Nota de la editora: Los estudiantes del país tienen mucho que aportar y hoy, Suplementos y A+ Education and Consulting Solutions se unen para presentarte una serie de columnas escritas por jóvenes para jóvenes en todos nuestros suplementos educativos del 2022.

Desde el 1ro de abril de 2020 hasta el 15 de mayo de 2020, y a causa de la pandemia, asistí por primera vez a clases de modo virtual. Como pensaba que sería la única vez que tendría que tomar clases en línea, fue un proceso que pude manejar. Sin embargo, la educación virtual fue algo que jamás me hubiera imaginado vivir. Si antes de la pandemia me hubieran preguntado si me gustaría ir a la escuela de modo virtual, hubiera dicho que sería algo interesante y divertido, pero, casi dos años después, mi respuesta a esa pregunta es completamente distinta. Cuando, en agosto de 2020, retomamos el proceso de educación a distancia, tomaba siete clases al día con tres momentos de reposo, que incluían la hora de almuerzo. Cómo pudo mi cerebro manejar siete materias distintas y siete horas frente a una computadora por todo un año siempre será un misterio para mí. El reto más grande fue concentrarme durante las clases, especialmente al tener tan cerca mi teléfono celular y mi cama. Además, no estar de modo presencial con los maestros dificultaba el poder entender ciertos conceptos.

A pesar de todos los retos, hubo muchos beneficios. Por ejemplo, aunque resultó un proceso bien complicado para los maestros y estudiantes, la mayoría de las escuelas logró completar el año escolar y no fue, como se ha dicho en algunos foros, un año perdido. Todos trabajamos con mucho esmero para lograr los objetivos de los cursos. Por otro lado, el hecho de que la tecnología es esencial para este tipo de educación supuso que estudiantes y maestros aprendieran a utilizar una gran variedad de herramientas nuevas. En la Academia María Reina, todos los maestros y las estudiantes aprendieron a utilizar la plataforma Microsoft Teams, mediante la cual se impartieron clases, exámenes, reuniones de clubes, asambleas y actividades especiales, etc. Otra de las grandes ventajas es que se ha facilitado la comunicación instantánea entre maestro y estudiante.

No cabe duda de que la educación virtual ha creado un maestro y un estudiante nuevos. En el caso de los maestros, ellos aprendieron a incorporar nuevas estrategias de enseñanza, al igual que tuvieron que modificar o mejorar algunos de los métodos que utilizaban anteriormente. Integraron nuevos sitios web y aprovecharon otros recursos, con el fin de que los estudiantes pudiéramos comprender el material. De hecho, hemos continuado utilizando muchas de estas aplicaciones, ahora que hemos regresado al modo presencial. Por otro lado, los estudiantes tuvimos que encontrar nuevas maneras para concentrarnos y mantenernos motivados, algo que fue muy difícil. No obstante, encontramos muchos vídeos y sitios web que nos ayudaron a absorber más fácilmente el material enseñado. Además, desarrollamos nuevos hábitos para administrar el tiempo de estudio y organizarnos mejor para poder completar el trabajo asignado.

Durante este período, descubrí que la educación virtual requiere mucha más concentración y motivación de lo que yo pensaba. Además, con todo el deterioro mental que sufrí, me di cuenta de que prefiero muchísimo más estar en el salón de clases. Por lo tanto, la educación a distancia me ha permitido apreciar la educación presencial y el privilegio de poder ver a mis compañeras y maestros todos los días. De una manera u otra, todo ha sido ganancia.

La autora es estudiante de décimo grado de la Academia María Reina.