Cada vez, más personas en Puerto Rico están en una situación compleja: mantener una carrera profesional mientras cuidan a un familiar adulto mayor. Si estás en el rango de edad de 35 a 50 años, es probable que te toque asumir esta responsabilidad en el futuro cercano.

Si ya eres o sabes que pronto serás cuidador, aquí tienes un plan de cinco áreas que puede ayudarte a manejar esta responsabilidad de una mejor manera:

Diálogo familiar sobre expectativas de apoyo

El cuidado de un adulto mayor no debe recaer en una sola persona. Es fundamental abrir espacios de conversación específicos con toda la familia, antes de asumir el rol de cuidador. La comunicación abierta y constante evita conflictos y malentendidos, permitiendo distribuir las responsabilidades de manera justa y efectiva.

Aunque estas conversaciones podrían resultar incómodas para algunos familiares, el objetivo debe centrarse en establecer expectativas claras sobre el tipo de apoyo que cada miembro puede ofrecer. Esto incluye considerar opciones de cuidado a largo plazo, evaluar las necesidades médicas, financieras y tener listos los documentos legales necesarios. Desarrollar un plan bien definido les dará tranquilidad y una guía clara para el futuro.

Planificación financiera para el cuidado de tus padres

Ser cuidador implica afrontar gastos imprevistos que pueden abarcar desde medicamentos, equipo de asistencia y transportación a citas médicas hasta adaptaciones en el hogar. Investiga bien los servicios que puede cubrir el plan médico y los programas o subsidios gubernamentales que pueden aliviar parte de estos costos. Lo más recomendable es que abras una cuenta de ahorro destinada, específicamente, a este fin. Así, cuando surjan imprevistos, podrás cubrir el gasto sin que esto afecte otras áreas de tu vida financiera.

Conocer los recursos y programas de apoyo

Afortunadamente, en Puerto Rico existen recursos que pueden hacer una gran diferencia para los cuidadores. Los centros de atención diurna, por ejemplo, ofrecen un espacio donde los adultos mayores pueden recibir supervisión y participar en actividades, mientras tú cumples con tus responsabilidades laborales. Aunque estos centros no siempre cubren toda la jornada laboral, brindan un respiro importante y te dan la tranquilidad de saber que tu familiar está bien atendido.

También es útil consultar con el Departamento de la Familia, la Oficina del Procurador de Personas de Edad Avanzada y otras organizaciones comunitarias que podrían ofrecer servicios adicionales. No dejes fuera los recursos de apoyo psicológico o los grupos de apoyo que están disponibles, ya que pueden ayudarte a fortalecer el autocuidado y a mantener tu bienestar emocional. Además, conectar con otros cuidadores te permite compartir experiencias y aprender estrategias que puedan ser útiles en el día a día.

Solicitar modificaciones en horarios o modalidad de trabajo

Es común sentir incomodidad al hablar sobre tu situación como cuidador con tus supervisores, pero hacerlo puede abrirte la puerta a ciertos derechos y beneficios. La Ley 82 de 2023, conocida como la Ley sobre la Política Pública del Cuidado Informal en Puerto Rico, te permite obtener una certificación como cuidador informal. Esta certificación puede presentarse a tu patrono, lo cual podría facilitar opciones de flexibilidad laboral, algo que puede ser esencial cuando tratas de equilibrar el trabajo y el cuidado.

Además, registrarte te permite acceder a beneficios, derechos específicos, conectar con redes de apoyo, conocer servicios disponibles y obtener horas de capacitación. Es una herramienta que te brinda visibilidad, apoyo y validación de tu rol.

Involucrar a tu familiar en las decisiones sobre su cuidado

Un aspecto fundamental del bienestar de tu ser querido es que participe activamente en las decisiones que afectan su vida diaria. Involucrarlo en estas decisiones no solo fortalece su sentido de autonomía y dignidad, sino que también ayuda a evitar problemas emocionales y disputas familiares.

Por ejemplo, si tu familiar desea envejecer en su hogar, pueden planificar juntos las adaptaciones necesarias en la vivienda para que esté cómodo y seguro, y para que tú tengas tranquilidad. Escuchar sus deseos y opiniones será importante para conversar sobre las expectativas y evitará que tomes decisiones que puedan no estar alineadas con sus preferencias.

Como país, tenemos la responsabilidad de agradecer y apoyar a quienes están dispuestos a hacer grandes esfuerzos, al continuar trabajando y asumir el cuidado de nuestros adultos mayores. Los cuidadores realizan un acto de amor que, aunque, a veces, sea demandante, también es profundamente satisfactorio. Recuerda que tú también mereces apoyo, reconocimiento y espacios para cuidar de ti mismo mientras brindas este valioso servicio.

El autor es catedrático asociado del Departamento de Psicología, director de la Escuela para Cuidadores de Adultos Mayores de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico.