La infectóloga pediátrica Iris Cardona recibe reconocimiento
Repasa su carrera, ante galardón de la Sociedad Puertorriqueña de Pediatría
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A los seis años, fue llevada de emergencia desde su hogar en San Sebastián hasta el hospital de Aguadilla. Allí le removerían el apéndice mediante una cirugía realizada por un médico, cuya imagen quedó marcada en su memoria.
Después de la cirugía, regresó a su casa. Varios días más tarde, el médico se presentó a verla. Su figura se mostró ante sus ojos como un ser de bien, que se acercaba a examinar con gran delicadeza su herida, cortar los puntos de sutura y verificar el estado de sanación de su herida.
El médico se despidió, pero ella lo guardó en su memoria. “Yo quiero hacer lo mismo que él”, se dijo, sin ningún asomo de duda.
“Y aquí estamos”, afirmó la infectóloga pediátrica Iris Cardona, reconocida por sus pares con el Acknowledgement Recognition Award que confiere la Sociedad Puertorriqueña de Pediatría, en su 69º Congreso Anual, celebrado hoy, 17 de febrero. “Causa una gran emoción y agradecimiento, porque represento a mis colegas que, igualmente, merecen reconocimiento por cuidar la salud de los niños puertorriqueños”, afirmó.
Un recorrido por su historia
Cardona, quien funge como principal oficial médico del Departamento de Salud y mantiene su práctica, entró a la medicina para canalizar el talento que considera una herencia divina.
“Hay quienes tienen talento artístico, y otros son mejores en las ciencias o las matemáticas que a mí se me hacían más fáciles. Así que pude atar ese talento con un deseo genuino de ayudar, desde cualquier escenario en el que uno se encuentra. En el caso de un médico, ayudamos a aliviar y a sanar. En ese contexto, al pediatra se nos permite acompañar al niño en su desarrollo para que tenga una vida más saludable durante la infancia, la niñez temprana y la adolescencia, hasta llegar a la adultez”, recalcó.
Cardona aseguró que, en su camino, enfrentó muchísimos retos. “La medicina es una carrera de resistencia… Muchos años de estudio, te gradúas y tienes que seguir estudiando para innovar en tu práctica. Cuando terminas, debes tomar decisiones”, aseguró. Fue así que, al culminar sus estudios en la Escuela de Medicina del Recinto de Ciencias Médicas (UPR), entró en un programa que servía a comunidades en desventaja social.
“De Centro Médico nos movíamos a distintos lugares para hacer clínicas en escuelas; visitábamos los centros preescolares y atendíamos las condiciones comunes en esas edades, desde el catarro simple hasta los piojitos”, rememoró. “Después me tocó vivir el inicio de la epidemia del virus de inmunodeficiencia humana (VIH). Vi pacientes pediátricos enfermarse y morir (por condiciones relacionadas al sida). Vi familias afectadas totalmente cuando una de esas criaturas fallecía. Eso despertó en mí un interés particular en mi intención y, dos años después, me fui a estudiar (una especialidad en) enfermedades infeccionas”, detalló.
No solo se acercó a este virus –cuya tasa de mortalidad infantil se ha reducido en Puerto Rico de manera significativa, por la disponibilidad de tratamientos prenatales para evitar la transmisión del virus a través del parto– sino que aprendió a manejar otras enfermedades virales (el dengue y la influenza) y bacterianas (la neumonía pediátrica).
La influencia de su formación familiar
El tiempo de la doctora Cardona es como el de los niños cuando juegan –no parece tener fin. “Es un reto y hay que buscar el balance. Cuando me casé y comencé mi familia me costó mucho trabajo ‘separar’ a la madre/esposa y la doctora. Esto es una vocación de todos los días, a todas horas, y comienza en mi hogar”, sentenció.
Precisamente, su núcleo inmediato fue un importante cimiento en su desarrollo integral. Cardona se crió con su hermano y su hermana, en un hogar de padres trabajadores –su madre fue maestra y su padre era comerciante. Ella es la primera doctora en medicina en su familia inmediata.
“Mis hermanos son también doctores, pero en otras especialidades”, compartió. “Desde chiquitos, mi mamá nos enseñó que tener una buena educación era importante si queríamos hacer algo importante en la vida. Maestra al fin, se encargó de que así fuera”, expresó.
Su propio legado
Por su amplia experiencia, Cardona ha tenido la oportunidad de ser mentora de futuros pediatras en la Escuela de Medicina y dentro de su misma consulta. “Vienen a que les llene los papeles para empezar sus estudios universitarios, y aprovechan para pedirme recomendaciones”.
A la pediatra ya no le sorprende que, en actividades de su campo de especialidad, uno de sus exmentoriados o pacientes la presente en una actividad profesional. “Siempre me emociona verlos ya crecidos”, exclamó. “Lo mejor de todo es cuando me dicen ‘siempre quise ser como usted’ –lo mismo que aquella niña de seis años pensó cuando aquel médico que le extirpó el apéndice y le sirvió de inspiración”, recalcó, agradecida.
Con todas sus responsabilidades, y una familia que la apoya, la doctora Iris Cardona continúa con la expansión de su talento –indudable don divino–, adentrándose en el mundo de cada niño que tocan sus manos. “La clave es identificar ese talento, explorarlo, estudiarlo y, cuando finalmente lo practiques, todos los días lo hagas con amor”, concluyó.
Esperanzada en la vacunación
En sus funciones como Principal Oficial Médico del Departamento de Salud, la doctora Iris Cardona ha participado activamente en los esfuerzos de vacunación para el COVID-19 en niños de 5 a 11 años, igual que ha hecho con las vacunas recomendadas para la infancia y la niñez temprana.
“No es extraño que los padres tengan reservas con la vacuna, que nació en medio de una emergencia. Lo interesante es que fuimos testigos de cómo la ciencia se puso de acuerdo a trabajar al servicio de la humanidad, y los resultados han podido reducir esa preocupación”, estableció Cardona. “En un futuro no muy lejano, esperamos que se apruebe su uso en infantes desde seis meses”, recalcó.
“Tenemos ya un 65% de los niños (entre 5 a 11 años) con una primera dosis administrada, un 47% con las dosis completadas. En el caso de los adolescentes (12 a 18 años), más del 90% está vacunado y algunos ya han recibido su dosis de refuerzo”, explicó.
La doctora entiende la reserva de los padres, por eso se insiste en aclarar las dudas. “Muchos padres piensan que la vacuna se trabajó con demasiada rapidez, y que no afectaba a los niños. No obstante, con las nuevas variantes –delta y ómicron– un 20% de los casos (confirmados y probables) se identificaron en la población pediátrica”.
“Seguiremos adelantando (en ese proceso), pero es importante enfatizar que también hay que atender las demás condiciones de salud, tanto en la población infantil como en los adolescentes”, sostuvo.
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