La enfermedad cardíaca actualmente es la causa número uno de muerte en Estados Unidos. A través del tiempo, se han identificado factores de riesgo asociados como el uso del cigarrillo, la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, los altos niveles de colesterol y triglicéridos, la enfermedad renal crónica, la vida sedentaria, la dieta pobre y la obesidad, entre otros.

Se dice que, para reducir el riesgo de un infarto al corazón, derrame cerebral, o muerte súbita, tenemos que tratar de forma intensa todos y cada uno de estos factores.

Se han hecho campañas significativas para reducir el uso del cigarrillo, reforzar el diagnóstico y tratamiento de diabetes mellitus y se ha reforzado la importancia de dieta sana y ejercicio. Sin embargo, una de las discusiones más importantes que tenemos con nuestros pacientes es sobre el uso de estatinas para el manejo del colesterol. Las estatinas son medicamentos que disminuyen la reserva del colesterol en el hígado por lo cual este atrapa más colesterol de la sangre para su uso. Ejemplos de estatinas son: simvastatina, atorvastatina, rosuvastatina, pravastatina, etc. Se ha demostrado en estudios fundamentales una reducción de eventos cardíacos significativos de hasta 40 % con el uso de estatinas y su efectividad en reducción de colesterol LDL (“colesterol malo”) y aumento en niveles de HDL (“colesterol bueno”). A pesar de estos beneficios bien documentados, estos medicamentos acarrean ciertos mitos que, en conversaciones con vecinos y amistades, bien podría causar confusión sobre si es apropiado continuar su uso o no.

¿Causan demencia las estatinas?

Mito. En estudios de metaanálisis se ha comprobado que no hay relación directa entre el uso de estatinas y la demencia.

Un paciente con varios factores de riesgo y colesterol alto está más predispuesto a padecer de aterosclerosis generalizada, es decir, una acumulación de placas de colesterol en las arterias principales y los vasos pequeños. Esto disminuye el flujo sanguíneo hacia el cerebro, causando, a su vez, oclusión de los vasos menores y microinfartos, desarrollando, con el tiempo, demencia de origen vascular que es muy similar al alzhéimer.

Está documentada la independencia del sistema nervioso central en el metabolismo del colesterol. Es decir, no importa qué tan bajo se encuentre el colesterol en la sangre, en el cerebro hay un proceso de autorregulación y reciclaje de colesterol que permite tener niveles óptimos siempre. Además, las estatinas no cruzan la barrera hematoencefálica.

¿Causan las estatinas diabetes mellitus?

Mito. En estudios, se notó que una fracción de los pacientes desarrolló diabetes mellitus. Cuando se analizaron las características de estos pacientes, tenían síndrome metabólico, obesidad, prediabetes e hipertensión arterial. Todas estas condiciones predisponen a desarrollar diabetes mellitus, independientemente del uso de estatinas.

Se dice que se le adelantó el diagnóstico por algunas semanas. Sin embargo, a pesar de adelantar el diagnóstico de diabetes, los pacientes tuvieron el beneficio de la reducción de colesterol y de eventos cardíacos.

Si estás en alto riesgo de diabetes, pero aún no la tienes, y eres considerado de alto riesgo cardíaco, conversa con tu médico sobre el uso de estatinas.

¿Causan las estatinas dolores generalizados?

Realidad. Según el metabolismo de las estatinas en el hígado y los músculos, pueden causar dolor y fatiga.

En caso de que ocurra, hay varias opciones terapéuticas a discutir con tu médico para continuar con el tratamiento. Algunos pacientes, desarrollan intolerancia a las estatinas por mialgias, por lo que se pueden considerar tratamientos alternativos para controlar el colesterol.

¿Se puede mezclar el jugo de toronja con las estatinas?

Realidad. Algunas estatinas, como la simvastatina y la atorvastatina, se metabolizan en el hígado por procesos enzimáticos inhibidos por el jugo de toronja, cuando este se toma varias veces al día, todos los días.

Al discutir con los pacientes sus gustos y preferencias, si se nota jugo de toronja en la dieta, es suficiente con recetar otras estatinas como rosuvastatina, que no se ve afectada por este proceso hepático.

¿Dañan las estatinas el hígado?

Mito. Como todo medicamento metabolizado principalmente por el hígado, hay pacientes que muestran reacciones adversas, elevando más de cinco veces el nivel de enzimas hepáticas. Usualmente, descontinuando ese agente, bajando la dosis, o cambiándolo por otro, se puede mitigar este efecto y continuar el tratamiento. Incluso, hay datos que favorecen las estatinas en esteatohepatitis (hepatitis por hígado graso).

Finalmente, y la más controversial: Mi colesterol LDL está bajito, ¿por qué continuar con las estatinas?

Este es, quizás, el mito más peligroso. Tomemos el caso de un paciente que vive con diabetes. La diabetes mellitus tipo 2 se considera una enfermedad inflamatoria y promueve aterosclerosis. Un paciente que sea mayor de 40 años y que tenga hipertensión arterial se considera en alto riesgo de eventos cardíacos, por lo que su colesterol LDL debe estar bien bajo, quizás por debajo de 70 mg/dL. El colesterol malo nunca estará lo suficientemente bajo, como para reducir el riesgo a 0; en cambio, el estado inflamatorio y aterogénico siempre está activo, por lo que los pacientes tienen un gran beneficio de reducción del primer evento cardíaco en presencia de las estatinas.

El autor es endocrinólogo de adultos.