Insulina: algunas verdades sobre su uso
Los profesionales de la salud están capacitados para contestar preguntas sobre el uso correcto de las insulinas y su almacenaje
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Existe un estigma sobre el uso de insulina al punto que, a muchas personas, les causa conflicto la idea de utilizarla.
La insulina es producida de manera fisiológica (natural) en el páncreas. Luego de una comida, es liberada al torrente sanguíneo para promover la absorción de azúcar en la sangre hacia los órganos y tejidos. Como resultado, la insulina puede bajar el nivel de azúcar en la sangre.
Los pacientes que tienen una deficiencia de insulina (diabetes tipo 1) o tienen una deficiencia relativa (diabetes tipo 2), requieren del uso de insulina en forma de inyecciones —que los mismos pacientes se administran— o mediante una microinfusora o bomba de insulina.
Lamentablemente, existe una creencia común entre los pacientes con diabetes tipo 2 de que necesitar insulina significa que no se está haciendo el mejor esfuerzo o que el manejo está fallando.
La diabetes tipo 2 progresa con el tiempo. Al momento del diagnóstico, se puede haber perdido de un 50 a un 80 % de la capacidad de producir insulina y la función restante se va perdiendo poco a poco. Esto provoca que algunas personas requieran más medicamentos y, en algunos casos, el uso de insulina.
La insulina viene en varios tipos de preparaciones que ayudan a controlar los niveles de azúcar en la sangre: algunos tipos comienzan a actuar más rápido que otros o tienen un efecto más duradero que otros.
La mayoría de las personas usan dos tipos de insulina: unos mantienen los niveles de glucosa durante el día y la noche; otros se utilizan para controlar el aumento de glucosa relacionado con las comidas.
El paciente y su médico deben acordar un plan de tratamiento en el cual se indique cuándo, qué tipo y cuánta insulina usar.
Algunas personas usan la insulina una o dos veces al día, todos los días a la misma hora. Otras usan insulina tres o más veces por día, generalmente, antes de cada comida y al acostarse.
Al inyectarse la insulina se debe usar un bolígrafo de insulina prellenado (pen) al cual se le coloca una aguja, o frasco y jeringa. Los bolígrafos (pens) vienen con cartuchos de insulina prellenados y una aguja; la perilla en el extremo del inyector se puede girar para marcar la cantidad de insulina que el paciente necesite.
Si utilizas un frasco y una jeringa, asegúrate de estar usando la jeringa correcta para tu tipo de insulina (por ejemplo, U-100 o U-500) y que tengas la capacidad de medir la cantidad de insulina que necesitas, ya que usar la jeringa incorrecta puede causar una sobredosis peligrosa de insulina.
Cuando el inyector prellenado o la jeringa estén listos, elige la parte del cuerpo donde quieres poner la insulina (brazos, muslos o abdomen). Es importante cambiar o rotar la zona cada vez que te apliques una inyección. Por ejemplo, si te inyectaste en el área del abdomen al lado derecho, la próxima vez utiliza el área del abdomen del lado izquierdo, y luego el muslo o el brazo. Al momento de la administración, puedes pellizcar un poco de piel e insertar rápidamente la aguja. Empuja el émbolo hasta el fondo y cuenta hasta 5, luego suelta la piel y remueve la aguja. Siempre es importante descartar la aguja y la jeringuilla en un recipiente para agujas usadas. Además, nunca debes usar el inyector o frasco de insulina de otra persona (aunque se cambie la aguja) ni permitir que otra persona use el tuyo.
En general, la insulina debe ser guardada en la nevera a una temperatura entre 36 a 46 ºF hasta su fecha de expiración, mientras esté cerrada. Luego de que la insulina se abre, debe ser usada dentro de los próximos 28 días y debe ser guardada, idealmente, a menos de 86 ºF para que no se dañe en este período. Sin embargo, el ambiente en nuestro país generalmente es caluroso y la mayoría del tiempo la temperatura es igual o mayor a 86 ºF. Por esta razón, se recomienda continuar el almacenaje en la nevera y, de no ser posible, mantenerla con hielo o compresas de hielo en un lugar fresco.
Si tu doctor te indica que debes comenzar a usar insulina además de tu terapia actual y de cambios en tu estilo de vida es porque es la mejor opción para ti.
Los profesionales de la salud como tu médico primario, internista o endocrinólogo están capacitados para contestar preguntas sobre el uso correcto de las insulinas y su almacenaje.
La autora es endocrinóloga en entrenamiento.
Este contenido comercial fue redactado y/o producido por el equipo de GFR Media.