Cuando se visita una oficina médica por rutina o por una afección, no es común que el paciente solicite pruebas de laboratorio para evaluar el estado de sus riñones.

Para la nefróloga Marta Suárez, hay que educar a las personas a que estén pendientes, como parte de su seguimiento de salud anual, de cómo se encuentran estos órganos. Los riñones tienen la capacidad de filtrar los desechos de la sangre y el exceso de líquidos en el cuerpo, que luego son excretados en la orina. Cuando se habla de insuficiencia renal crónica, se refiere a la pérdida gradual de la función del riñón, según el sitio cibernético de la Organización Panamericana de la Salud.

Con la petición de pruebas de laboratorio a tu médico primario, se pueden detectar daños desde una etapa temprana, y así se evitarían complicaciones mayores, advirtió la doctora Suárez.

“Es importante destacar que la enfermedad renal crónica puede ser silenciosa en etapas tempranas”, mencionó la especialista para recalcar la importancia de vigilar el funcionamiento de los riñones porque, en etapas tempranas, el paciente no percibe cambios que le provean una alerta para recurrir a un especialista.

Enumeró que, en el estadio uno, la función del riñón es normal, a pesar de perder un 10% de su capacidad. En la segunda fase, indicó que se empieza a perder el funcionamiento y el riñón está trabajando entre un 90% y 60%. Cuando el paciente se encuentra en la tercera etapa, dijo que las probabilidades de que llegue a una etapa cinco es real. En este tercer periodo, el riñón tiene una capacidad de funcionamiento de menos del 60%. En estadio cuarto, menos del 30% está trabajando, por lo que la persona se está preparando para un tratamiento de diálisis o un trasplante renal. En la quinta fase, se espera por un reemplazo del órgano.

Explicó, además, que la insuficiencia renal crónica progresiva en los adultos está asociada, principalmente, con la presión arterial alta y la diabetes. Otros factores que aumentan el riesgo de enfermedad renal son los padecimientos del corazón, el tabaquismo y la obesidad. En el caso de los niños, por lo general, la enfermedad renal está vinculada a que nacieron con una condición porque el órgano no se formó bien o por genética.

Quienes tengan una enfermedad renal o el riesgo de manifestar insuficiencia renal aguda por condiciones como la diabetes o hipertensión, deben mantenerse en comunicación continua con su especialista para evitar que escalen los problemas renales.

“Para evitar complicaciones, y si sabe que tiene una enfermedad crónica, el paciente debe estar pendiente del consumo del agua y de los medicamentos que toma. Existen muchos medicamentos que los venden sin receta y son terribles para los riñones. Un ejemplo son los antiinflamatorios que son buenos para el dolor, pero si sabe que tiene una enfermedad renal, tiene que estar bajo supervisión médica antes de tomarlos”, apuntó la nefróloga.

Entre las complicaciones de la insuficiencia renal aguda, en adultos diagnosticados, pueden ser la acumulación de líquido, dolor en el pecho, debilidad muscular y lesión permanente en el riñón.

La doctora señaló que para evitar que la enfermedad se siga complicando es importante hacer ajustes inmediatos en la dieta. Recomendó comidas bajas en sodio, específicamente entre 1.5 o 2 gramos de sodio al día. La experta admitió que esta sugerencia se convierte en un reto para los pacientes porque las preparaciones de comidas puertorriqueñas, por lo general, conllevan sazón y “cubitos” altos en sodio. También, debe velar por la ingesta de líquidos.

Suárez agregó que si el paciente es diabético debe ser estricto en el control de su azúcar con la dieta correspondiente para evitar comprometer sus riñones.

A estos cuidados en la alimentación, la doctora señaló que deben integrarse ejercicios para alejarse de una vida sedentaria.

“La meta es prolongar el funcionamiento; evitar la progresión. La vida cambia por completo cuando llegas a un tratamiento de diálisis. Por eso, es mejor tomar medidas antes de llegar ahí”, comentó.

Sin embargo, una persona que aparenta estar saludable y que aún no cuenta con el diagnóstico de una enfermedad renal debe tomar medidas de prevención, recomendó la nefróloga.

“Siempre es mejor prevenir, así que hay que beber el agua recomendada de ocho vasos, controlar la sal, tomarse la presión con regularidad, ingerir frutas y vegetales, de dos a tres tazas al día. También, no tener una vida sedentaria”, sugirió quien dirige la unidad de diálisis del Hospital Pediátrico.

“Así como una vez al año cambiamos el marbete, debemos renovar nuestro marbete de salud con una visita al médico para que todo esté bien. El seguimiento es importante. Muchas personas visitan distintas salas de emergencia porque se sienten mal, pero nadie sabe qué tiene y no hay un registro de seguimiento. La figura del médico primario es importante”, recalcó al mencionar la importancia de que las personas no se automediquen con medicamentos de venta libre que pueden dañar los riñones.