¡Este es el momento del protagonismo femenino!
La doctora Ilia Rosario Nieves hace llamado al empoderamiento
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Profesional, líder, portavoz, madre, esposa e hija son solo algunos de los roles que ejercen las mujeres cada día en Puerto Rico, aun en medio de huracanes, terremotos, pandemias y situaciones de pobreza e inequidad. Precisamente, el confinamiento ordenado para evitar la propagación del COVID-19 —que comenzó en 2020—, impactó tanto a estos roles como a las propias féminas y a sus familias.
“Durante la pandemia, y aún está pasando, muchas mujeres pasaron a trabajar remoto, atender la educación virtual de los hijos y realizar labores domésticas; todos los roles interactuaron en un solo lugar, unidos a la incertidumbre que se estaba viviendo debido a la pandemia”, recordó la sicóloga, doctora Ilia Rosario Nieves, decana del Colegio de Ciencias de la Conducta y Asuntos de la Comunidad de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico (PUCPR).
Muchas mujeres perdieron sus empleos durante la emergencia sanitaria, mientras que para otras aumentó exponencialmente la carga de trabajo fuera del hogar porque laboraban en el sector de la salud. Fueron situaciones que se sumaron a lo vivido, tras los estragos causados por el paso de los huracanes Irma y María en 2017, y los movimientos telúricos de 2020.
“Esto ha traído dificultades dentro del núcleo familiar que los profesionales de la salud y la conducta deben atender porque ocasionaron una ansiedad colectiva que desencadenó en casos de violencia doméstica. Condiciones mentales como la ansiedad y la depresión se exacerbaron”, abundó la doctora, quien es autora del libro Mujer: cinco roles en la sociedad puertorriqueña actual, publicado en 2016 por la PUCPR.
De hecho, la Administración de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción (Assmca) informó recientemente a este medio que los casos de ansiedad, depresión, fobia, ideación suicida, violencia intrafamiliar y abuso de alcohol y sustancias han aumentado en toda la población desde el año 2020. Las llamadas a la Línea PAS (Primera Ayuda Psicosocial) —un indicador sobre la necesidad de servicios de salud mental en la isla— se han mantenido por encima de los niveles previos a la pandemia: en 2019 se registraron 170,000 llamadas, mientras hubo 922,000 en 2020, 238,000 en 2021 y 225,000 en 2022.
Rosario argumentó que, cuando se trata de distribución de las tareas dentro del hogar, sigue habiendo un desbalance, puesto que atender las labores domésticas y la educación y crianza de los hijos recae más en las mujeres, incluso en hogares donde tanto el varón como la fémina trabajan y generan ingresos. “Ese desbalance quedó en evidencia durante la pandemia”, dijo la sicóloga académica e investigativa. “La distribución desigual de tareas es una de las causas más frecuentes de discusiones y violencia en el hogar”.
“Esa sobrecarga se ve, sobre todo, en las mujeres jefas de familia”, apuntó. “Es importante ver cómo podemos, desde los profesionales de la salud, atender estas situaciones que afectan a todo el núcleo familiar. La comunicación con la pareja y con los hijos es importante; ponerse de acuerdo en quién va a hacer qué y distribuir la carga”.
La disparidad también está presente fuera del hogar. De acuerdo con datos de la Encuesta de la Comunidad del Censo, el salario promedio de los hombres en Puerto Rico, para 2019, fue de $25,347. Esto es $2,076 más que el salario promedio de las mujeres ($23,271) para el mismo período. La diferencia salarial fue notable aun entre personas con grados de maestría y doctorado, pues las mujeres con estudios graduados ganaban en promedio $37,330, mientras que los hombres ingresaban $62,285.
“Hay estudios que correlacionan la disparidad salarial respecto al hombre con la feminización de la pobreza”, sostuvo la académica, en alusión a los mayores niveles de pobreza en la población femenina. “Aún hay brechas salariales y no hemos visto mucha mejoría reciente en ese sector”.
Tanto en los temas de equidad como en los del medioambiente, Rosario sostuvo que hay espacio para que las mujeres ejerzan un rol más protagónico y que, más allá de enviar el mensaje, sean las autoridades que marquen la ruta a seguir. “Entendemos que la figura de la mujer, en el ámbito de la equidad, debe desarrollarse mucho más. En el discurso de equidad se ha escuchado mucho y no llegamos a un consenso, así que es importante sentarse y ver qué se ha hecho y cuáles son las propuestas. Necesitamos más inclusión desde una perspectiva analítica y objetiva”, manifestó la sicóloga.
Agregó que, “luego de todas las situaciones que hemos tenido con desastres naturales, que dejan ver que los cambios climáticos están a la vuelta de la esquina, el medioambiente es un área en que la mujer debe destacarse, así como en el manejo de emergencias y liderazgo comunitario”.
Resaltó la relevancia que, poco a poco, ha logrado la mujer en las ciencias, campo dominado por hombres. “Nos parece que se ha hecho el trabajo, pero no se ha dado a conocer como se debe para ver qué se está haciendo en Puerto Rico y darle la importancia que merece”, dijo.
En cuanto al rol en la sociedad, Rosario indicó que las mujeres en Puerto Rico se están destacando por su labor en organizaciones sin fines de lucro, sobre todo durante y después de los huracanes, los terremotos y la pandemia. Para muestra, un botón: Amarilis González Domínguez, directora ejecutiva de Techos Pa’ Mi Gente, organización sin fines de lucro que construye y rehabilita los techos de viviendas impactadas por desastres naturales, informó que un 53 % de su equipo de voluntarios son mujeres, así como un 80 % de su plantilla.
Otro ámbito en el que avanzan las mujeres es el de la política, pues, en los últimos años, Puerto Rico tuvo su primera comisionada residente en Washington (Jenniffer González Colón), su segunda gobernadora (Wanda Vázquez Garced) y entraron más féminas a la Legislatura, de la mano de partidos emergentes. Tal es el caso de la representante Mariana Nogales Molinelli y la senadora Ana Irma Rivera Lassén, ambas del Movimiento Victoria Ciudadana, de tendencia liberal; y la representante Lisie J. Burgos Muñiz y la senadora Joanne Rodríguez Veve, del Proyecto Dignidad, de corte conservador.
“Cada voz que se activa hace la diferencia”, sostuvo Rosario. “Resulta interesante que, más allá de la gobernación, vemos una participación activa de mujeres en la Legislatura, ya sea liberal o conservadora. Cada visión tiene su importancia y posibilita un debate interesante sobre el tema de la mujer”.
Algunas discusiones recientes han redundado en la aprobación de medidas como la Ley de Igualdad Salarial de Puerto Rico (Ley Núm. 16-2017), que busca eliminar la brecha salarial entre féminas y varones. Otras se debaten actualmente, como el Proyecto del Senado 1052, que pretende establecer en la isla la licencia menstrual, una licencia laboral de tres días con paga para mujeres y personas menstruantes. Países como Japón, Corea del Sur y España tienen licencias parecidas, aunque en los primeros dos es sin paga y en la nación europea es pagada por el gobierno.
En su libro, Rosario propone que debería remunerarse el trabajo doméstico, el cual incluye tareas no remuneradas como cuidado de hijos y familiares, preparación de alimentos, limpieza de la casa y finanzas del hogar, entre otras. “Si lo calculamos por hora, usando el salario mínimo, es un trabajo como otro cualquiera. Al tener remuneración, se valora el trabajo que realizan con amor por su familia”, expuso la sicóloga. “Sabemos que en Puerto Rico hay limitaciones económicas, pero se pudiera hacer un junte multisectorial para ver alternativas a considerar para costearlo”.
En fin, los roles de la mujer puertorriqueña en la sociedad, en el trabajo, en la familia y en el hogar continúan cambiando, influenciados por desastres naturales, la pandemia, las inequidades y el deseo de hacerse escuchar y trabajar por un mejor país.
“Ahora, la mujer tiene un rol protagónico en el mundo laboral y en diferentes áreas de la sociedad”, aseguró la doctora Rosario Nieves en su libro.
Este contenido comercial fue redactado y/o producido por el equipo de GFR Media.