“Nos tenemos”, “apoyo”, “hermandad” y “solidaridad” son conceptos que abordan la sororidad. La sororidad se centra en el apoyo solidario entre mujeres con un valioso objetivo en común, superar la lucha contra la opresión de género. Por consiguiente, requiere reconocer y respetar las experiencias y luchas individuales de cada mujer, y trabajar juntas por un mundo más justo e igualitario.

La doctora Sandra Urbina, consejera profesional en salud mental, explicó que, según la Real Academia Española, el concepto viene del inglés y se origina del latín medieval. Tiene tres conceptos: amistad o afecto entre mujeres; relación de solidaridad entre las mujeres, especialmente, en la lucha por el empoderamiento; y asociaciones estudiantiles femeninas.

La sororidad puede surgir de la agrupación que se forma por la amistad y reciprocidad entre mujeres que comparten el mismo ideal y trabajan por alcanzar un mismo objetivo. “Debe entenderse que, cuando se habla de sororidad, se alude a un grupo organizado de mujeres con la finalidad de acompañarse solidaria y recíprocamente, para facilitar su empoderamiento, educación y equidad, con el fin de lograr justicia social en todos los aspectos posibles: salud, educación, seguridad, asuntos de género, raza, violencia sexual, defensoría y superación en general. Estereotipar el concepto a asuntos de género es limitar la amplitud de este”, detalló la doctora Urbina.

Por su parte, María C. Muñoz, especialista en comunicaciones de Coordinadora de Paz Para las Mujeres, abundó que la sororidad es crucial en la lucha por la equidad de género, y se basa en la solidaridad, empatía y apoyo mutuo entre mujeres. “La solidaridad implica abordar las desigualdades y desafíos que enfrentan las mujeres, participando en movimientos feministas, activismo comunitario y defensa de los derechos femeninos. Al unirse en solidaridad, las mujeres desafían las normas de género restrictivas y trabajan hacia la inclusión. El apoyo mutuo se manifiesta a través de redes de acompañamiento, mentorías y compartir recursos, tanto en momentos difíciles como felices. Mientras que la empatía fortalece los vínculos y la comprensión de las experiencias individuales entre mujeres”, precisó Muñoz.

Dentro de los patrones limitantes que más afectan a la mujer puertorriqueña y pueden abordarse con la sororidad, Muñoz destacó la violencia de género y falta de programas para prevenirla; brecha salarial, falta de representación política, falta de acceso a un sistema de salud de calidad y difícil acceso a vivienda digna.

¿Qué pueden hacer las mujeres para encontrar o crear espacios de sororidad en Puerto Rico?

Muñoz, quien además es coordinadora y editora de la revista Voz de Voces, sostuvo que, en Puerto Rico, es muy cultural que se creen espacios de sororidad, aunque no necesariamente se identifiquen como tal por el desconocimiento del término. “Con esto me refiero a que es muy común ver grupos de mujeres que se autogestionan para apoyarse mutuamente o para divertirse. Estos grupos, muchas veces, surgen de grupos de amistades a los que se les van uniendo otras mujeres o de organizaciones que los crean”, compartió.

Destacó que los espacios de solidaridad abarcan diferentes grupos de edad; no son exclusivos de una etapa. “Hay jóvenes adultas que gestionan sus grupos, como también mujeres adultas mayores que se juntan para compartir distintas experiencias. Entre nosotras nos tenemos, nos apoyamos, nos escuchamos, nos celebramos y nos acompañamos”, afirmó.

La sororidad: unidas para forjar lazos y ayudar a superar patrones

  • Empoderamiento mutuo: la sororidad fomenta el empoderamiento de las mujeres, al reconocer y celebrar sus fortalezas individuales. El apoyo mutuo ayuda a superar la autocrítica y la duda, lo que les permite desafiar y dejar atrás los patrones limitantes. Muñoz mencionó como ejemplos actividades de baby showers o despedidas de soltera, grupos de apoyo para mujeres sobrevivientes de violencia, mujeres que se juntan para hablar de sus experiencias en la maternidad y embarazo, otras que se agrupan para hacer ejercicios, para disfrutar de la naturaleza y quienes hacen grupos para ir los fines de semana a festivales.
  • Transformación cultural: promueve un cambio cultural, al desafiar las normas género y los estereotipos que perpetúan los patrones limitantes. La unión solidaria ayuda a las mujeres a desafiar colectivamente las expectativas sociales y crear paradigmas que fomenten la inclusión y la igualdad.
  • Crecimiento personal: proporciona espacios seguros para el crecimiento personal y la autoexploración. Al compartir experiencias y perspectivas, aprenden de sus pares y encuentran inspiración para desafiar sus propios patrones limitantes y alcanzar su máximo potencial.
  • Apoyo emocional: fortalece el sistema de apoyo emocional para ayudar a las mujeres a manejar los desafíos emocionales asociados a los patrones limitantes como la baja autoestima, la ansiedad y la depresión. Saber que no están solas y que tienen el apoyo de otras mujeres promueve la fortaleza para enfrentar y superar obstáculos.

“Realmente, toda organización, sororidad o no, que se cree y desarrolle con el fin de educar y empoderar a la mujer para superar la infinidad de barreras limitantes que enfrenta, es de mucho valor. Buscar la justicia social, llevar información fidedigna y acompañar al ser humano en su superación total, procurando salud, bienestar y progreso, es necesario y pertinente en el momento histórico en que estamos”, puntualizó la doctora Urbina, quien también es profesora del Programa de Consejería de Salud Mental de Ana G. Méndez University Online.

La periodista es colaboradora de Suplementos.