Es importante aprender a diferenciar un ataque de asma de un episodio de ansiedad porque se deben tomar acciones concretas y a tiempo ante cualquiera que sea el cuadro clínico del paciente, máxime si se presentan ambas condiciones simultáneamente.

Según la psiquiatra Karen Martínez, directora del Departamento de Psiquiatría de la Escuela de Medicina del Recinto de Ciencias Médicas (RCM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR), ambas condiciones tienen orígenes diferentes, más tienen algo en común.

Cuando hablamos del asma, hablamos de una condición inflamatoria de los pulmones donde diferentes estímulos pueden causar que estos no funcionen como deben. No les entra el aire que debería entrar porque hay inflamación y, por lo tanto, vamos a ver unos síntomas de dificultad respiratoria. En el caso de la ansiedad, es un concepto mucho más amplio en el cual la persona siente una amenaza y, por lo tanto, reacciona con unos síntomas físicos”, explicó la doctora Martínez.

Ambas condiciones pueden llegar a confundir al paciente porque, precisamente, se presenta esa dificultad para respirar. A su vez, el paciente asmático, si tiene un ataque de asma también va a presentar ansiedad cuando se queda sin aire y tiene esa sensación de que está bajo amenaza.

“Son dos condiciones que, en cierta manera, cuando ocurren en conjunto, se complican la una a la otra porque la persona no va a saber cuál de las dos está ocurriendo”, dijo la psiquiatra.

El asma se puede identificar por síntomas como: dificultad para respirar, tos con flema o tos seca, retracción de la piel entre las costillas al respirar (tiraje intercostal), dificultad para respirar que empeora con el ejercicio o la actividad, silbidos o sibilancias cuando se respira, dolor o rigidez en el pecho y dificultad para dormir por la falta de aire.

En el caso de un ataque de ansiedad, además de los problemas respiratorios, el corazón va a latir más rápido, las manos pueden estar sudorosas, va a haber una tensión muscular y esa sensación de que algo terrible va a ocurrir comienza a rondar los pensamientos y la persona se siente que está bajo amenaza.

Según la doctora, es importante aprender a reconocer estos síntomas para poder identificar si se trata de un ataque de ansiedad y no así de un evento de asma y, por ende, poder tratarlo de manera correcta.

“Lo más importante en casos con ambas condiciones es ayudar a ese paciente a identificar cuándo es asma y cuándo es ansiedad. La mejor manera de distinguirlas es que cuando es ansiedad va a venir con otros síntomas que no son solo síntomas respiratorios. Cuando es un ataque de asma, es la parte respiratoria solamente”, afirmó Martínez. Sin embargo, la doctora aclaró que sentir ansiedad es una “emoción normal, es parte de ser un ser humano y nos da a todos”, pero el problema radica cuando no deja que la persona funcione. “Lo más importante aquí es la funcionalidad, si la persona sufre de ansiedad y esa ansiedad no le está dejando cumplir con sus deberes académicos [o profesionales] ahí nos preocupa”, indicó.

¿Cómo tratar un ataque simultáneo?

Según Martínez, no hay un perfil de personas que estén más a riesgo de sufrir ambas condiciones, aunque ambas “tienen un componente genético alto”. “Así que si estamos hablando de una familia donde ya hay asma y trastornos de ansiedad, pues, debemos estar más pendientes, sobre todo de los niños que no saben identificar lo que están sintiendo”, dijo la especialista.

A su vez, el paciente debe ser cauteloso porque los medicamentos para tratar el asma pueden empeorar el cuadro de ansiedad de la persona.

“Esto se complica aún más porque los tratamientos exacerban la ansiedad, suben el pulso y se convierte en un círculo vicioso donde las dos enfermedades van contribuyendo a que se pongan peor e, inclusive, a que los tratamientos puedan empeorarlo”, comentó la doctora. No obstante, para aquellas personas que suelen presentar ambos padecimientos, es recomendable tratar de reducir las posibilidades de un ataque de asma.

“Son dos condiciones que tienen posibilidad de estar bajo control cuando se tiene el equipo de tratamiento necesario. Debemos asegurarnos de tomar medicamentos e identificar los precipitantes a los ataques de asma. La ansiedad es una de las condiciones que sabemos tratar en la salud mental, y si una persona está teniendo una ansiedad constante, se debe trabajar con terapias”, concluyó la psiquiatra del RCM.