Las razones por las que las conexiones sociales son un indicador de la felicidad
Tienen un impacto en la salud y el bienestar del individuo
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Desde el vientre de la madre, el ser humano establece vínculos que influyen grandemente en su vida. Asimismo, en cada etapa de su desarrollo, las conexiones sociales que logra establecer una persona juegan un rol determinante en las áreas biológica, psicológica, social y espiritual, teniendo un impacto, ya sea positivo o nocivo para su vida.
Las conexiones sociales no son más que ese vínculo o relación que se establece con ciertas personas y que es significativo para el individuo. Esos vínculos se van desarrollando desde el enfoque biológico del ser humano.
“Tenemos que ver al ser humano como un ente integral, un elemento biológico, psicológico, social y un elemento espiritual. Pudiésemos pensar que el vínculo está bajo la categoría social, porque es la conexión que haces con otras personas, pero, cuando esas conexiones no son saludables, se afectan todos los elementos [biológico, psicológico, social y espiritual]. De igual manera, si es saludable, va a tener la misma repercusión”, explicó el doctor Carlos Colón Ortiz, psicólogo clínico y trabajador social.
Las primeras conexiones o vínculos significativos que tiene el ser humano son llamadas “apego” e involucran la relación con el padre, hermanos, abuelos, tíos y demás familiares cercanos. Es así como la familia se convierte en “el primer escenario donde empezamos a construir vínculos que pueden ser conexiones saludables o conexiones insalubres; todo depende de cómo sea la respuesta”, sostuvo el doctor Colón, uno de los especialistas médicos colaboradores de MCS.
Según la persona va creciendo, y entra en contacto con otros seres humanos, va estableciendo otras conexiones fuera del entorno familiar. Esos vínculos se van solidificando, van cambiando, transformándose y se van alterando, según el individuo va creciendo.
“Cuando tengo un vínculo, tengo personas que me apoyan, y, ese vínculo, me provee protección, seguridad. Cuando no me siento bien, hay una persona que me escucha, llora conmigo, me aconseja. Cuando el ser humano tiene ese vínculo, automáticamente, todos los otros elementos comienzan a estabilizarse. De momento, el cuerpo comienza a reaccionar de una manera saludable”, dijo el doctor.
Asimismo, cuando esa conexión no está, no existe o no es saludable, tenemos un impacto biológico, psicológico, social y espiritual negativo.
“Es nocivo para nosotros porque afecta el elemento psicológico; cómo pensamos, cómo vemos las cosas, cómo nos sentimos, cómo nos comportamos. Eso tiene, a su vez, una repercusión social; en cómo yo me relaciono con los demás. Se afecta a nivel biológico, pues nuestro cuerpo se empieza a enfermar. Por eso, vemos los altos índices de enfermedades cardiovasculares, problemas con el azúcar, problemas del corazón, infartos cerebrales y eso tiene que ver mucho con el estrés. La respuesta del sistema inmunológico varía cuando no tienes un vínculo saludable”, enfatizó el doctor Colón.
Conexiones sociales a los 50 años
Estos vínculos en la llamada “edad media” se relacionan con lo que ocurrió en las primeras etapas de la vida de esa persona.
“La calidad y la naturaleza de los vínculos que se fueron desarrollando desde el nacimiento; ese es el fundamento básico para las etapas posteriores. Si esos vínculos fueron sólidos, promovieron protección, cuidado, apoyo, la probabilidad de que esos vínculos en la mitad de la vida se mantengan o continúen desarrollándose, es bien alta”, declaró.
Sin embargo, cuando los vínculos en las etapas anteriores no fueron saludables, de los 50 años en adelante se hace difícil construir conexiones positivas, afectándose todos los aspectos de la vida.
“Si no te cuidaste en las etapas biológicas anteriores, te empiezas a enfermar porque el cuerpo empieza a decaer. Si no tienes un vínculo saludable positivo, que te ayude, que te acompañe a las citas, el deterioro biológico va a ser mucho más rápido y eso va a afectar cómo tú te sientes, cómo te ves, tu autoestima, las cosas que haces, cómo compartes con los demás”, sostuvo el trabajador social.
De hecho, en esa etapa media de la vida, si la persona no tiene un vínculo, eso puede ser determinante en su ruta hacia la vejez. A tales efectos, el experto recomendó reconocer la importancia y el valor que tiene el mantener vínculos positivos que aportan bienestar, evaluar sus conexiones y seguir buscando nuevos vínculos.
“La persona debe analizar que los vínculos que tiene son saludables, que aportan a su vida, que le ayudan y le apoyan. Si son vínculos negativos, los tenemos que cortar. A los 50 años, pensamos que no podemos crear nuevos vínculos, pero ese es uno de los primeros errores. Siempre, el ser humano, a través de todas las etapas del desarrollo, puede estar creando vínculos hasta que se muere”, concluyó Colón.
Este contenido comercial fue redactado y/o producido por el equipo de GFR Media.