Junto a su labor para la formación académica, la escuela ―como espacio generador y facilitador de conocimientos, competencias, vínculos y socialización― debe atender y proteger el bienestar integral del alumnado y la comunidad escolar. De esta manera, tanto maestros como personal no docente son ejes en el desarrollo de centros educativos que promuevan estrategias y métodos dirigidos a la promoción de la salud.

El maestro, por la naturaleza de su profesión, tiene como misión transformar la vida de sus estudiantes. Si bien es cierto que su objetivo fundamental es académico, el maestro sabe que el niño tiene que estar saludable física y mentalmente para que aproveche al máximo su experiencia de aprendizaje. “Los maestros tienen una oportunidad gigante de ser promotores de salud”, afirmó la epidemióloga Fabiola Cruz. La enseñanza de las buenas prácticas de higiene son más que un deber, son un privilegio, y una de las muchas razones por las que la sociedad valora tanto su compromiso con el bienestar de los estudiantes.

Sin duda, en el plan de acción multidimensional que establezca la escuela es necesario fijar también medidas específicas que permitan un entorno seguro y limpio, así como prácticas de impacto positivo para la prevención y el mantenimiento de la salud.

Al respecto, la doctora Cruz alertó sobre el panorama actual de las infecciones respiratorias en Puerto Rico. En cuanto a las más comunes en los centros escolares mencionó, por ejemplo, la influenza, el micoplasma y el COVID-19. “Este año hemos visto un aumento mayor a los promedios históricos de influenza. Hay que promover la vacunación y las medidas básicas de higiene. En cuanto al COVID-19, la tasa de positividad sobrepasa el 20 % con 800 casos nuevos por día aproximadamente. Al igual que los casos de influenza en la población de 0 a 19 años, los de COVID-19 en las personas de estas edades han aumentado; por otro lado, tenemos las enfermedades gastrointestinales como el rotavirus”.

Hábitos de higiene personal

Mediante actividades diarias sencillas, el personal docente puede fomentar y reforzar la importancia de los hábitos de higiene. Además, es imprescindible que la comunidad escolar se mantenga atenta a la información oficial de salud pública y se adapten los protocolos según la necesidad.

A continuación, la también científica detalló varias recomendaciones para una higiene saludable en los entornos escolares:

• El lavado de manos con agua y jabón es indispensable. Hay que prestar atención a las palmas, entre los dedos y las uñas. Debe durar 20 segundos; cantar cumpleaños feliz dos veces cumple con el tiempo requerido. Luego hay que proceder a enjuagar las manos y secarlas con papel. Para cerrar el grifo del lavamanos, debe usarse ese mismo papel.
• Después de usar el baño, antes de comer, luego de hacer ejercicio y antes de tener contacto con la cara, deben lavarse las manos.
• Otra medida básica para evitar la propagación de enfermedades contagiosas es que los estudiantes no compartan utensilios ni alimentos.
• Cuando vayan a estornudar o toser, deben cubrirse la boca y la nariz con una toallita desechable o con la parte interior del codo. Luego de estornudar o toser, deben lavarse las manos y los codos con agua y jabón.
• Es fundamental que los maestros comuniquen a los alumnos que es necesario que informen sobre cualquier síntoma como dolor de cabeza, de garganta, de estómago o muscular. Si algún estudiante enfermo estuvo en el salón de clases, es necesario que los demás, así como los maestros, utilicen mascarilla por los próximos cinco días.
• El uso adecuado de la mascarilla y las pruebas de detección continúan siendo claves.

Medidas de higiene ambiental

Las escuelas deben cumplir con estándares que garanticen la salud y la seguridad. Entre ellos se encuentran los relacionados a la limpieza y desinfección.

Sobre esto, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) explican la diferencia entre limpieza, desinfección y sanitización. Mientras que la primera quita físicamente los gérmenes de las superficies, la segunda los mata y la tercera disminuye el número de gérmenes a un nivel seguro.

Por su parte, la doctora Cruz incluyó lo siguiente en las medidas de higiene ambiental:

• Usar toallitas para desinfectar las superficies ―como escritorios, picaportes, teclados, grifos y teléfonos― y así inactivar o eliminar los microorganismos causantes de las enfermedades contagiosas. Se debe pasar la toallita húmeda por la superficie, permitir que el producto actúe por cuatro minutos y que seque al aire (no pasar un paño o toalla para secar).
• Si usas un espray desinfectante, rocía sobre la superficie de tres a cuatro segundos y permite que el producto actúe por tres minutos y que seque al aire (no pasar un paño o toalla para secar).
• Para desinfectar la ropa y las sábanas, utiliza un producto desinfectante específico para esto (laundry sanitizer) y déjalo actuar por 15 minutos. Luego, procede a lavar la ropa como lo haces habitualmente.
• Lo anterior son recomendaciones generales. En todo caso, sigue cuidadosamente las instrucciones presentadas en la etiqueta del producto y presta atención a las advertencias de peligro de los productos.
• En los planteles, debe haber disponibles jabón líquido, papel para secarse las manos y desinfectante de manos. Por su parte, cada alumno debe contar con sus productos personales para la higiene.
• Una ventilación adecuada es vital. Por ejemplo, los filtros de aire HEPA remueven la mayoría del polvo, las bacterias y otras partículas suspendidas en el aire. Los CDC recomiendan que se abran puertas y ventanas siempre que sea seguro hacerlo y se considere la posibilidad de que las actividades, las clases y los períodos para comer se realicen al aire libre cuando las circunstancias lo permitan.

La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.