Dermatitis atópica pediátrica, ¿qué es?
No tiene cura, pero es altamente tratable
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La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria de la piel, donde factores genéticos, inmunológicos y ambientales impiden que ejecute su función principal de barrera protectora. Es la enfermedad de la piel más común en la edad pediátrica. Aunque no es una enfermedad contagiosa y no existe una cura, es altamente tratable.
El 90% de las personas presentan síntomas antes de los 5 años, particularmente entre los primeros 2 a 6 meses de edad. Con frecuencia, existe un historial personal o familiar de otras condiciones alérgicas como: rinitis, conjuntivitis alérgica y asma. A esto se le conoce como la tríada alérgica o atópica. Muchos también presentan alergias alimentarias como agravantes del problema en la piel.
El síntoma mandatorio para el diagnóstico, y el peor de todos, es el intenso picor o pruritos de algunas áreas. Esta picazón provoca que nos rasquemos y esto, a su vez, desencadena en una de las complicaciones más comunes de esta condición: las infecciones por bacterias. Por ello, es de suma importancia mantener las uñas recortadas y limpias. Además del picor, típicamente se observa erupción o rash en áreas de los pliegues de las coyunturas y el cuello, y alrededor de los ojos. La piel suele ser, en general, muy seca, especialmente en las áreas más afectadas.
La presentación clínica varía por grupos de edad. En el infante, se presenta en el rostro, el cuero cabelludo, el tronco y en las superficies extensoras de las extremidades (codos y rodillas). En la niñez, se observan lesiones en el cuello, en las superficies flexoras de las extremidades (fosa cubital o parte delante del codo, muñeca, y parte posterior de las rodillas) y en los pies y los tobillos. Los jóvenes y los adultos presentan lesiones en los brazos, la espalda, las muñecas, las manos, los pies y los dedos, particularmente en áreas de flexión.
No existe una prueba específica para diagnosticar la dermatitis atópica. El paciente con dermatitis atópica mejora significativamente cuando su manejo incluye un plan que atiende cada uno de los factores desencadenantes, así que la prevención es clave. Estos factores son los que estudiamos en cada caso para poder individualizar el tratamiento.
El manejo médico es escalonado, o más complejo y agresivo, según el grado de severidad. La primera línea es el cuidado de la piel con emolientes y humectantes. Como tratamiento inicial, el pediatra recomendará agentes tópicos esteroidales como la hidrocortisona, que deberán ser aplicados directamente en la piel, debajo de los emolientes y humectantes. En áreas como la cara, en particular alrededor de los ojos, y dondequiera que la piel sea muy fina, se recomiendan otros agentes tópicos no esteroidales, por ejemplo, crisaborole, pimecrolimus y tacrolimus. Para casos más severos o refractarios a tratamientos tópicos existen muchos otros, generalmente prescritos por expertos dermatólogos.
Referencias: Suárez AE, ¿Se le va a curar la dermatitis atópica a mi niño? Revista Mi Pediatra 2021; Edición 28: 37-39. La autora es pediatra y miembro de la Sociedad Puertorriqueña de Pediatría.
Este contenido comercial fue redactado y/o producido por el equipo de GFR Media.