El sistema endocrino está compuesto por diferentes glándulas que se comunican con otros órganos y tejidos del cuerpo a través de “mensajes” transmitidos por medio de diferentes hormonas. Estas hormonas viajan a través de nuestra sangre y, al llegar a su destino, estimulan o frenan diferentes procesos en nuestro cuerpo. Este sistema funciona como una orquesta dirigida por la glándula pituitaria que trabaja como si fuera un “maestro de ceremonias”, modulando la liberación de hormonas de las otras glándulas del cuerpo. En algunas ocasiones, algunas de estas glándulas producen menos hormonas de las necesarias o, por el contrario, comienzan a producir hormonas de más. Esto ocurre con cierta frecuencia en una glándula que, a pesar de su pequeño tamaño, regula un sinnúmero de procesos en nuestro cuerpo: la glándula tiroides.

En el caso del tiroides, esta comunicación con la glándula pituitaria se produce por medio de una hormona llamada hormona estimulante del tiroides, o TSH, por sus siglas en inglés. Nuestra pituitaria libera la hormona TSH para regular los niveles de las hormonas del tiroides que se conocen como tiroxina (T4) y triiodotironina (T4). O sea, nuestros niveles de TSH aumentan cuando hay una disminución en la producción de las hormonas T3 y T4 del tiroides (hipotiroidismo). Por el contrario, nuestros niveles de TSH se reducen cuando hay una producción excesiva de T3 y T4 (hipertiroidismo).

Aproximadamente, un 23% de nuestra población padece de algún trastorno del tiroides, siendo las mujeres las más afectadas. La más común de estas afecciones es el hipotiroidismo, o tiroides vago, y ocurre en una proporción de 6:1 entre mujeres y hombres. La tiroiditis de Hashimoto es la causa más común de hipotiroidismo en países desarrollados. Esta es una condición de origen autoinmune en la cual nuestro cuerpo produce unos anticuerpos que atacan a la glándula tiroides. La tiroiditis de Hashimoto no siempre produce hipotiroidismo. Es decir, podemos tener niveles elevados de anticuerpos contra el tiroides sin que se afecte la producción de las hormonas del tiroides. Tener “anticuerpos positivos” no es equivalente a tener hipotiroidismo. La mayoría de las personas con tiroiditis de Hashimoto no va a desarrollar hipotiroidismo y, por ende, no necesita tratamiento.

Solo en aquellos casos donde los anticuerpos producen una destrucción considerable de la glándula tiroides se reduce la producción de hormonas al punto de que no tenemos la cantidad suficiente para mantener un funcionamiento adecuado de nuestro cuerpo. Es en este momento que podemos percibir ciertos síntomas de alerta que nos pueden alertar de que tenemos hipotiroidismo.

Cuando producimos niveles bajos de hormonas tiroideas nuestra capacidad de concentrarnos se reduce, podemos presentar sueño excesivo, problemas de memoria, depresión, un aumento de unas 5 a 15 libras de peso, cansancio, hinchazón, sensación exagerada de frío, piel reseca, cabello y uñas quebradizas, y dolores musculares, entre otros. En particular, en el caso de las mujeres, se pueden producir períodos menstruales abundantes y se puede reducir la fertilidad. Debemos tener presente que estos síntomas pueden estar presentes en otras condiciones médicas o estar relacionados al estilo de vida.

La Asociación Americana del Tiroides no recomienda que se realicen pruebas de TSH como prueba de cribado a toda la población; esta se solo debe realizar a personas que tengan síntomas o signos de hipotiroidismo. La medición de anticuerpos solo se recomienda en unos casos específicos.

Así que, si presentamos estos síntomas, debemos informarlo a nuestro médico, a fines de realizar una evaluación. Durante esta, tu médico tomará tu historial y realizará examen físico, incluyendo la palpación de tu glándula tiroides, evaluación de piel, cabello, uñas, auscultación del corazón, y examen de tus reflejos. El médico utilizará los hallazgos de tu evaluación clínica para determinar qué laboratorios te va a realizar. Es muy probable que tu médico te realice la prueba de la hormona estimulante del tiroides (TSH). De encontrar un nivel anormal, realizará una prueba de T4 libre.

El diagnóstico de hipotiroidismo se confirma cuando se encuentran unos niveles elevados de TSH acompañados por unos niveles bajos de tiroxina (T4) libre. Si el médico encuentra que tienes hipotiroidismo, te tratará, reemplazando la hormona deficiente con levotiroxina (T4). La tiroxina o T4 es la hormona del tiroides que producimos en mayor cantidad de forma natural. Esta hormona debe ser ingerida en ayunas todos los días y debemos esperar, al menos, de 30 minutos a una hora antes de consumir el desayuno. Se recomienda no tomr otros medicamentos a la vez que el suplemento de hormona de tiroides. Se debe tener particular cuidado con los suplementos que tengan hierro, calcio, algunos antiácidos y otros medicamentos que pueden interferir con la absorción del suplemento de hormona de tiroides. Estos deben tomarse luego de cuatro horas de haber ingerido el suplemento de hormona de tiroides. La Asociación Americana del Tiroides recomienda utilizar la misma formulación de hormona de tiroides para mantener un mejor control.

No mantener unos niveles adecuados de reemplazo de hormona de tiroides puede afectar el control de otras condiciones como: depresión, hipertensión, diabetes mellitus y colesterol elevado, entre otras. Así que si presentas algunos de los síntomas antes mencionados, debes comunicarlo a tu médico de manera que se tome en consideración a la hora de realizar la evaluación médica y, de ser necesario, se envíe la prueba de TSH para poder confirmar o descartar el diagnóstico de hipotiroidismo y comenzar tratamiento, evitando así complicaciones relacionadas.

La autora es presidenta SPED y especialista en endocrinología, diabetes y metabolismo.