La vitamina D es típicamente asociada con el sol, y con justa razón, porque el cuerpo humano necesita del sol para sintetizar esta vitamina. No obstante, aunque también se obtiene a través de los alimentos, solo de un 10 a un 20 % de la vitamina D en nuestro cuerpo procede de la comida. Esto puede ocasionar dudas sobre cuánto sol o cuánta suplementación es necesaria para tener niveles óptimos de esta vitamina esencial.

En Puerto Rico, a pesar de que el sol nos ilumina todo el año, es común la insuficiencia o deficiencia de vitamina D en la población, tanto en adultos como en niños. La deficiencia es común incluso a nivel mundial. Por ejemplo, se estima que, en Estados Unidos, 35 % de los adultos están deficientes de esta vitamina.

Los síntomas de la deficiencia de vitamina D pueden ser sutiles, incluyendo: dolor de huesos, debilidad muscular y fatiga (cansancio constante o falta de energía).

Si no se atiende, la deficiencia de vitamina D puede desencadenar condiciones crónicas de salud como osteoporosis, fracturas, osteomalacia (huesos blandos, en adultos) y raquitismo (similar a la osteomalacia, pero en niños).

Además, estudios clínicos han demostrado una asociación entre la falta de vitamina D y el desarrollo de diabetes tipo 2, cáncer, enfermedades autoinmunes y cardiacas, alteraciones metabólicas y accidentes cerebrovasculares.

Una persona puede tener niveles bajos de vitamina D por varias razones: una dieta baja en vitamina D, falta de exposición al sol, problemas hepáticos o renales que impiden su síntesis, o medicamentos que interfieren con su absorción o producción.

El 3 de junio de este año, la Sociedad Endocrina publicó nuevas directrices de manejo en Vitamina D para la prevención de enfermedades: Una Guía de Práctica Clínica de la Sociedad Endocrina, con el fin de optimizar la prevención de enfermedades a través de la suplementación adecuada de vitamina D, evitando pruebas innecesarias y promoviendo un enfoque basado en la evidencia para la salud pública.

Esta guía recomienda no realizar pruebas rutinarias de niveles de vitamina D y suplementar de forma apropiada, según datos basados en evidencia científica, a grupos de alto riesgo: los niños y adolescentes, personas mayores de 75 años, mujeres embarazadas y aquellos con prediabetes. Esto, para ayudar a reducir riesgos específicos para la salud.

Por otro lado, recomienda que los adultos saludables con menos de 75 años sigan la ingesta diaria recomendada por la Academia Nacional de Medicina (NAM, en inglés), que es de 600 UI (15 µg) de vitamina D, no realizarse pruebas rutinarias y no suplementen más allá de esta dosis.

Los adultos saludables menores de 75 años pueden lograr niveles adecuados de vitamina D mediante una combinación de estas recomendaciones:

  1. Un patrón de alimentación que incluya diariamente alimentos ricos o fortificados en vitamina D. Algunos alimentos ricos en vitamina D incluyen el salmón, el atún, las sardinas y la yema de huevo. La leche de vaca o substitutos, los cereales y el jugo de china que están rotulados como fortificados también son fuentes ricas en vitamina D.
  2. Una exposición segura al sol. Según los Institutos Nacionales de Salud, se recomienda pasar entre 5 a 30 minutos al menos dos veces en semana expuestos al sol, cinco minutos para los de piel más clara y hasta 30 minutos para los de piel más oscura. Esta exposición ocurre idealmente en áreas grandes del cuerpo como piernas y brazos, y sin bloqueador solar. De planificar estar más tiempo, se debe colocar bloqueador solar para reducir el riesgo de cáncer de la piel.
  3. Suplementar, de ser necesario. Si no es posible exponerte al sol o ingerir diariamente alimentos ricos o fortificados en vitamina D, consulta a tu médico, nutricionista o profesional de la salud la cantidad adecuada, antes de usar suplementos de vitamina D. Un exceso de suplementación de vitamina D puede causar problemas de salud, que van desde estreñimiento y arritmia, hasta insuficiencia renal.

No importa tu edad, la visita de cuidado preventivo anual es la oportunidad perfecta para aclarar tus dudas y conversar con tu médico sobre la mejor fuente de vitamina D para ti.

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