De la misma manera en que la realidad social impacta nuestra vivencia personal, las experiencias de vida particulares pueden tener una repercusión significativa en el colectivo.

Para Velia Martínez Díaz todo comenzó cuando el dolor en las articulaciones era tanto que no podía ni levantarse de la cama. Ese síntoma, así como la hinchazón y la rigidez, es uno de los más comunes de la artritis reumatoide.

En Puerto Rico, la prevalencia de esta afección es de aproximadamente 0.6 % y es significativamente mayor en las mujeres.

Cuando le informaron su diagnóstico, Velia tuvo una reacción que considera “negativa”. “Yo lo que oía eran restricciones para vivir”, narró sobre su percepción ante las indicaciones médicas para atender la enfermedad.

Los efectos que siguieron a la noticia fueron depresión y pesimismo, además de pensar en exceso. La primera impresión del panorama que se le presentaba en 2005 resultó muy desconcertante.

Gracias al sostén de su familia, el interés en conocer los pormenores de la condición y a su energía puesta para la recuperación, Velia ha logrado transformar su perspectiva inicial. Al presente, impulsa su cambio personal y también el común, en resonancia con las necesidades colectivas.

Junto con la medicación, la dieta sana y el ejercicio —como nadar— se han convertido en elementos imprescindibles en su rutina diaria.

Segura de que su condición ha mejorado, ella utiliza la música como herramienta para atender su estado de ánimo. Asimismo, teje y hace manualidades, actividades que contribuyen a su bienestar.

“Ha sido gradualmente una etapa de superación”, expresó. Definitivamente, su implicación en iniciativas para concienciar acerca de la artritis reumatoide ha transformado su experiencia vital. De la mano del reumatólogo Oscar Soto-Raíces, ella integra un grupo de personas con la condición que se preparan continuamente para educar sobre el tema, tener una presencia activa en los medios de comunicación e impactar con su liderazgo.

“Mi motivador es el doctor Oscar Soto-Raíces y lo hago porque, si los pacientes nos unimos, podemos ayudarnos unos a otros para la recuperación”, aseveró.

A pesar del miedo y de las emociones intensas que ha podido sentir como consecuencia de la enfermedad, Velia ha logrado transmutar su timidez y el temor a hablar en público para convertirse en agente de cambio.

Esa actitud de responsabilidad con el bien común es una pieza importantísima para el gran propósito de la educación y la comunicación dirigidas a la promoción de la salud. A las personas que acaban de recibir un diagnóstico de artritis, les recomendó que busquen información, se eduquen y participen en grupos de apoyo, para tomar el control de la condición.

Y ya que puede reanudar su pasatiempo de viajar, luego de realizarse una cirugía en ambas rodillas, Velia anhela ir a Grecia. “Ahora me siento muy bien”, manifestó. ¡Qué los sueños siempre te acompañen, Velia!