Cáncer cervical parece ser mayor en personas con artritis reumatoide
Los medicamentos para tratar la artritis reumatoide debilitan el sistema inmune

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Al pensar en artritis reumatoide, se puede creer que es una enfermedad que afecta exclusivamente las articulaciones, causando su inflamación, rigidez y pérdida de movimiento. La realidad es que esta condición autoinmune afecta la mayoría de los órganos vitales, pues representa un ataque del sistema inmunitario a los tejidos del propio cuerpo.
Según la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, Medline Plus, la artritis reumatoide tiene más prevalencia en mujeres. Además, recientemente se le relaciona al cáncer cervical o del cuello uterino, causado mayormente por el virus del papiloma humano (VPH), una enfermedad adquirida de transmisión sexual.
La ginecóloga Lianette Pérez explicó que, para combatir la inflamación que produce la artritis reumatoide, las pacientes reciben tratamientos inmunosupresores que vulneran su sistema inmunológico. De esta manera, si la paciente se contagia con el virus del papiloma humano (VPH), no tendrá un sistema suficientemente fuerte para combatir el desarrollo del virus.
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“Las pacientes con artritis reumatoidea que han sido diagnosticadas con el virus del papiloma o que han sido diagnosticadas con algún cambio celular en el cuello de la matriz, en el cérvix, deben tener un seguimiento bien directo porque esas son las pacientes que deben estar más cercanas a tener una complicación como un cáncer de cérvix”, señaló.
Un estudio de la Universidad Autónoma de Nuevo León, en México, estableció que la infección por VPH es más frecuente en las mujeres diagnosticadas con artritis reumatoide. La investigación expuso que el riesgo de las mujeres con la enfermedad autoinmune era 3.15 veces mayor a las personas saludables del mismo grupo de edad.
No obstante, la ginecóloga fue enfática en que la artritis reumatoide no representa una predisposición a adquirir el VPH, sino que se debe a la vulnerabilidad del sistema inmune. Aunque, la presencia de ambas enfermedades puede representar un factor de riesgo para desarrollar cáncer cervical.
“Al tú usar estos medicamentos inmunosupresores, obviamente, el cuerpo se queda sin la habilidad de poder atacar los virus y las bacterias, así que el cuerpo pierde la capacidad de eliminar el virus”, acotó la doctora Pérez.
Cerca del 80% de las mujeres están expuestas, a lo largo de su vida, a este virus de transmisión sexual. Aunque su familia incluye más de 100 cepas, solo 14 son responsables del 90% de los casos de cáncer en el cuello uterino. Los tipos 16 y 18 son los de mayor riesgo.
Aumenta la incidencia en Puerto Rico
En Puerto Rico, la incidencia de cáncer cervical va en crecimiento, según una investigación del Recinto de Ciencias Médicas. Del 2001 al 2017, la tasa de incidencia de este tipo de cáncer era de 9.2 a 13 por cada 100,000 personas, con un aumento porcentual anual de 2.4%. Sin embargo, para las personas mayores de 35 años, el porcentaje anual aumentó en 8.9%.
Imprescindible la detección temprana
Según la Sociedad Americana Contra el Cáncer, el cáncer del cuello uterino raramente presenta síntomas en sus primeros estadios. En sus etapas más avanzadas puede ocasionar dolor al tener relaciones sexuales, sangrado entre períodos menstruales y secreción vaginal anormal.
La mayoría de las pacientes que tienen el VPH no terminan en cáncer cervical, sino que pueden tener displasias e inflamaciones que se pueden revertir. Además, con un sistema inmune óptimo, el virus puede ser eliminado entre uno a dos años luego de que se adquiera.
Para evitar complicaciones, la ginecóloga expresó que la detección temprana y la prevención son claves. Recomendó la aplicación del Gardasil 9, una vacuna que protege de las nueve cepas más peligrosas del VPH. Desde 2018, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, en inglés) amplió la recomendación de su uso a personas de 9 a 45 años.
También, el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos recomienda que las pacientes mayores a 21 años se realicen periódicamente una prueba o estudio de Papanicolaou, que se combina con una prueba diagnóstica del VPH.
“Una vez tú haces una prueba de detección temprana para cáncer de cuello uterino, usualmente las pacientes no van a llegar a tener cáncer porque tú vas corrigiendo las lesiones que vayan apareciendo antes de que ocurra el cáncer”, dijo la ginecóloga.
Añadió que estas son pruebas de cernimiento, así que, de llegar resultados anormales, deberán hacer biopsias para identificar cuál es el problema y determinar cómo se debe tratar.

Este contenido comercial fue redactado y/o producido por el equipo de GFR Media.