Cerca del 20 % de la población puertorriqueña ha sido diagnosticada con alguna afección de tiroides, especialmente hipotiroidismo o tiroides vago, que ocurre cuando la glándula tiroidea no es capaz de producir suficientes hormonas, afectando el metabolismo.

Esto hace que el paciente desarrolle una sintomatología asociada a la enfermedad que incluye cansancio, pérdida de memoria, estreñimiento, cabello y uñas quebradizas, desórdenes menstruales y la acumulación de líquidos, que puede ocasionar el aumento de unas 5 a 10 libras de peso.

De acuerdo con la doctora Norma Vergne Santiago, endocrinóloga de adultos, “muchas personas presentan hipotiroidismo por una enfermedad que se conoce como Hashimoto, que es una enfermedad altamente heredable”.

Destacó que la tiroiditis de Hashimoto es un trastorno autoinmune “que va destruyendo progresivamente la tiroides hasta que la pone vaga y la persona se vuelve dependiente del reemplazo hormonal”.

Según la endocrinóloga, otra de las enfermedades que afecta la tiroides es el hipertiroidismo, “que es lo contrario al hipotiroidismo. Es cuando la tiroides funciona en exceso de hormonas y esto pudiera ser por un nódulo, como también por el sistema inmunitario”.

“En el hipertiroidismo, los síntomas son un poco más precisos [como] la pérdida de peso súbita, pero es la masa muscular la que se pierde y no la grasa. Además, se presentan palpitaciones, taquicardia, temblores, diarreas, agresividad y psicosis. Ese tipo de sintomatología que aparece de manera progresiva y repentina habría que evaluarla para constatar que se trata de la tiroides”, subrayó.

Igualmente, señaló que los padecimientos nodulares se pueden palpar grosso modo, así como el bocio, que es cuando la tiroides se inflama.

“Decirte un síntoma específico de tiroides sería erróneo. Es cuestión de ver los factores de riesgo y luego evaluar si se considera que hay una alteración en la función de esta; entonces, se diagnosticaría”, agregó.

Factores de riesgo

La especialista en endocrinología mencionó que uno de los factores de riesgo que puede afectar el funcionamiento de la glándula tiroidea es la exposición a condiciones de trabajo donde haya exposición frecuente a la radiología.

Asimismo, “haber recibido algún tipo de radiación directa en el cuello o en el pecho o haber tenido un historial familiar, que es lo más marcado. Ese tipo de exposición en áreas de trabajo o por enfermedades, por ejemplo, como [algún tipo de] cáncer que haya requerido radioterapias en áreas cercanas a la tiroides”.

De otra parte, aseguró que el COVID-19 es un virus “que afecta, de manera inminente, la función de la tiroides directa e indirectamente”.

“Se ha identificado que el virus del COVID-19 causa mucho problema en la tiroides. Los pacientes que no tenían problemas con la tiroides comienzan a tenerlos, y pacientes que tenían una enfermedad estable se alteran. Es una fase transitoria”, explicó.

“El COVID-19, primero, inflama la tiroides y, al inflamarla, pudiera ser que comience a producir hormonas en exceso o deje de producir hormonas como tal. Entonces, hay dos tipos de fases que son transitorias e intercambiables. Primero, puede ser que el paciente se vuelva hipertiroideo y luego termine siendo hipotiroideo y viceversa”, aseveró.

Sin embargo, la sintomatología experimentada por los pacientes no necesariamente significa que tenga un diagnóstico de tiroides, determinó la doctora, quien apuntó que el “ritmo de vida que llevamos nos empuja a sentirnos mal”.

“La tiroides da síntomas cuando está bien descontrolada. No dormir, la mala alimentación y la obesidad son factores de riesgo para que una persona no se sienta bien, para que haya un estado de crisis energético en el sistema que cause inflamación, obesidad, estreñimiento, caída de cabello o caída de uñas, y no siempre va a ser la tiroides”, reveló.

“La tiroides es una glándula bien buena; ella perdona muchas cosas. No obstante, cuando deja de funcionar, causa estragos y hay que tratarlos, pero no todo lo que es cansancio y obesidad está relacionado con esta”, insistió.

Finalmente, exhortó a la ciudadanía a llevar un estilo de vida saludable que incluya ejercicios y una alimentación sana.

“Obviamente, el estilo de vida siempre va a contribuir a que todos los órganos del cuerpo funcionen de manera adecuada, con una alimentación saludable que incorpora ejercicio, descanso necesario y un chequeo médico anualmente. Es lo vital, en este caso”, apuntó.

Para más información, llama al 787-704-9341 o al 787-260-0480.

La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.