La meta: Una carga viral indetectable
Si bien es una meta alcanzable y por la que se lucha a diario, la urgencia está en la prevención
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En Puerto Rico, unas 1,600 personas desconocen que viven con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), pues no han sido diagnosticadas, representando el 9 % de la totalidad de los casos que, para finales del 2023, se aproximaba a 16,698 pacientes, según reportan los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).
De hecho, en el periodo del 1 de enero de 1980 al 31 de octubre de 2024 se han registrado 52,302 personas con un diagnóstico de VIH y, de estas, cerca de 31,756 fallecimientos a consecuencia de complicaciones asociadas al síndrome de inmunodeficiencia humana (sida).
Sin embargo, tras la respuesta a la enfermedad, que ahora es categorizada como crónica, a través de innovadores tratamientos que reducen significativamente la mortalidad, los pacientes con VIH pueden aspirar a una mejor calidad de vida e incluso, lograr que la enfermedad sea indetectable.
Para el especialista en medicina de familia Iván Meléndez Rivera, fundador y principal oficial médico y de operaciones del Centro Ararat, “lo principal que debemos saber es que el VIH no ha desaparecido, como mucha gente piensa, que es una afección del pasado; hoy día seguimos teniendo nuevos casos de VIH”.
Igualmente, apuntó que “el VIH no es una sentencia de muerte, como se pensaba hace muchos años, sino que es una enfermedad crónica que, si se trata, le permite a la persona tener una vida plena”.
“Tal vez, el mayor ejemplo que tenemos hoy día es que la mayoría de la población que vive con VIH en Puerto Rico tiene más de 50 años. Es una población diagnosticada hace 20 años y todavía sigue viviendo una vida productiva debido a diferentes alternativas en tratamiento”, apuntó.
En tanto, insistió en que “la incidencia en Puerto Rico ante el VIH ha disminuido, secundario a todos los esfuerzos de prevención que se han hecho —una de las estrategias que se trabajan por diferentes pilares para prevenir nuevas infecciones por VIH—, y aquellas personas que ya tienen VIH poderlas enlazar a tratamiento”.
No obstante, alertó que los diagnósticos también se han adelantado, ya que, “antes, en Puerto Rico, la edad típica de los diagnósticos de VIH era después de los 30 años. Actualmente, un diagnóstico de VIH en Puerto Rico está entre las edades de 21 a 23 años: son mucho más jóvenes”.
Esto se debe, según el galeno, a que “la actividad sexual comienza bien temprano; el movimiento constantemente está enfocado a la sexualidad y eso hace que se mantenga la gente más activa sexualmente”.
“Entonces, esta imagen de lo que conocíamos del VIH de hace casi 30 años, donde veíamos gente que moría constantemente, la gente demacrada y bien delgada; eso hoy no existe. Por eso, muchos de estos jovencitos no ven el VIH. Los pocos que conocen del VIH piensan que como si fuera una sífilis, que se ponen una penicilina y se les fue, cosa que no es así”, advirtió.
Diagnóstico temprano
Según Meléndez Rivera, el primer elemento para lograr un diagnóstico temprano del VIH es entender la importancia de administrarse una prueba rutinaria, a partir de los 13 años, “si se ha estado activo sexualmente”.
“Se recomienda hacer la prueba una vez al año o una vez cada cinco años, dependiendo de los factores de riesgo. Hay otras guías que te dicen que debe hacerse una vez en la vida. Lo importante es hacerse una prueba rutinaria”, explicó.
En cuanto a los síntomas, destacó que “el VIH es un virus como cualquier otro, en el sentido de que la primera sintomatología que te puede dar es exactamente la misma que con cualquier otra infección por cualquier virus: dolor en el cuerpo, fiebre y, a veces, dolores en las articulaciones”.
“O sea, no es algo específico que, si me dan ciertos síntomas, voy a sospechar del VIH. Uno tiene que buscar el historial del paciente y las actividades de posible riesgo. Ahí, uno puede pensar que debe hacerse la prueba con mayor frecuencia”, manifestó.
Tratamientos
De otra parte, Meléndez resaltó la gama de tratamientos modernos que permite una mejor calidad de vida en el paciente, con “pocos efectos secundarios”.
“Yo llevo 30 años en este campo y, definitivamente, estamos viviendo en una época en que, a nivel terapéutico, como médico, es fácil el concepto de poder manejar un diagnóstico nuevo. O sea, que tenemos alternativas de tratamiento que son efectivas, con pocos efectos secundarios, casi nulos”, reveló.
“Hay tratamientos que tenemos que solo [consisten en tomar] una tableta una vez al día. Hay otros tratamientos que son por medio de inyección cada dos meses. Tenemos diferentes alternativas que facilitan el manejo; no es complicado, como al principio, cuando no teníamos alternativas”, agregó.
En tanto, esbozó que la efectividad de estos tratamientos ha logrado que muchos pacientes con diagnóstico de VIH “se mantengan indetectables y esa es la meta”.
“Eso quiere decir que, cuando le hacen las muestras de carga viral, o sea, la cantidad del virus en la sangre, no se puede detectar. Esto es importante porque indetectable es igual a intransmisible”, expresó.
“Ya se tienen muchos años de datos recolectados que evidencian que una persona que mantiene su carga viral no detectable, no puede transmitir el VIH a otra persona. Esta es una de las formas en la que trabajamos para evitar las infecciones: asegurar que aquellas personas que tengan su diagnóstico utilicen el tratamiento y lleguen a no detectable”, subrayó.
Otra de las ventajas de estas terapias, según el galeno, es la tolerabilidad, lo que redunda en “vivir con VIH es vivir con una enfermedad crónica”.
“El largo de vida de una persona con VIH realmente varía, por decir, a menos de un año de lo que viviría si no tuviera VIH. Esto nos trae a la par, tal vez, una consecuencia bonita, de que tenemos muchas personas que viven muchos años con el diagnóstico de VIH”, resaltó.
Sin embargo, “tenemos un trabajo adicional que hacer, que son todas estas necesidades que tenemos que manejar a una edad más temprana con la población geriátrica en el área de VIH”.
“En la población general, cuando hablamos de la población geriátrica, siempre vamos a hablar de aquellas personas que tienen 65 años o más. Pero, en la población que vive con VIH, lo que hablamos es de aquellas personas que tienen 50 años o más”, argumentó.
O sea, “una persona VIH positiva que tiene 50 años, ya se considera [parte] de la población geriátrica, según la definición de los CDC”. De hecho, “Puerto Rico es uno de los estados y territorios que tiene más población VIH positiva con más de 50 años”.
“El VIH [provoca] un envejecimiento prematuro, lo cual tiende a hacer que las células se dañen un poco más rápido y por eso esa población se empieza a categorizar como geriátrica desde los 50 años. Por lo cual, hay una serie de pruebas y evaluaciones que son bien importantes que tenemos que trabajar con nuestra población que envejece con VIH”, sostuvo.
Igualmente, lamentó que, aun con los avances en la medicina y un cambio en el pensamiento a nivel social sobre la enfermedad, todavía persiste el estigma contra estos pacientes, especialmente en la población geriátrica que, además, “tiene que lidiar con la soledad”.
En el marco de la celebración del Día Mundial del Sida, el galeno reiteró que “es importante conocer nuestro diagnóstico de VIH a tiempo y, si la prueba sale negativa, unirse a programas de prevención para evitar una infección por VIH”.
Para detalles, accede a centroaratat.org o llama al 787-296-8888.
La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.
Este contenido comercial fue redactado y/o producido por el equipo de GFR Media.