Tal parece que, la creatividad e innovación es el eslogan de estos tiempos para cualquier empresa que aspire a mantener su standing en el mercado.

Sin embargo, existe una diferenciación entre ambos conceptos, que suelen presentarse en conjunto, ya que el primero está basado en el desarrollo de una nueva idea, método o estrategia, y el segundo consta de cómo se implementa y se traduce en beneficio para la organización.

He aquí la importancia de desarrollar estas destrezas para traducirlas al mundo laboral.

El presidente de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico, Jorge Iván Vélez Arocho, admitió que, “la innovación y creatividad, probablemente, son las dos características que debe tener cualquier programa universitario en este momento”.

Ante un futuro incierto y volátil como el que estamos viviendo, a las universidades nos toca, desde el punto de vista académico, ver, juzgar y actuar. Ver nuestra realidad que es volátil e incierta, y que profesa muchos desafíos. Pero, es importante poder verla, entender la realidad del contexto dentro del cual estamos llevando a cabo nuestra actividad académica. Entonces, al juzgarla, tenemos que utilizar la innovación y la creatividad”, argumentó.

“Para enfrentarte a realidades inciertas y volátiles se necesita una dosis alta de innovación y creatividad. No podemos seguir por los viejos caminos; hay que mirar cuáles son las nuevas maneras de poderlo realizar. Se necesita innovación y creatividad, para atender los problemas que surgen”, agregó.

A esos efectos, estableció que, a nivel gubernamental, Puerto Rico necesita invertir más en investigación y desarrollo, lo “que está anclado sobre la innovación y la creatividad”.

“Esto significa que urge, más que nunca, desde los grados primarios hasta los universitarios, reconocer el valor de la creatividad y la innovación, y que en los currículos de escuela elemental, intermedia, superior y las universidades, haya un balance entre la teoría, que es importante, porque nos da fundamento, pero un balance entre la teoría y la innovación”, mencionó.

“Esto, para que los estudiantes, a través de sus cursos, investigaciones y laboratorios, se vuelvan personas que abracen la innovación y la creatividad como forma de vida. Hay que someter a examen las maneras anteriores que teníamos para enfrentarnos al problema. Las situaciones complejas no se pueden abordar sin un alto grado de creatividad e innovación”, reiteró.

Para la consejera profesional, Elizabeth Martínez Rodríguez, “esa innovación es poner al estudiante como protagonista desde una perspectiva aspiracional”.

“El estudiante no está meramente para ganar conocimiento; el estudiante de hoy día no solamente quiere conocer, sino que quiere crear contenido y eso lo vemos en y fuera de la academia con la incursión de las redes sociales y demás. El estudiante quiere conocer, quiere crear”, destacó la catedrática de la Universidad Católica.

“En la vida universitaria hay que desarrollar los espacios para la creatividad, para que el estudiante traiga sus ideas y las desarrolle, desde un marco internacional con experiencias de esa naturaleza, con profesionales de calibre internacional, con viajes y experiencias de esa naturaleza cultural, creativa, en todas sus manifestaciones. El aspecto cultural cobra un valor relevante porque el estudiante tiene que salir con una visión amplia del mundo. Los retos se convierten en oportunidades”, expuso.

¿Cómo se diferencia la creatividad de la innovación?

“Por lo regular, la creatividad va al desarrollo de una idea, un nuevo concepto, un nuevo método o una nueva estrategia de un servicio diferenciado. La innovación va a cómo hago la implantación de esa idea, método o producto y, cómo se traduce en el mejoramiento de un proceso o de áreas relacionadas en la organización”, propuso Jacqueline Álvarez Peña, vicepresidenta de Asuntos Académicos y Estudiantiles de la Universidad Interamericana de Puerto Rico.

“La literatura establece que hay una gran cantidad de organizaciones que, a la hora de contratar, buscan también aquellos candidatos capaces de crear e innovar en la organización. Nosotros, dentro del rol como educadores, tratamos de promover en la sala de clases, el desarrollo de esas destrezas de creatividad e innovación. Capacitamos a nuestra facultad, en algún tipo de metodología o estrategias de enseñanza para que pueda fomentar la creatividad en la sala de clases”, reveló.

Álvarez Peña sostuvo que un estudiante con liderato siempre se deja sentir en la sala de clases, por sus iniciativas y capacidad para crear y reinventarse.

“Un estudiante que, cuando se gradúa, cuenta con esas destrezas adicionales para crear e innovar, definitivamente, tendrá ventaja competitiva en el ambiente laboral. Además de los soft skills, muchos patronos buscan a esos candidatos capaces de desarrollar nuevas estrategias, hacer ingeniería de procesos, con más agilidad para hacer las cosas”, resaltó.

“Una organización que no es creativa y no innova, está destinada a la muerte. Pero, igualmente, es un proceso que requiere apertura de parte de la organización y ambiente de trabajo de que la creatividad y la innovación sean parte de esa cultura”, apuntó.