En los albores de la pandemia del COVID-19, una de las recomendaciones más repetidas fue que no se acudiera a las salas de emergencias para no abarrotarlas y dejar libres recursos valiosos para los pacientes afectados por la enfermedad.

Sin embargo, según se ha estado comentando entre la comunidad médica y hospitalaria, tanto en Puerto Rico como en Estados Unidos, esta acción, que en un principio se hizo para proteger a los pacientes y al personal de salud, ha llevado a que muchas personas dejen de acudir a los hospitales por miedo a contagiarse, poniendo sus vidas en riesgo.

Pero, ¿qué ocurre cuando la emergencia no relacionada al COVID-19 es de vida o muerte? ¿Cómo pueden las personas estar seguras de que sus síntomas no son signos de algo más grave? Definitivamente, ante esta disyuntiva, los pacientes deben, tomando las medidas preventivas, acudir a los hospitales.

Tal fue el caso de un paciente de 49 años que presentaba dolor de pecho fuerte y que, a pesar de la alarma y la preocupación por los casos de coronavirus, decidió buscar ayuda en un hospital cercano a su hogar en Humacao donde se identificó que sus síntomas y cuadro clínico eran compatibles con un infarto agudo al miocardio. De inmediato el paciente fue transferido al nuevo Bayamón Heart and Lung Institute, adscrito al Bayamón Medical Center, donde fue evaluado e intervenido en tiempo récord, salvándole, potencialmente, la vida.

Así lo explicó el doctor Ricardo Santiago, cardiólogo intervencional y director del Bayamón Heart and Lung Institute, quien detalló que, “dentro de los pacientes con enfermedad coronaria (obstrucciones de las arterias del corazón), que se presentan a la sala de emergencia con dolor de pecho o con un síndrome coronario agudo, la situación más delicada o el peor espectro de esta enfermedad es el infarto agudo, o STEMI, por sus siglas en inglés”. Agregó que, en estos casos, los pacientes en su mayoría tienen una oclusión aguda (reciente) en una arteria del corazón cuyo flujo está obstruido en un 100 % por un coágulo.

“Obviamente, eso pone en peligro la vida del paciente porque el músculo del corazón solamente tiene tres vías de suplido de oxígeno y si se tapa una de ellas, su vida puede estar en peligro y eso hay que atenderlo con o sin COVID”, dijo, al mencionar que entre los síntomas que pueden presentar los pacientes ante este cuadro clínico se encuentran algunos que se consideran clásicos como: dolor de pecho, sudoración fría, mareos, falta de aire, náuseas y vómitos, entre otros.

Pasos vitales

Sin embargo, como subrayó el doctor Santiago, ante este panorama, la acción rápida es vital para salvaguardar no solo la función cardíaca, sino también la vida.

“El punto principal aquí es que el ‘tiempo es músculo’ y mientras menos tiempo transcurra desde que el paciente presenta los síntomas, que es el momento en que se tapó la arteria, a que se destape, más músculo cardiaco salvamos con potencial de mitigación de los efectos incapacitantes de un infarto. De eso se trata todo”, apuntó el cardiólogo intervencional, a la vez que destacó los pasos que se deben seguir en un tipo de emergencia como esta.

“El paciente se presenta a una sala de emergencias en donde tienen que identificar que el cuadro clínico es de un infarto, recuerda que no todos los dolores de pecho son asociados al corazón y esa diferenciación se hace mediante el screening médico de los síntomas del paciente, experiencia clínica y utilizando el famoso electrocardiograma”, resaltó y añadió, “una vez se tiene el electrocardiograma que sugiere que el paciente está teniendo un infarto, hay que mover a ese paciente a una institución en donde puedan destaparle la arteria mediante una angioplastia primaria, o Primary PCI en inglés”. Ese fue, precisamente, el procedimiento que se hizo al paciente y que evidenció que no solo tenía una de las arterias 100 % tapada (en su caso la coronaria derecha), sino que otra de sus tres arterias, la anterior descendente, conocida como the widow maker, también tenía una obstrucción de un 90 %.

“De las tres arterias que llevan oxígeno al corazón, arreglamos la arteria culpable del infarto, la que se tapó, pero además, la otra arteria principal tapada, la tenemos que arreglar de aquí a cuatro semanas, cuando él se recupere”, adelantó el subespecialista, quien reveló que, si bien el estándar mundial para tratar un STEMI con una intervención de emergencia mediante una angioplastia primaria es de 90 minutos (métrica que se conoce en inglés como door to balloon time) para obtener los mejores resultados para el paciente, en el caso de este paciente se hizo en un tiempo mínimo de 17 minutos, contando desde que llegó a la instalación hospitalaria. Mencionó que el Bayamón Heart & Lung Institute “fue diseñado con estos pacientes en mente, el laboratorio se encuentra estratégicamente localizado en la instalación hospitalaria y cuenta con área exclusiva para las ambulancias, permitiendo al personal de emergencias médicas entrar directamente a la sala de cateterismos en cuestión de segundos”. Este fue el caso de este paciente.

“A este caballero le salvamos potencialmente la vida y, sin duda, la función normal de su corazón. Una vez reparemos la otra arteria principal que está 90 % tapada, él va a tener un pronóstico excelente y podrá llevar una vida completamente normal haciendo lo que quiera, en términos de actividad física, una vez esté revascularizado”, dijo el médico. Destacó que las únicas condiciones para que esto sea así es que el paciente adopte estilos de vida saludables y tome medicamentos antiplaquetarios y otros para mantener la malla (stent) abierta y para limitar los riesgos futuros.

Los síntomas no deben ser ignorados

El doctor Santiago enfatizó que, muchos pacientes con esta enfermedad desconocen que la tienen porque presentan pocos o ningún síntoma, e incluso, pueden tener síntomas estables en lo que, al realizar alguna actividad, se fatigan un poco o sienten indigestión, pero, después continúan, porque no son síntomas alarmantes y suelen ignorarlos, también por su edad.

“49 años es una edad en la que los infartos son poco comunes, cuando hay presentaciones antes de los 60 y 65 años, uno tiene que pensar que también puede haber factores genéticos envueltos”, puntualizó el médico.

"Durante esta emergencia hemos visto una disminución en casos de “STEMI” y síndromes coronarios en general a nivel mundial, ignorar los síntomas pone a correr el reloj y disminuye nuestra habilidad de poder ayudar a los pacientes. Si el músculo del corazón no recibe oxígeno por un tiempo prolongado, simplemente ese tejido muere y ese daño es irreversible. Así que los pacientes que se quedan en sus casas ‘completando un infarto’ pueden sufrir daño irreversible al corazón o consecuencias que incluyen hasta la muerte", alertó el cardiólogo intervencional al señalar que los pacientes pueden desarrollar arritmias y complicaciones mecánicas que requieren cuidado médico especializado.

“Así que es muy importante que los pacientes que tengan síntomas busquen ayuda, ya sea con sus médicos por la vía telefónica, en la oficina o directamente a la sala de emergencias, tomando las precauciones debidas”, aconsejó, mientras recalcó que “durante esta emergencia que estamos viviendo, los pacientes no pueden ignorar sus síntomas y no ir a hospital por miedo a contagio con COVID-19”.

Sobre este particular, el director del Bayamón Heart and Lung Institute resaltó que los pacientes que visitan esta institución o son referidos de manera electiva no tienen que pasar por el área de emergencias del hospital, ya que, aunque están físicamente conectados a este, es una entidad totalmente independiente.

“Los pacientes que son referidos para procedimientos electivos no tienen que pasar por el hospital, el instituto consta con un área de preadmisión exclusiva dentro de la misma instalación, cada paciente viene con su turno, se hace sus laboratorios, su procedimiento y el mismo día se va para su casa de no haber ninguna complicación”, destacó el doctor Santiago, al agregar que durante la emergencia a todos los pacientes se les hace un cuestionario en el que se indaga sobre su sintomatología, contactos e historial de viaje, y se le podrá hacer tanto la prueba rápida como la molecular para detectar el SARS-CoV-2 (COVID-19). “Si todo está negativo, se procede con la intervención”, indicó.

Además de los síndromes coronarios agudos, dentro de la oferta de servicios del Bayamón Heart and Lung Institute se encuentran procedimientos para el manejo de angina estable, fallo cardiaco, tratamiento para pacientes operados de corazón abierto cuyos bypass ya están fallando, los operadores del instituto son líderes en Latinoamérica en el tratamiento de pacientes con lesiones complejas de alto riesgo como son las oclusiones totales crónicas (CTO). También ofrecen servicios de electrofisiología cardiaca con implantes de marcapasos/desfibrilador y ablación para el tratamiento de arritmias. Próximamente, se integrará un programa de cirugía cardiotorácica liderado por un cirujano subespecialista en enfermedades valvulares cuyo peritaje y experiencia serán únicos en la isla. Conjuntamente se estarán expandiendo los servicios a pacientes con problemas pulmonares que requieran de alguna intervención quirúrgica y de manejo subespecializado. Otros procedimientos que se realizarán incluyen: angiogramas e intervenciones periferovasculares, reemplazo de válvula aórtica transcatéter (TAVR) y manejo de enfermedades estructurales del corazón, entre otros.