La información precisa y el conocimiento pueden marcar la diferencia en la detección temprana, el diagnóstico adecuado y el manejo efectivo del hipotiroidismo. La enfermedad, que ocurre cuando existe una producción insuficiente de hormona tiroidea, es una de las condiciones tiroideas más comunes en Puerto Rico y afecta principalmente a la mujer, a las personas mayores de 60 años. Tiene, además, una predisposición familiar.

Aunque es una afección crónica, es tratable y no limita la calidad de vida de los pacientes. Sin embargo, como enfatizó el doctor José M. García Mateo, presidente de la Sociedad Puertorriqueña de Endocrinología y Diabetología (SPED), si no es detectada a tiempo o el paciente no cumple con el tratamiento de por vida, puede derivar en deficiencias mentales, metabólicas y físicas que pueden afectar su calidad de vida.

Para fomentar la conciencia pública sobre el hipotiroidismo y para brindar apoyo a los pacientes, el Departamento de Salud proclamó a marzo como el Mes Nacional sobre las Enfermedades del Tiroides en Puerto Rico. Este es un periodo que marca el aumento de los esfuerzos educativos de SPED para trabajar hacia un futuro más saludable y comprensivo para el país.

Aunque son muchos los temas que preocupan a los especialistas de SPED como son, por ejemplo, el sobretratamiento o uso innecesario del suplemento hormonal tiroideo, compartir las historias de pacientes de hipotiroidismo contribuye a una mejor comprensión de la enfermedad, a proporcionar esperanza y motivación al ver cómo otros han superado desafíos similares, a inspirar a otros a no dejar que la enfermedad los defina y a buscar formas de manejarla.

Con estos objetivos, a la actividad fueron invitadas las doctoras Marielly Sierra y Yineli Ortiz, y la estudiante de medicina Paola Fernanda Rivera, quienes relataron sus experiencias.

Se puede vivir plenamente con hipotiroidismo

Mientras estudiaba para sus boards de medicina, la hoy endocrinóloga de adultos Marielly Sierra, se sentía cansada, no se concentraba... Eran síntomas inespecíficos que dejaba pasar por alto porque los relacionaba con el exceso de trabajo, la falta de descanso y el estrés de su proceso de formación médica. Sin embargo, buscó ayuda y, desde hace diez años fue diagnosticada con hipotiroidismo —un padecimiento que es común en las mujeres de su familia.

La fatiga y el cansancio durante su periodo de transición del último board de medicina a la residencia también fueron los motivos para que la endocrinóloga en adiestramiento del programa del Hospital Municipal de San Juan, doctora Yineli Ortiz, fuera a su médico primario.

“Las pruebas de cernimiento arrojaron positivo a hipotiroidismo”, dijo. Luego, fue a un especialista quien, tras una prueba de anticuerpos, le diagnosticó que su hipotiroidismo es asociado a la enfermedad de Hashimoto —trastorno en el que el sistema inmune ataca la glándula, de manera que esta no puede producir suficiente hormona tiroidea. En la familia de la doctora Ortiz también hay pacientes de enfermedades autoinmunes.

La historia de la estudiante de medicina Paola Fernanda Rivera comenzó a sus 14 años, cuando su madre —paciente de enfermedad tiroidea— la llevó al endocrinólogo, pues la notaba muy cansada y que estaba perdiendo más cabello de lo usual. El resultado del diagnóstico fue positivo para hipotiroidismo; Paola comenzó con el tratamiento y continuó su vida.

Años más tarde, en una de las pruebas de rigor, salió positiva a la enfermedad de Hashimoto. El médico hizo ajustes a su tratamiento y Paola lo siguió, al igual que las pruebas de cernimiento y diagnósticas. Fue, precisamente, en un resultado de sonograma que se evidenciaron unos nódulos que estaban creciendo anormalmente y que podían ser indicativos de alguna malignidad. El resultado de la biopsia fue sospechoso, razón por la que, a sus 17 años, le fue removida la glándula tiroides.

“Esto ha sido un evento que no lo veo como una piedra en mi camino, sino como un trampolín. Me dio una perspectiva nueva de agradecer, disfrutar más la vida y tener la empatía para conectar con esos pacientes que están pasando por lo mismo que yo paso”, dijo Paola.

Al igual que la estudiante de medicina, las doctoras coinciden en que la enfermedad no es una limitación para alcanzar todo lo que se quiere en la vida tanto a nivel personal como profesional. Pero, ¿cuáles son sus mejores recomendaciones?

Lo primero es tomar el control de la salud. Seguir fielmente las instrucciones médicas para el tratamiento individualizado de por vida es esencial, así como las visitas rutinarias y los cambios en los estilos de vida como son la buena nutrición y la actividad física.

El hipotiroidismo se trata con una formulación oral de hormona tiroidea sintética: levotiroxina. La mayoría de las personas necesitan tratamiento de reemplazo de la hormona tiroidea por el resto de sus vidas. Es importante individualizar la terapia, dependiendo de la edad, el peso, las condiciones médicas y otros factores del paciente.

La doctora Ortiz enfatizó en la educación sobre la enfermedad; mientras que la doctora Sierra también apostó al pensamiento positivo y a ser proactivo.