La tiroides es una glándula endocrina que se encuentra localizada en la parte anterior del cuello. Su función principal es regular nuestro metabolismo mediante la producción de dos hormonas: la tiroxina (T4) y la triyodotironina (T3). La producción y la secreción de estas hormonas está, a su vez, regulada por la hormona estimulante de la tiroides (TSH, en inglés). Algunas afecciones en la tiroides pueden provocar que se produzcan hormonas tiroideas en exceso o en cantidad insuficiente. En ocasiones, puede ocurrir un aumento anormal en el tamaño de esta, conocido como bocio, por diversas razones, entre ellas, los nódulos tiroideos.

Las enfermedades tiroideas son más comunes en las mujeres. De hecho, se reporta que las mujeres son de cinco a ocho veces más propensas a desarrollar desórdenes de este tipo. Por otro lado, una de cada ocho mujeres puede desarrollar problemas en la glándula a lo largo de su vida, y los datos muestran que hasta 60% de las personas desconocen su condición. El hecho de que estas condiciones muestren una predominancia en la mujer, sugiere que la variación hormonal y las alteraciones en la inmunidad que ocurren en las distintas etapas de su desarrollo juegan un rol importante. Además, el riesgo es aún mayor en personas con historial de enfermedades autoinmunes, con historial de radioterapia en la cabeza o el cuello o con antecedentes familiares o personales de enfermedad de tiroides.

El hipotiroidismo es el desorden tiroideo más común que existe. La deficiencia de niveles adecuados de yodo en la dieta, puede causar hipotiroidismo. En países con suficiente yodo en la dieta, la causa más común de hipotiroidismo es la enfermedad autoinmune conocida como la tiroiditis de Hashimoto. No obstante, en ocasiones, puede haber una sobreproducción de hormona tiroidea, acelerando nuestras funciones corporales como, por ejemplo, nuestro metabolismo y ritmo cardíaco.

Los problemas en la glándula tiroidea pueden provocar cambios en el peso, estado de ánimo, cambios en la piel y temperatura corporal, debilidad muscular, alteración en el patrón de movimientos intestinales y disturbios en el sueño, entre otros. Específicamente en las mujeres, las enfermedades de tiroides pueden crear problemas en el ciclo menstrual, la fertilidad y durante el embarazo, tanto en la madre como en el bebé. Luego de la menopausia, puede aumentar el riesgo de osteoporosis.

Es importante recalcar que, generalmente, los signos y los síntomas reportados por los pacientes con afecciones de la glándula tiroidea pueden confundirse con otras enfermedades o ser enmascarados por otras condiciones médicas. Por ello, si una persona presenta alguno de los signos o síntomas que sugieran estas condiciones, debes hablar con tu médico y solicitar un examen detallado de tu tiroides.

La autora es endocrinóloga y catedrática en la Escuela de Medicina de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Ciencias Médicas. Para información, llama al 787-758-7908.