Frecuente la falta de sueño en los pacientes con artritis reumatoide
Es uno de los índices de actividad de la condición
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La artritis reumatoide (AR) es una condición que se caracteriza por la presencia de un proceso inflamatorio crónico y sistémico. Esto implica que el paciente con artritis reumatoide presenta múltiples síntomas entre estos: dolor, inflamación en las articulaciones, cansancio, inflamación de los ojos y afectación de los pulmones, el corazón y la piel, entre otros órganos.
Esta condición ocurre hasta en 1 % de la población y con mayor frecuencia en mujeres. Es una artritis que ocurre en gente más joven (tercera o cuarta década, pero también la vemos en gente mayor y hasta en niños). La causa es desconocida, pero sabemos que hay factores genéticos, y factores ambientales involucrados.
Los reumatólogos medimos el grado de mejoría de la enfermedad, calculando lo que conocemos como índice de actividad de la enfermedad (DAS, por sus siglas en inglés), una pobre calidad del sueño puede afectar adversamente la percepción de actividad de enfermedad que el paciente nos reporta.
Los pacientes con AR pueden tener otras condiciones asociadas al índice de actividad de la enfermedad, de tal manera que los disturbios en el patrón de sueño y la depresión están presentes en estos pacientes y contribuyen al empeoramiento clínico de la enfermedad.
Más de 50 % de los pacientes con AR se quejan de que tienen dificultad para dormir; esto es 2 a 3 veces más que la población general. La falta de sueño conduce a un descanso inadecuado y, por lo tanto, aumenta la sensación de cansancio durante el día, empeorando así el índice de actividad de la enfermedad.
Dormir es un proceso biológico complejo cuyo propósito es proveer un descanso restaurador y reparador para las células del cuerpo. Si no dormimos de manera adecuada, este proceso restaurador no ocurre, llevándonos a un estado inflamatorio crónico. Cuando hablamos de desórdenes de sueño, hay varios tipos de estos. Algunos de ellos son: insomnio, apnea del sueño y síndrome de piernas inquietas, entre otros. La queja más común que veo en la oficina es la de insomnio (incapacidad de conciliar el sueño), seguido por el síndrome de piernas inquietas. Los pacientes dicen amanecer “más cansados de lo que se acuestan”. De ahí la importancia de identificar y manejar los desórdenes del sueño en los pacientes con AR.
El proceso de dormir tiene un rol en mantener el balance del sistema inmunológico y los desórdenes de sueño conducen a un aumento de los niveles de IL-6 y TNF, sustancias inflamatorias que ya están elevadas en pacientes con AR y que son empeoradas por la falta de sueño. Estas sustancias son las que, precisamente, están presentes en los pacientes con AR
Por lo tanto, para todo paciente con AR, es importante discutir cualquier problema para conciliar el sueño, con su médico. En ocasiones, al comenzar tratamientos biológicos, el problema del sueño mejora, pues controlamos el proceso inflamatorio y disminuimos el grado de dolor.
Como parte del manejo de los problemas de sueño debemos llevar una rutinas específicas (higiene del sueño): ir a la cama a la misma hora, no tomar siestas muy prolongadas durante horas diurnas, mantener la temperatura del cuarto adecuada, evitar consumir de alcohol antes de ir a la cama, evitar bebidas con cafeína 4 a 6 horas antes de acostarse, evitar fumar cigarrillos (lo cual es detrimento para la AR), evitar consumir comidas pesadas antes de acostarse, evitar la iluminación de la habitación y evitar el ejercicio antes de acostarse.
Si los problemas para dormir persisten a pesar de las modificaciones en higiene del sueño, discútelo con tu médico. Siempre hay la alternativa de utilizar medicamentos que te ayuden a conciliar el sueño, aunque no es lo ideal; también hay que hacer evaluaciones para excluir problemas de apnea del sueño y excluir el síndrome de piernas inquietas, ya que son condiciones que conllevan tratamientos diferentes.
Recuerda que no debes considerar tu problema del sueño como algo “normal” dentro de tu condición; es un problema de salud que debe ser evaluado y manejado para mejorar tu calidad de vida y conducirte a una disminución en la actividad de tu artritis reumatoide.
La autora es reumatóloga.
Este contenido comercial fue redactado y/o producido por el equipo de GFR Media.