Dormir bien no es un lujo, es una de las necesidades más básicas del ser humano. En el periodo del descanso, nuestro cuerpo pasa por unos procesos fundamentales para su bienestar físico, mental y emocional.

Los problemas, el estilo de vida, el estrés, las enfermedades, las responsabilidades y la edad pueden limitar ese proceso tan importante para nuestra salud y bienestar. Por eso, hablaremos de cómo impacta nuestra salud emocional el no dormir bien, en especial en diferentes etapas de la vida de la mujer.

“El bienestar emocional y la calidad del sueño están íntimamente relacionados. Dormir mal afecta de manera significativa la salud mental y emocional de una persona. La privación del sueño puede llevar a una serie de problemas emocionales y psicológicos tales como la irritabilidad, la ansiedad, la depresión y una mayor reactividad emocional”, validó la doctora Ana M. González Luna, psicóloga clínica y trabajadora social clínica.

Existen diversos aspectos que se ven afectados cuando una persona no duerme lo necesario.

Regulación emocional

Durante el sueño, el cerebro procesa y regula las emociones, ayudando a manejar experiencias diarias y reducir la reactividad emocional. Un periodo de sueño adecuado permite una mejor respuesta al estrés.

En cambio, la privación de sueño aumenta los niveles de cortisol, la hormona del estrés, lo que puede llevar a un ciclo de estrés y mala calidad del sueño. Al igual que la falta de sueño está asociada con mayor irritabilidad, cambios de humor y una menor capacidad para manejar emociones negativas.

Salud mental

El sueño profundo y reparador es esencial para la recuperación mental y emocional. Este permite que el cerebro descanse y se recupere de las actividades del día.

Sin embargo, el sueño insuficiente se asocia a un mayor riesgo o síntomas de padecimientos mentales como la depresión y la ansiedad. De ahí, la importancia de tener un sueño adecuado porque este actúa como un factor protector contra estas enfermedades tan comunes y peligrosas.

Funcionamiento cognitivo

Durante el sueño, especialmente en las fases REM (movimiento ocular rápido) y sueño NREM (sin movimiento ocular rápido), se consolidan los recuerdos y se procesa la información aprendida, y esto mejora la memoria y facilita el aprendizaje, aparte de que el sueño adecuado mejora la capacidad de atención y concentración, mientras que la falta de sueño puede llevar a problemas de concentración y dificultad para mantenerse enfocado en las tareas diarias. Además, un sueño de calidad mejora la capacidad para tomar decisiones racionales y reflexivas. Mientras que la falta de sueño puede llevar a decisiones impulsivas y a una menor capacidad para evaluar riesgos.

Relaciones interpersonales

Dormir bien mejora la tolerancia y la paciencia, lo que facilita interacciones más positivas y constructivas con familiares, amigos y colegas. Mientras que la falta de descanso puede ponernos en un estado de irritabilidad que puede lacerar nuestras interacciones sociales.

Entendiendo todos los aspectos emocionales que se afectan al no dormir bien, la pregunta obligada es: ¿cuál es el periodo de sueño recomendable?

“El periodo de sueño recomendable para una mujer, al igual que para cualquier persona, depende, significativamente, de la edad. En una persona adulta debe ser de 6 a 8 horas”, señaló la psicóloga clínica.

No obstante, la especialista estableció que existen diversos factores que pueden influir en las necesidades de sueño de las mujeres:

  • Ciclo menstrual: Las fluctuaciones hormonales durante el ciclo menstrual pueden afectar la calidad del sueño. Algunas mujeres experimentan insomnio o sueño interrumpido durante la fase premenstrual.
  • Embarazo: Durante el embarazo, especialmente en el primer y el tercer trimestre, las mujeres pueden necesitar más horas de sueño debido a los cambios hormonales y físicos.
  • Menopausia: Los cambios hormonales durante la menopausia pueden causar insomnio y trastornos del sueño, lo que puede aumentar la necesidad de descanso.
  • Responsabilidades de cuidado: Las mujeres que son madres o cuidadoras pueden tener un sueño interrumpido, lo que aumenta la necesidad de encontrar oportunidades para descansar más.

¿Cómo mejorar nuestro periodo de sueño?

Para que la persona pueda mejorar la calidad del sueño y no se afecte su bienestar emocional, se pueden implementar varias estrategias:

Higiene del sueño
  1. Mantener horarios regulares para acostarse y levantarse.
  2. Crear un ambiente propicio para el sueño: una cama cómoda, un cuarto oscuro, una temperatura adecuada y un ambiente tranquilo.
  3. Evitar el uso de dispositivos electrónicos antes de dormir.
  4. Limitar la ingesta de cafeína y alcohol.
  5. Practicar técnicas de relajación.
Gestión del estrés

Practicar técnicas de relajación como la meditación, el yoga o ejercicios de respiración para reducir el estrés y la ansiedad.

Actividad física regular

Hacer ejercicio de manera regular, preferiblemente, en la mañana o, al menos tres, horas antes de acostarse.

Alimentación saludable

Evitar comidas pesadas y estimulantes antes de dormir, así como limitar el consumo de cafeína y alcohol.

Terapia y apoyo profesional

En casos de insomnio crónico o problemas emocionales significativos, se debe buscar ayuda de profesionales como psicólogos o terapeutas especializados en trastornos del sueño.

La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.