La complejidad del cerebro —con sus aproximadamente 100 mil millones de neuronas— es tan fascinante. Este órgano que controla las funciones del cuerpo, así como la memoria, las emociones y los pensamientos, y que procesa la información sensorial, ha sido el gran interés científico durante milenios.

Así, diversas investigaciones han explicado los mecanismos cerebrales involucrados en el acto de regalar y al momento de recibir un obsequio. Ambas experiencias están vinculadas a las regiones del cerebro que se asocian con el placer.

De acuerdo con la neuropsicóloga Edmarie Guzmán Vélez, cuando experimentamos algo placentero, se activa el sistema de recompensa del cerebro. Al reconocer un estímulo gratificante, el cerebro libera los neurotransmisores relacionados con la sensación de bienestar como la oxitocina y la dopamina.

Por ejemplo, la entrevistada relató cómo imágenes por resonancia magnética (MRI, por sus siglas en inglés) han revelado los efectos del acto de regalar o hacer una donación en la actividad cerebral.

En la nota Las imágenes cerebrales revelan la alegría de dar, publicada en 2007 por los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés), se compartieron los resultados de un experimento en el que 19 mujeres recibieron $100 y a las que se les dijo que podían quedarse con el dinero que sobrara al final de la sesión.

“Como se describe en el número del 15 de junio de 2007 de Science, los escáneres cerebrales [MRI] mostraron que tres situaciones muy diferentes —recibir dinero, ver que el dinero se destinaba a una buena causa o decidir donar dinero— activaban centros similares relacionados con el placer en las profundidades del cerebro”, mencionó la publicación. Según el texto, la activación cerebral es mayor cuando las personas dan voluntariamente.

Por su parte, cuando nos regalan algo que nos gusta implica que esa persona prestó atención a nuestros intereses y preferencias, además de sentir que nos valoran y nos tienen en cuenta. En este caso, también se activa el circuito neuronal asociado a la felicidad.

Sin embargo, regalar podría ocasionar un efecto opuesto al discutido anteriormente. “Cuando regalar causa ansiedad, se liberan hormonas asociadas al estrés como el cortisol”, expresó Guzmán Vélez. La ansiedad puede ser ocasionada por la presión que sentimos al pensar si el regalo que haremos será lo suficientemente bueno, si a la persona le gustará o si no tenemos los recursos económicos para comprar un obsequio.

De igual forma, si percibimos que la otra persona no reaccionó positivamente a nuestro regalo como esperábamos, la respuesta cerebral puede ser similar a la del dolor psicológico y el estrés.

Con relación a este asunto, la neuropsicóloga invitó a cambiar el enfoque del acto de dar un regalo y tomar en cuenta todas las maneras creativas —incluso sin mediar el dinero— con las que se puede obsequiar a alguien y hacerle saber que es especial en nuestra vida.

Tal como dijo la experta, lo importante no es cuán costoso o grande es el regalo sino su significado. “Cómo un acto que puede ser tan sencillo tiene un impacto tan grande”, afirmó Guzmán Vélez sobre la repercusión de los regalos en la sensación de bienestar y satisfacción.