La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó, en el 2019, que 18 millones de personas en el mundo vivían con artritis reumatoidea, siendo el 70 % mujeres de 55 años o más. Además, esta publicación aclaró que 13 millones de las personas que padecen la enfermedad presentan niveles de gravedad que fluctúan entre moderados o graves, y que surgen a la vez que el paciente se está adaptando a los cambios inesperados de su cuerpo.

Estos retos que enfrentan los pacientes se agravan, cuando, no solo están tratando de manejar su dolor, sino que también, debido a la inflamación, presentan pérdida de movimientos de sus articulaciones, lo que afecta su calidad de vida. La calidad de vida es un aspecto fundamental que incide en el bienestar de las personas y, de no atenderlo, puede tener influencias negativas directamente en la salud de la persona.

Este término fue empleado por primera vez en los Estados Unidos, a finales de la Segunda Guerra Mundial, para describir el efecto que estas enfermedades ocasionaban en la vida de los pacientes y, en especial, en aquellos que se habían afectado a nivel físico y, también, en otras áreas importantes de sus vidas como:

  • En las relaciones personales: Debido a la incomprensión que se tiene de la enfermedad, se afecta su relación con la familia, amistades y miembros de su comunidad.
  • En su seguridad personal: Al tener que abandonar sus trabajos, no cuentan con dinero suficiente para poder pagar su vivienda y su transporte.
  • En su productividad: Debido a la gravedad de la enfermedad y a la pobre movilidad con que ejecuta ahora su cuerpo, no puede llevar a cabo el trabajo con la agilidad y rapidez que su empleador espera.

Así que, según avanza la enfermedad del paciente, también se afectan su salud física, estado psicológico, nivel de independencia y sus relaciones sociales.

Es importante aclarar que este término tiene, además, distintos significados para las personas, ya que también es visto como sinónimo de satisfacción con la vida, felicidad, atención, cuidado y bienestar, entre otros. Sin embargo, los pacientes cuya calidad de vida se encuentra afectada, pueden tener impactos significativos en su salud general y es más probable que adquieran complicaciones en otras áreas de su salud, tales como diabetes, hipertensión arterial, enfermedades cardiacas y enfermedades mentales, como ansiedad generalizada y trastorno depresivo mayor.

A pesar de que, en la actualidad, la valoración de la discapacidad de los pacientes es un desenlace que, constantemente, ocurre en la vida de las personas con enfermedades reumáticas, hasta este momento, no ha sido posible encontrar una forma sistemática de medición del estado general de los pacientes que sea precisa, sencilla y confiable. En el 1999, la OMS modificó la definición de “discapacidad”, dándole importancia a tres dimensiones nuevas que fueron relacionadas directamente con la salud de los pacientes, de modo que se pudiese determinar su gravedad y, por ende, su discapacidad de participación en la sociedad.

En los últimos años, literatura sobre el tema ha recalcado la importancia de llevar a cabo evaluaciones comprensivas en los pacientes reumáticos y de hacer uso de otros instrumentos de medición que ayuden a proveerle un cuidado más comprensivo a los pacientes, si es que desean generar mejores resultados en sus tratamientos. También recomienda que, junto al profesional de la medicina, se incluya al profesional de la conducta humana, con el fin de promover la resiliencia en el paciente, lo cual, a su vez, redundará en una mejor calidad de vida de todos los afectados.

Recomendaciones

1. En la medida en la que puedas, mantén una rutina de ejercicios o mantente en movimiento diariamente, prestando atención a lo que te limita, por lo que no debes exagerar en tus caminatas o al ejercitarte.

2. Visita continuamente a todos tus profesionales de la salud y presta atención a tu cuerpo, y coméntales sobre cualquier cambio, incluyendo el aumento de peso.

3. Evita las actividades de alto impacto y con movimientos repetitivos (como saltar, correr o hacer ejercicios aeróbicos de impacto) e incluye otras actividades más saludables para ti.

4. Evita consumir medicamentos que no fueron recetados por tu médico, ya que esto solo agrava tu situación.

5. Evita concentrarte solamente en el dolor, ya que estás promoviendo que surjan situaciones de salud mental, y adquiriendo pensamientos negativos que no debes tener. Con un buen cuidado y apoyo, las penas se sobrepasan.

6. Si notas que, de verdad, tu dolor es angustiante y que te ha afectado en la salud mental, haz cita con un profesional de la salud mental, ya que existen terapias que trabajan con las interacciones destructivas entre la mente y el cuerpo.

Si buscas la integración física y emocional para manejar tu dolor, aquí te presento algunas ideas:

  • Terapia cognitivo conductual: Es el modelo de tratamiento más estudiado en la actualidad, que ha demostrado ser eficaz para trabajar con los pensamientos negativos que presentan los pacientes sobre sí mismos.
  • Terapia de relajación: Es un tipo de terapia en la cual se utiliza la meditación, el yoga, la respiración profunda, la música, la naturaleza y la escritura diaria, entre otros, para ayudar al paciente a relajarse, con el fin de aliviar el dolor.
  • Acupuntura: Es un método de tratamiento, que es llevado a cabo por un profesional capacitado en el área y en el cual se insertan agujas delgadas como un cabello en puntos específicos del cuerpo.
  • Calor y frío: Puedes aliviar tu dolor de forma temporera con calor, al usar almohadillas térmicas en las articulaciones adoloridas, o también tomando baños o duchas que no sean muy calientes (esto evita que te quemes), o utilizando un balde profundo para sumergir las articulaciones afectadas. En caso de no poder hacer lo anterior, puedes usar almohadillas térmicas.
  • Masajes: Estos podrían mejorar el dolor y la rigidez, pero solo de forma momentánea. Es importante que la persona que los está llevando a cabo, tenga conocimiento de las partes del cuerpo que afectan las enfermedades autoinmunes y, en especial, lo que se afecta en los pacientes de artritis reumatoide.

Si necesitas ayuda adicional, no dudes en llamar a la Fundación FER, en donde estaremos siempre a tus órdenes.

La autora es psicóloga clínica y vocal de la Fundación de Enfermedades Reumáticas.