta.
“En algunos casos, pueden sentir palpitaciones, dolor de cabeza persistente, dificultad respiratoria, hemorragias oculares, sangrado nasal, mareos, cansancio y otros síntomas físicos”, enfatiza Gordo, al mencionar los factores de riesgo de la hipertensión.
“Alrededor del 90 % de todos los casos de presión arterial alta se les conoce como hipertensión primaria o esencial. Se desconoce su verdadera causa, pero existen varios factores relacionados con la enfermedad como historial familiar de hipertensión, edad mayor de 60 años, ser de raza afroamericana, ser hombre (aunque en las mujeres el riesgo es mayor después de los 55 años); tener altos niveles de estrés y tener sobrepeso u obesidad. Asimismo, destaca los detonantes de la hipertensión:
- Usar productos de tabaco.
- Usar anticonceptivos orales y fumar.
- Llevar una alimentación alta en grasas saturadas y sodio (sal).
- Tener una ingesta excesiva de alcohol.
- Inactividad física o sedentarismo.
- Ser diabético.
“El 10 % restante de los pacientes sufren de hipertensión secundaria, lo cual significa que es causada por otra enfermedad”, detalla. “Muchos casos son ocasionados por trastornos renales, alteraciones de las glándulas paratiroides, acromegalia (cuando se produce un exceso de hormona del crecimiento), tumores en las glándulas suprarrenales y el embarazo”.
Como en toda enfermedad, el diagnóstico certero es esencial. Por tal motivo, lo más importante es consultar con el médico a la menor sospecha.
“Debes realizarte un examen médico general que incluya un examen físico e historial clínico que evalúe los antecedentes familiares. El médico tomará varias lecturas de presión arterial y realizará algunos estudios de rutina”, describe.
“El tratamiento se debe comenzar con una modificación del estilo de vida, que incluye llevar una alimentación baja en grasas y sal, reducir el peso excesivo, comenzar un programa de ejercicio físico regular, aprender a controlar el estrés, dejar de fumar, moderar o suprimir el consumo de alcohol y controlar la apnea obstructiva del sueño. Si, dentro de tres meses, estos cambios no ayudan, la enfermedad puede tratarse con medicamentos diuréticos y antihipertensivos.
Al mencionar que los monitores para medir la presión arterial en el hogar no siempre miden con precisión, alerta que toda cifra superior a la normal es motivo de consulta con el médico.
El doctor José Álvarez Romagosa es ginecólogo obstetra y el doctor Víctor Gordo es especialista en medicina interna y subdirector médico del Hospital Auxilio Mutuo. Ambos son miembros de los Latin Doctors y colaboradores de MCS.
Este contenido comercial fue redactado y/o producido por el equipo de GFR Media.