Los huesos son tejidos vivos y tienen la capacidad de regenerarse. Es decir, de manera constante, el cuerpo deshace los huesos viejos y los va reemplazando con hueso nuevo; de esta forma, nuestros huesos están en constante rejuvenecimiento.

Sin embargo, llega una edad en la que el cuerpo humano comienza a perder más masa ósea de la que pueden reemplazar, perdiendo la capacidad para formar huesos nuevos, y estos se van afinando y se vuelven más débiles y frágiles con el paso de los años. Como resultado, aumenta progresivamente el riesgo de sufrir fracturas. Este proceso que debilita los huesos y causa un riesgo aumentado de fracturas se conoce como osteoporosis. Una persona que padezca de osteoporosis, puede sufrir una fractura, incluso después de un trauma leve, como una caída de la altura de su cuerpo.

Las fracturas más comunes ocurren en la columna, la muñeca y la cadera. Las fracturas en las muñecas son más comunes en mujeres entre los 50 y los 60 años, en los años cercanos al inicio de la menopausia.

Las fracturas en las vértebras o columna vertebral ocurren más tarde y, en algunos casos, son asintomáticas, o sea que pueden ocurrir sin causar síntomas severos. Sin embargo, los pacientes con osteoporosis avanzada pueden sufrir múltiples fracturas vertebrales, causando deformaciones en la columna.

El caso de las fracturas de cadera es usualmente mucho más serio. Estas últimas, pueden ser incapacitantes, provocando dolor crónico, limitando la capacidad de caminar, postración e, incluso, pueden causar complicaciones que lleven a la muerte.

La osteoporosis afecta tanto a hombres como a mujeres y es más común en personas de edad avanzada y en aquellas con factores de riesgo.

Los factores de riesgo incluyen: historial familiar de osteoporosis, alto consumo de alcohol, historial de fracturas previas, tabaquismo, bajos niveles de vitamina D, pobre consumo de calcio, medicamentos esteroidales (prednisona o medrol), menopausia a edad temprana, peso menor de 120 libras, un estilo de vida sedentario y ciertas enfermedades.

Las enfermedades que aumentan la probabilidad de desarrollar osteoporosis son: artritis reumatoide, enfermedad Inflamatoria del intestino, enfermedad celiaca, hipertiroidismo, diabetes y enfermedad renal, entre otras.

Existe una prueba diagnóstica para osteoporosis que se conoce como densitometría ósea. Este estudio mide la densidad mineral ósea, es decir, el grosor que tiene un hueso en un área determinada. Se utilizan muestras de medida ósea en las áreas que más comúnmente se afectan por fracturas: muñeca, vértebras y cadera.

Toda mujer mayor de 65 años (o postmenopáusica) u hombre mayor de 70 años debe hacerse una densitometría ósea. En algunos casos, se aconseja hacer una densitometría ósea en personas de edad más temprana cuando existen muchos factores de riesgo o hay una sospecha de que la enfermedad ya se haya desarrollado.

La prueba de densitometría ósea puede arrojar los siguientes resultados: normal, osteopenia u osteoporosis. Si tu prueba de densitometría ósea sugiere osteopenia, esto implica que has sufrido una pérdida de fortaleza en el hueso y de no ser atendida debidamente puede llevar a que desarrolles osteoporosis.

No siempre es necesario en este estadio utilizar medicamentos farmacológicos, temprano en el curso de la osteopenia, solo es necesario incorporar una alimentación rica en calcio, manejo de factores de riesgo (por ejemplo, cigarillo y consumo de alcohol) y ejercicio de impacto, preferiblemente caminar.

La densitometría ósea debe realizarse cada dos años, o según sea indicado por el médico. Además, se recomienda que se realicen laboratorios para medir los niveles de vitamina D en la sangre y suplementar el consumo de alimentos ricos en calcio.

El calcio y niveles saludables de vitamina D son indispensables para fortalecer el hueso. De ser posible, hacer ejercicio que sostenga el peso del cuerpo, como caminar diariamente por lo menos por 45 minutos al día, es aconsejable.

Una de las opciones de tratamientos más comunes son los bifosfonatos. Entre los más conocidos están alendronato (Fosamax®), risedronato (Actonel®), ibandronato (Boniva®) y la infusión que se utiliza una vez al año de ácido zolendrónico (Reclast®). Otras terapias existentes icluyen: raloxifeno (Evista ®), inyecciones de teriparatide (Forteo ®) y la inyección de denosumab (Prolia®).

Recientemente, se aprobó un nuevo medicamento para mujeres con osteoprosis y alto riesgo de sufrir fracturas: romosozumab-aqqg (Evenity®).

Además, existe el medicamento Tymlos (Abaloparatide) el cual se usa para tratar la osteoporosis en las mujeres postmenopáusicas que tienen un alto riesgo de fracturas de los huesos. Estas terapias ayudan a retardar la pérdida ósea y a disminuir el riesgo de fracturas.

Algunos tratamientos como teriparatide, ácido zolendrónico y denosumab están indicados para tratamientos de osteoporosis avanzada con alto riesgo de fracturas tanto en hombres como mujeres.

Es importante discutir las opciones de tratamiento y los posibles efectos secundarios con tu médico, antes de comenzar una terapia. Es posible reducir el riesgo de desarrollar osteoporosis si consumimos regularmente alimentos ricos en calcio, nos realizamos una medición en sangre de los niveles de vitamina D, la suplementamos debidamente y practicamos diariamente ejercicios que sostengan el peso del cuerpo.

En fin, la clave está en llevar un estilo de vida saludable y visitar a tu reumatólogo.

La autora es reumatóloga con práctica en Aguada. La doctora es miembro del Colegio Americano de Reumatólogos y ha fungido, en el pasado, como presidenta de la Asociación de Reumatólogos. Es la vicepresidenta actual de la Fundación FER, Fundación Puertorriqueña de nfermedades Reumáticas y catedrática auxiliar del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico.