Redes sociales: ¿a qué edad pueden comenzar a usarlas niños y adolescentes?
Los padres y encargados deben establecer la frecuencia y duración del uso de las redes, y monitorear a los chicos
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El cirujano general de los Estados Unidos, el doctor Vivek Murthy, expresó recientemente una genuina preocupación por el uso temprano de las redes sociales y por la adicción a estas. En particular, se refirió a jóvenes menores de 14 años, quienes ya son ávidos usuarios de redes como TikTok, Instagram, YouTube y Snapchat, entre otras.
El doctor Murthy señaló que la adolescencia temprana es un período de desarrollo de identidad individual y social, además de un período crítico en el desarrollo del cerebro.
Durante los pasados tres años, ha escalado la utilización de las redes sociales, incluyendo en niños y preadolescentes. Según el doctor Murthy las redes sociales están diseñadas por expertos para aumentar la cantidad de tiempo que se invierte en ellas. No hay manera de que un adolescente menor de 14 años pueda vencer los algoritmos creados en estas redes sociales, lo que podría desencadenar conductas adictivas.
El estudio, publicado en la revista JAMA el pasado 3 de enero, parte de la premisa de que las redes sociales proveen oportunidades sin precedentes para la interacción social durante la adolescencia (un período crítico de desarrollo neurológico y social). El artículo se dio a la tarea de estudiar la relación entre la frecuencia con que un grupo de jóvenes entre las edades de 12 y 13 años se conectaban a las redes sociales (Facebook, Instagram y Snapchat) y los posibles cambios estructurales en sus cerebros a largo plazo. Además, analizó si esto pudiera tener consecuencias psicológicas. Se observó que los adolescentes que habitualmente entraban a sus plataformas eran más sensibles a comentarios positivos o negativos sobre su persona. Una sensibilidad agudizada podría tener consecuencias positivas en tanto desarrolla en los adolescentes la habilidad de adaptación neurológica. No obstante, la alta sensibilidad a comentarios (o a la crítica) podría redundar en comportamientos compulsivos y erráticos.
El estudio identifica cuatro aspectos perjudiciales de las redes sociales:
- El uso excesivo en las noches priva a los adolescentes de un sueño adecuado.
- El uso inapropiado puede aumentar el riesgo de condiciones mentales como la depresión y la ansiedad.
- El sistema de recompensa (likes) de las redes sociales intensifica la presión de grupo.
- Las redes sociales abren las puertas al cyberbullying.
Los adolescentes que han sido encuestados por diferentes medios son los principales defensores de las redes. Especialmente durante la pandemia, los niños y jóvenes se mantuvieron conectados con sus pares y compañeros de escuela únicamente por las redes sociales. Allí pudieron expresar sus emociones, ser creativos y continuar el proceso de socialización propio de la adolescencia. Muchos jóvenes reportan haber recibido y ofrecido apoyo emocional a través de las redes en temas como enfermedades, crisis de identidad u otras experiencias alienantes. Cabe señalar que más de la mitad de los jóvenes encuestados reportaron no tener control de los datos que las redes recopilan sobre ellos.
¿Cómo evitar los aspectos negativos de las redes, especialmente en jóvenes menores de 14 años?
Los padres y las personas encargadas deben estar presentes en la navegación de las redes, al igual que involucrarse en todos los otros aspectos del desarrollo. Deben sentar las bases para la frecuencia y duración del uso de las redes, así como educar sobre sus virtudes y riesgos. Además, deben monitorear su utilización y, para ello, existen sitios donde los padres se pueden educar con herramientas gratuitas como, por ejemplo, el Family Media Plan, ofrecido por la Academia Americana de Pediatría, disponible en HealthyChildren.org.
Los padres y las personas encargadas deben dar el ejemplo, pues su comportamiento será inevitablemente copiado por los jóvenes a su cargo.
Los padres deben incentivar la socialización interpersonal y la recreación presencial de los adolescentes y, sobre todo, conversar abiertamente con los adolescentes menores y los mayores también; este diálogo es esencial.
La autora es asesora de la Sociedad Puertorriqueña de Pediatría.
Este contenido comercial fue redactado y/o producido por el equipo de GFR Media.