El tabaquismo y la exposición al humo de segunda mano son dos de los principales factores de riesgo de cáncer de pulmón, que es la causa principal de muerte por cáncer en los Estados Unidos.

El tabaquismo y la exposición al humo de segunda mano son dos de los principales factores de riesgo de cáncer de pulmón.
El tabaquismo y la exposición al humo de segunda mano son dos de los principales factores de riesgo de cáncer de pulmón. (Shutterstock)

Otros factores de riesgo son la edad (la mayoría de las personas diagnosticadas con cáncer de pulmón tiene 65 años o más); ser hombre y la exposición a químicos carcinogénicos como el asbesto, el radón, el arsénico, el cromo y el níquel, entre otros, expuso Josselyn Molina, hematóloga oncóloga con práctica privada en San Juan y Fajardo. Agregó que tener antecedentes familiares de cáncer de pulmón y padecer ciertas afecciones pulmonares puede aumentar la probabilidad de presentar la enfermedad.

De acuerdo con datos de la Sociedad Americana Contra el Cáncer, el cáncer de pulmón representa una de cada cinco de todas las muertes por cáncer en Estados Unidos. En cuanto a los diagnósticos, en Estados Unidos se detectan 47 casos de cáncer pulmonar por cada 100,000 habitantes, mientras que en Puerto Rico la incidencia es más baja, con 15 casos por cada 100,000 habitantes, indicó Molina.

La especialista informó que hay varios tipos de cáncer de pulmón. El más común es el cáncer de pulmón de células no pequeñas, también llamado no microcítico, el cual representa un 85 % de todos los casos de cáncer pulmonar.

A su vez, hay varios subtipos de cáncer pulmonar no microcítico: el adenocarcinoma (que es el más frecuente), el carcinoma de células escamosas y el carcinoma de células grandes. Según el Instituto Nacional del Cáncer, el adenocarcinoma empieza en las células que revisten los alvéolos, mientras que el carcinoma de células escamosas se forma en las células delgadas y planas que revisten el interior de los pulmones. El carcinoma de células grandes comienza a manifestarse en varios tipos de células grandes.

En la mayoría de los casos, “el paciente no presenta síntomas hasta que la enfermedad está muy adelantada”, advirtió la hematóloga oncóloga. “Tos persistente, tos con sangre, dolor de pecho, dificultad para respirar, ronquera, pérdida de peso sin razón aparente, fatiga y mucha sensación de cansancio pueden ser síntomas de alarma”.

Si los síntomas son persistentes -es decir, duran dos semanas o más-, el paciente debe alertar a su médico primario o a su internista, sobre todo si presenta algunos de los factores de riesgo.

Como muchos casos son asintomáticos, los pacientes suelen enterarse al realizarse placas de pecho (rayos X) previo a alguna cirugía. Pero si la persona presenta síntomas, puede hacerse una tomografía computarizada (CT Scan) del tórax. Según Molina, se recomienda hacer esta prueba anualmente a individuos de 50 años o más que son fumadores (sobre todo con 10 años o más de tabaquismo), dejaron de fumar hace menos de 15 años o estuvieron en contacto prolongado con químicos carcinogénicos.

Si las imágenes del CT Scan revelan una masa sospechosa, se hace una biopsia para extraer tejido. Con esa muestra de tejido se puede confirmar o descartar un diagnóstico de cáncer, saber de qué tipo es y en qué estadio se encuentra. De esta información dependerá el tipo de tratamiento que se administrará al paciente.

Los estadios de la enfermedad van del 1 al 4. “En el estadio 1, la enfermedad está más reducida y localizada, donde solo se afecta un pulmón. Según aumenta el estadio, la lesión es más grande y empieza a afectar otras estructuras de la zona torácica”, explicó Molina. “En el estadio 4, el cáncer ha salido de la cavidad torácica y se ha diseminado a otras partes del cuerpo”.

“Los tratamientos van a depender del estadio de la enfermedad y las características que el tejido muestre. En estadios tempranos podemos contar con una cirugía en la que se remueve el lóbulo enfermo, siempre que la función del pulmón no se vea comprometida”, detalló la doctora.

Para estadios más avanzados o pacientes que no son candidatos a cirugía, hay radioterapia, tratamiento que utiliza radiación para destruir células cancerosas o impedir que crezcan; quimioterapia, que interrumpe la formación de células cancerosas con medicamentos; la inmunoterapia, que usa el sistema inmunitario del paciente para combatir el cáncer; y la terapia dirigida, que utiliza medicamentos para atacar mutaciones específicas de las células cancerosas. Todos estos tratamientos pueden utilizarse solos o combinados.

“La llegada de las terapias dirigidas y la inmunoterapia ha mejorado el pronóstico de los pacientes, especialmente de aquellos que tienen mutaciones específicas que conocemos y para las que hemos desarrollado terapias”, expresó la doctora. “Estas terapias repercuten en un aumento en las tasas de supervivencia, una disminución en la progresión de la enfermedad y en ocasiones han llegado a la remisión, cosa que antes no era posible en estadios avanzados”.

Para prevenir el cáncer de pulmón, Molina recomendó no fumar y evitar exponerse al humo que exhalan los fumadores. “Debemos ser proactivos cuando los síntomas persisten por más de dos semanas y evitar el miedo de ir al doctor porque detectar el cáncer a tiempo redunda en mejores resultados”, instó Molina.

La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.