¿Qué podemos esperar de la temporada de huracanes de 2024?
La meteoróloga Ada Monzón conversa sobre el pronóstico de la actividad ciclónica para este año
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En 2023, la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) pronosticó un 40 % de temporada casi normal, un 30 % de probabilidades de una temporada por encima de lo normal y un 30 % por debajo de lo normal. Asimismo, había anticipado entre 12 y 17 tormentas con vientos de 39 millas por hora o superiores, de las cuales entre cinco y nueve que podrían convertirse en huracanes, incluidos entre uno y cuatro huracanes de gran intensidad.
Aunque se consideró que el impacto de El Niño podría ocasionar una supresión de la actividad ciclónica, también se previó que las altas temperaturas del océano Atlántico y el mar Caribe, entre otros factores, serían caldo de cultivo para el desarrollo de los huracanes.
“Las aguas estaban tan calientes que permitieron que la temporada estuviera más activa que lo normal”, indicó la meteoróloga Ada Monzón. Según informó la experta, fue la cuarta temporada más activa desde 1950.
Para la temporada de huracanes de este año, la NOAA ha pronosticado de 17 a 25 tormentas con vientos de 39 millas por hora o superiores, de ocho a trece se convertirían en huracanes, y de estos, cuatro a siete podrían ser huracanes entre las categorías 3 a 5. De esta manera, la agencia anticipa que hay un 85 % de probabilidades de que sea una temporada por encima de lo normal, con un 70 % de confianza en estos rangos.
Entre los factores que inciden en estas previsiones, la meteoróloga primero enfatizó que estos pronósticos son una guía y enumeró las altas temperaturas en el Atlántico, menos vientos cortantes, la reducción de los vientos alisios en el Atlántico y el desarrollo de La Niña en el Pacífico.
“A medida que se acerca el final de uno de los fenómenos El Niño más fuertes jamás observados, los científicos de la NOAA predicen una rápida transición a las condiciones de La Niña, que favorecen la actividad de los huracanes en el Atlántico porque La Niña tiende a disminuir la cizalladura [cambio en la dirección o la intensidad] del viento en los trópicos. Al mismo tiempo, el abundante contenido de calor oceánico en el océano Atlántico tropical y el mar Caribe crea más energía para alimentar el desarrollo de tormentas”, expuso la agencia el pasado mayo.
“Los mensajes de prepararse con alimentos, agua y tormenteras ya no son suficientes porque los problemas sociales y económicos requieren otro tipo de conversación más profunda”, sostuvo Mónzón para mencionar, por ejemplo, la importancia de los oasis de enfriamiento.
Y añadió: “Las personas están más conscientes y estamos utilizando la experiencia del huracán María para prepararnos mejor, pero abunda la frustración”, compartió para hablar sobre las comunidades que aún hoy no han visto un plan de acción que atienda sus necesidades como rutas de acceso seguras a sus casas, entre otras.
“La empatía y la solidaridad tienen que crecer en todos los aspectos”, expresó Monzón.
Por otra parte, la meteoróloga subrayó la trascendente labor de las organizaciones y las comunidades como primera línea de defensa ante períodos de emergencia.
Intensas las olas de calor
Respecto a las temperaturas globales que han alcanzado niveles récords, Monzón señaló que “llevamos más de un año con temperaturas por encima de lo normal en aire y mar”.
Según el Informe mensual sobre el clima mundial para abril de 2024, presentado por los Centros Nacionales de Información Medioambiental de la NOAA, el pasado mes de abril fue el abril más cálido registrado.
A su vez, la Organización Meteorológica Mundial publicó recientemente que hay un 80 % de probabilidades de que, al menos, un año entre 2024 y 2028 supere temporalmente el umbral de 1.5 grados Celsius y que, al menos, uno de los próximos cinco años sea el más cálido jamás registrado, por encima del 2023.
En cuanto al calor extremo, Monzón destacó la relevancia de atender las repercusiones de este en la salud y tomar las medidas necesarias que vayan a la par con los nuevos retos que enfrentamos. De esta manera, la preparación también debe contemplar cómo mitigar los efectos del calor, tanto en los planes familiares y comunitarios, como en la acción gubernamental y las disposiciones laborales, entre otras áreas.
Varias sugerencias de la Agencia de Protección Ambiental y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades son:
- Minimizar la exposición directa al sol.
- Dar prioridad a la hidratación. Beber agua y bebidas sin cafeína, azúcar o alcohol.
- Comer alimentos ligeros, frescos y fáciles de digerir como frutas y ensaladas.
- Informarse sobre los síntomas de las enfermedades relacionadas con el calor y cómo responder adecuadamente.
- En la medida de lo posible, pasar tiempo en lugares con aire acondicionado.
- Nunca, por ninguna cantidad de tiempo, los niños, las personas con dificultades de movilidad y los animales deben dejarse solos en el carro.
- No hacer ejercicio al aire libre durante las horas más calientes.
La autora es periodista colaboradora de Suplementos.
Este contenido comercial fue redactado y/o producido por el equipo de GFR Media.