Advierten sobre los peligros de la pobre higiene oral ante el COVID-19
Una especialista en rehabilitación oral enfatiza que es más fácil que el virus se apodere de un cuerpo cuando la boca no está sana
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El coronavirus entra al cuerpo a través de las mucosas de la boca, la nariz y los ojos. Por consiguiente, siendo la cavidad oral una de las interfaces entre el exterior y el organismo, el COVID-19 afecta de muchas formas la salud bucodental de las personas que portan el virus.
“Todo lo que ocurra a nivel del cuerpo siempre se va a reflejar en la boca y más si es de este tipo de condición, que es inflamatoria. Hay diferentes maneras en que afecta. Algunas son directas, indirectas, multidireccionales e inmunológicas porque es una enfermedad viral infecciosa que se aloja en la mucosa”, explicó la especialista en rehabilitación oral Elba Díaz Toro.
Los síntomas más comunes en la boca relacionados al COVID-19 son: dolor facial, obstrucción nasal, pérdida del gusto y del olfato.
“Con todos esos medicamentos nuevos que se están utilizando, específicamente ahora para el COVID-19, probablemente, como muchos otros, causan disminución y cambios en la saliva”, expuso Díaz Toro.
La odontóloga prostodoncista mencionó que el COVID-19 también provoca lesiones en la mucosa y, sobre todo, en el área de la encía y si la persona tenía condiciones previas relacionadas a la encía, está predispuesta a que el virus ataque de forma más agresiva.
“La enfermedad le da más fuerte a una persona que no tiene su boca sana. Es más fácil que el virus se apodere de un cuerpo cuando la boca no está sana”, sostuvo Díaz Toro.
Asimismo, los estudios han podido correlacionar el cambio de color y la sensibilidad de las encías con la pérdida de dientes con el virus. Aunque aún estos datos no son significativos para que se pueda asociar la caída repentina de dientes con el contagio por COVID-19, esta asociación se ha visto reflejada en varios pacientes, entre las edades de 12 y 50 años. Las personas que han pasado por esta experiencia han afirmado que los dientes se caen de manera repentina, sin causar ni dolor ni sangrado, expuso Díaz Toro.
Las oficinas dentales son espacios seguros
Según la especialista, otro de los factores que ha incrementado las condiciones bucodentales por el COVID-19 ha sido la posposición de las citas al dentista por miedo al contagio. Como la enfermedad se transmite por la boca, las personas asumieron que los dentistas estarían más contaminados. Ahora, casi no hay citas disponibles.
La distancia de trabajo del odontólogo hasta la cavidad oral del paciente suele situarse a unos 35 centímetros aproximadamente. No obstante, el contagio entre dentistas y pacientes no ha resaltado en las distintas olas de contagios documentadas. Las clínicas dentales han demostrado ser lugares seguros en la prevención de infección cruzada del virus, dijo la médica.
“Es comprensible que esta evidencia sorprenda a la población general, pues hemos entendido que la principal vía de contagio del virus es por la boca. ¿Qué hemos hecho bien los dentistas? Protegernos con máscaras FPP2, en su mayoría, y pedir a los pacientes que realicen enjuagues con cloruro de cetilpiridinio al 0.05 % solo o con clorhexidina durante un minuto antes de cualquier exploración o intervención”, explicó Díaz Toro.
¿Cómo ayudar a prevenir problemas bucodentales durante la pandemia?
Mejorar la higiene bucodental es clave. La acumulación de bacterias por una higiene ineficaz origina inflamación a nivel gingival. Esta inflamación puede desencadenar un aumento de riesgo de complicaciones en pacientes con COVID-19. Por esta razón, Díaz Toro recomendó:
1. Cepillarse los dientes dos veces al día. Los adultos deben ayudar a los niños a cepillarse los dientes dos veces al día por dos minutos cada vez.
2. Utilizar pasta dental con fluoruro y enjuagador bucal sin alcohol para no irritar la mucosa.
3. El cepillo de dientes debe ser suave.
4. Evitar consumir alimentos azucarados y comida chatarra. La mala alimentación afecta la salud dental.
5. No bajar la guardia con el cuidado preventivo regular.
6. Visitar el dentista cada seis meses y, en el caso de otras personas, cada tres meses.
“Hay algunas áreas en la cavidad oral que la única manera de mantenerlas bien es con el dentista. Mantener lo más higiénica posible la cavidad oral para evitar ese contagio. No podemos esperar a que tengamos algo o dolor para entonces ir a remediarlo al dentista”, concluyó Díaz Toro.
Este contenido comercial fue redactado y/o producido por el equipo de GFR Media.