Consejos prácticos para manejar tu condición inflamatoria
El ejercicio y la alimentación son claves para la calidad de vida del paciente
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Las artritis inflamatorias, como artritis reumatoidea (AR) y la artritis psoriásica (PSA, en inglés), entre otras, son condiciones que pueden afectar las articulaciones, causando daño y potencialmente incapacidad en los pacientes que sufren estas enfermedades.
Las repercusiones de salud que generan las artritis inflamatorias no se limitan al daño a las articulaciones, sino que incluyen muchos aspectos de salud más allá del riesgo de discapacidad y el impacto en la calidad de vida del paciente.
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El progreso de la enfermedad desencadena manifestaciones de varias comorbilidades como: enfermedades del corazón, osteoporosis, e hipertensión, entre otras. Además, dependiendo de la condición en particular, se pueden ver afectados otros órganos vitales como los pulmones, el hígado, los ojos y otros.
Es evidente que las artritis inflamatorias pueden impactar la salud y el bienestar del paciente, así como disminuir su productividad y socavar su calidad de vida. Por lo tanto, es imperativo una detección temprana, un tratamiento adecuado bajo el cuidado de un reumatólogo y el manejo de las comorbilidades.
Existen tratamientos farmacológicos efectivos y se han desarrollado nuevas modalidades de tratamiento que han hecho posible que se alcance un control más efectivo de la enfermedad en muchos pacientes, previniendo el daño de las articulaciones, preservando la función física y, por ende, permitiendo que muchos alcancen mejor calidad de vida.
Los tratamientos médicos para manejo de las artritis inflamatorias han progresado significativamente en las últimas décadas, sin embargo, la participación del paciente en su cuidado de salud no puede ser pasiva. Es importante que los pacientes y sus familiares se eduquen al respecto de su condición y que asuman un estilo de vida que promueva su recuperación. Es por eso que he decidido escribir sobre opciones terapéuticas más allá del uso de medicinas y de prevención en complicar el manejo de las artritis inflamatorias. Entre las comorbilidades que pueden hacer más difícil el manejo de enfermedades inflamatorias y agravar la severidad de sus manifestaciones están: obesidad, diabetes, problemas de colesterol y triglicéridos, enfermedad cardiovascular, depresión y osteoporosis. Sin embargo, existen posibles intervenciones que pueden ayudar al paciente, por ejemplo: pérdida de peso, descontinuar el cigarrillo, añadir el consumo de probióticos y aumentar la ingesta de alimentos ricos en fibra, entre otras.
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Perder peso no es fácil, requiere disciplina, ayuda y apoyo. Además, la incorporación de una rutina de ejercicio que vaya a la par con la capacidad física del paciente puede ser de suma importancia. Esto requiere una vigilancia y manejo integrado por parte del reumatólogo y del médico primario del paciente.
La incorporación de modalidades de ejercicio de bajo impacto, como bicicleta estacionaria, natación o caminar en la pista, puede permitir a pacientes obesos, con dolor en las articulaciones, entrar en una rutina de ejercicio. Es mi recomendación que se debe progresar en tiempo e intensidad de ejercicio gradualmente.
Aunque el ejercicio tiene muchas posibles ventajas como: pérdida de peso, control en el nivel de azúcar, impacto en los lípidos, prevención contra osteoporosis, entre otros, usualmente no lleva a una pérdida significativa en peso. Por lo tanto, es importante implementar cambios en el estilo de vida y la alimentación.
Existe evidencia, aunque limitada, del posible rol de una buena alimentación en el manejo del peso y la posibilidad de disminuir los procesos inflamatorios. Es importante ingerir alimentos ricos en fibra y disminuir alimentos altamente procesados como enlatados, embutidos y bebidas carbonatadas.
Existen otros factores que pueden afectar las condiciones inflamatorias, por ejemplo, fumar, hipertensión, hiperlipidemia (cuando hay demasiadas grasas o lípidos en la sangre), diabetes y la depresión.
Tomar control de tu condición puede ser retante, es importante, establecerse metas claras y conversar con tu médico. Además, los cambios en el estilo de vida pueden tomar tiempo y es de esperarse que necesites adaptarte a las modificaciones en tu alimentación.
Puntos clave
- La hidratación es clave, por lo tanto, debes ingerir mucha agua.
- Incluye alimentos saludables en tu dieta tales como vegetales y frutas. Disminuye los azúcares refinados, bebidas carbonatadas (refrescos) y carbohidratos como el arroz y el pan entre otros.
- Los cambios en el estilo de vida requieren disciplina y ayuda. Es importante conversar con tu médico sobre las recomendaciones.
- Hacer ejercicios de bajo impacto es recomendable. Debes discutir con tu reumatólogo las opciones de ejercicio. La intensidad y el tiempo de ejercitarse debe ser aumentadas paulatinamente.
- Duerme y descansa adecuadamente. Debes practicar higiene del sueño, al acostarte, evita el uso de aparatos electrónicos, disminuye la intensidad de la luz y, si es posible, establece una rutina para dormir.
- Maneja el estrés con prácticas de relajación y meditación.
La autora es reumatóloga con práctica privada en Aguada y vicepresidenta de la Fundación Puertorriqueña de Enfermedades Reumáticas, Inc. (FER).
Este contenido comercial fue redactado y/o producido por el equipo de GFR Media.