¡Ojo con el sarampión!
Aunque no hemos tenido casos reportados en Puerto Rico, por la cercanía a Estados Unidos, debemos estar alertas
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Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) emitieron una alerta de salud muy importante el pasado 25 de enero de 2024. Esta advierte a los clínicos proveedores de salud sobre casos de pacientes con sarampión que han ido en aumento desde 2023 y cuya tendencia continúa ahora en el 2024. Hasta el presente, aunque no hemos tenido casos reportados en Puerto Rico, ha habido múltiples casos de sarampión confirmados en diferentes estados de Estados Unidos.
La mayoría de los casos reportados en estos brotes de sarampión han sido en pacientes en edad pediátrica no vacunados contra sarampión, aún teniendo edad y elegibilidad para hacerlo. Algunos de estos se contagiaron en el extranjero, pues también ha habido un aumento global en casos de sarampión.
El sarampión es una enfermedad altamente contagiosa y prevenible con la vacunación adecuada. Se sabe que, si una persona tiene sarampión, de nueve a diez personas a su alrededor también se infectan.
Los pacientes que están en mayor riesgo de enfermedad grave o complicaciones son los niños menores de 5 años, personas mayores de 20 años, embarazadas y personas con el sistema inmune debilitado.
Se estima que una quinta parte de los pacientes con sarampión necesitan hospitalización. De cada 20 niños con sarampión, a uno le da neumonía, siendo esta la causa más común de muerte en niños pequeños.
Uno de cada mil pacientes con sarampión desarrolla encefalitis aguda (cerebro inflamado), llevando a daño cerebral o muerte. Se sabe que, de cada mil personas con sarampión, de una a tres fallecen. Algunos pacientes, inclusive, pueden desarrollar una encefalitis progresiva, debilitante y mortal, usualmente de 7 a 11 años después de padecer sarampión.
Estudios científicos recientes han demostrado que después de que a un niño le da sarampión, su sistema inmune queda debilitado, haciéndolo más propenso a padecer otras enfermedades infecciosas, se cree que por varios años. Este efecto dañino es otra significativa razón por lo que la prevención del sarampión a través de la vacunación es tan importante.
El sarampión se transmite por gotas respiratorias cuando una persona infectada tose o estornuda. Luego de la exposición, los síntomas, generalmente, comienzan a manifestarse entre ocho a doce días, lo que se conoce como período de incubación. Los síntomas principales son fiebre alta, tos, goteo nasal, conjuntivitis y salpullido (rash). Además, puede haber diarreas, tos de crup (croup), infección de oídos, y complicaciones como deshidratación, neumonía, encefalitis y ceguera, entre otras.
El tratamiento es de apoyo, ya que no existe una droga antiviral específica. Además, a todos los pacientes se les debe dar vitamina A por boca, ya que se ha demostrado que ayuda grandemente a disminuir la gravedad, mortalidad, daño a los ojos y ceguera.
La vacuna de MMR protege contra el sarampión y requiere dos dosis para que tenga su máxima efectividad. Esta se administra entre los 12 y los 15 meses, y se repite entre los 4 y los 6 años. Si no se administra exactamente en estas edades se pueden administrar después. Tu pediatra te puede asesorar.
Estas dos dosis proveen una protección o inmunidad casi completa. La MMR se pone de forma inyectable subcutánea y es muy segura. También protege contra las paperas y el sarampión alemán. La mayoría de las personas no tiene efectos secundarios y, de ocurrir estos, suelen ser sumamente leves como fiebre, salpullido, dolor o hinchazón en el área de la inyección, o dolor temporero y pasajero en las coyunturas (mayormente en adolescentes y adultos). Los efectos más graves son raros y tampoco se ha probado una asociación científica entre la vacuna MMR y el autismo. Esta vacuna no contiene timerosal.
La autora es miembro de la Junta Editora de ‘’Mi Pediatra’' de la Sociedad Puertorriqueña de Pediatría.
Este contenido comercial fue redactado y/o producido por el equipo de GFR Media.