¿Qué te daña los riñones? ¡Te explicamos!
Desde la diabetes y la hipertensión, hasta el uso indiscriminado de analgésicos sin receta pueden provocar enfermedad irreversible de los riñones
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Los pacientes diabéticos y cardiovasculares no solo deben cuidar su salud debido a posibles complicaciones en los cuadros que ya enfrentan, sino porque las desatenciones podrían perjudicar sus riñones, colocando en mayor riesgo sus vidas.
Según el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales (NDDKD, en inglés), uno de cada cuatro pacientes diabéticos enfrentará problemas en los riñones, con el paso del tiempo. Asimismo, la entidad afirma que la hipertensión provoca, en Estados Unidos, más de 25,000 casos nuevos de insuficiencia renal cada año.
Los riñones son los órganos encargados de filtrar, cada 30 minutos, los desechos y el exceso de agua en la sangre a través de la orina, así como de controlar la presión arterial y la producción de hormonas necesarias para el funcionamiento óptimo del organismo; sin estos, las personas mueren.
“Entre los puertorriqueños, hay una gran prevalencia de diabéticos e hipertensos. Ninguna de estas enfermedades duele, pero la dieta puertorriqueña no es la idónea para controlar estas dos condiciones. Las personas que están con su azúcar alta constantemente y no se toman sus medicamentos o están con su presión alta dañan, a largo plazo, sus riñones, y estos daños, usualmente, son irreversibles”, explicó el nefrólogo José Luis Rivera Nieves.
En Puerto Rico, este cuadro empeora porque los padecimientos relacionados al sistema cardiovascular y a los niveles altos de azúcar en la sangre se encuentran entre las principales causas de muerte cada año.
El riñón está compuesto por cientos de miles de unidades llamadas nefronas que se ocupan de limpiar la sangre. Sin embargo, en personas diabéticas, las elevadas concentraciones de glucosa provocan la transformación de ciertas proteínas que, a su vez, perjudican las nefronas. Por otro lado, la presión arterial alta exige un esfuerzo mayor al corazón y, a medida que transcurre el tiempo, esta demanda deteriora los vasos sanguíneos de todo el cuerpo.
De igual forma, Rivera Nieves destacó que las condiciones autoinmunes, así como los accidentes, los traumas, los factores genéticos o los medicamentos también son causantes de la enfermedad crónica renal.
“El perfil del paciente renal es muy amplio. Pueden haber pacientes pediátricos que pierden las funciones del riñón por causa genética, como hay pacientes que, independientemente de su edad, se ven afectados porque llevan entre 10 y 15 años con hipertensión y diabetes”, señaló el nefrólogo con oficina en los hospitales Metropolitano, Auxilio Mutuo, Ashford y San Francisco.
Causas
1. Enfermedades autoinmunes (lupus, hepatitis C, entre otras)
Las defensas que se supone ataquen estos padecimientos se confunden y afectan los riñones.
2. Virus de inmunodeficiencia humana (VIH)
Las pocas defensas de las personas que nunca se han sometido a tratamientos contra este virus destruyen las membranas de los riñones. En muchos casos, los perjudicados no se percatan del daño hasta que se les comienzan a hinchar las piernas, cuando ya es muy tarde para retrasar el daño renal.
3. Condiciones hereditarias
Las personas que enfrentan enfermedades poliquísticas del riñón desarrollan quistes en estos órganos desde temprana edad. La funcionalidad del riñón se mide a partir de cuántos bultos se produzcan.
4. Infecciones
Las bacterias ingresan a los riñones producto de una infección en la vejiga, los uréteres o la uretra. Estos padecimientos no suelen ser permanentes, siempre que se atiendan de forma diligente.
5. Analgésicos
La exposición excesiva a mezclas de medicamentos, en especial aquellos para el dolor que no requieren la receta de un médico y que están compuestos por paracetamol o ibuprofeno, provoca daños en los riñones.
6. Traumatismo externo
Tras un accidente de tráfico, una caída o la práctica de deportes, las vías urinarias podrían verse perjudicadas, provocando daños leves en los riñones. Asimismo, disparos o heridas punzantes pueden ocasionar lesiones penetrantes. En menor frecuencia, la realización de pruebas diagnósticas o tratamientos podrían afectar los riñones.
Detección temprana
A pesar de que los daños por enfermedades renales crónicas son, en su mayoría, irreversibles, una detección temprana podría dilatar el fallo de un riñón. “En una simple muestra de sangre, se pueden detectar anomalías en los niveles funcionales de los riñones”, apuntó Rivera Nieves.
Aunque hay personas que no presentan sintomatología, pacientes que han sido diagnosticados con otras enfermedades deben estar atentos, según la Clínica Mayo, a la disminución del volumen de orina, a la retención de líquidos reflejada en la hinchazón de piernas, tobillos o pies, a la falta de aire o fatiga, a las náuseas, a la debilidad o picazón corporal, al ritmo cardíaco irregular, al dolor o presión en el pecho, a la pérdida de apetito y a la incomodidad abdominal y lumbar.
“Vemos pacientes que compran 20 pastillas naturales para diferentes cosas porque ‘esto es bueno para esto y esto es para lo otro’. Pero, da la mala pata que alguno de esos medicamentos vinieron contaminados y, cuando caen en el hospital, las personas que se los vendieron no es quien les atiende, sino que somos nosotros (los médicos)”, manifestó el nefrólogo.
Para el especialista, el riesgo de la automedicación radica en el desconocimiento sobre las diversas consecuencias que un producto puede tener en otras condiciones silenciosas que padezca la persona.
Diálisis y Efectos secundarios
La enfermedad crónica renal, al ser una condición progresiva, se divide en cinco etapas que se clasifican de acuerdo con la tasa de filtración glomerular; es decir, el nivel de efectividad con el que los riñones limpian la sangre. En la última de estas etapas, las personas se pueden someter a la terapia de reemplazo renal, también conocida como diálisis, o, en el mejor de los casos, a un trasplante de riñón. No obstante, la primera de estas opciones podría resultar contraproducente para las otras enfermedades que enfrenta el paciente.
“Como todo procedimiento artificial, la diálisis puede traer complicaciones, pero, si el paciente no se dializa, igual fallece. Por eso, los pacientes en los que no se logra frenar la enfermedad y siguen avanzando en los estadios son preparados por los nefrólogos para la diálisis”, precisó Rivera Nieves.
El médico indicó que lo ideal es que, en la cuarta etapa de la enfermedad, el paciente se someta a una cirugía ambulatoria para construir una fístula vascular en el brazo, procedimiento en el que se une una vena con una arteria y que puede tardar hasta tres meses en madurar. La otra opción es colocar un catéter de diálisis cuando se producen emergencias por fallos renales.
“Los estudios han demostrado que la persona que inicia diálisis con catéter tiene más complicaciones y la mortalidad es más alta que a la que se le crea una fístula”, subrayó.
En cuanto al trasplante del riñón, Rivera Nieves concluyó que no todos los pacientes son candidatos a recibirlo, pues, la mayoría de las veces, estas personas ya tienen otros órganos como el corazón o los pulmones afectados.
Alimentación e insuficiencia renal
En un país en el que las principales causas de la insuficiencia renal son la hipertensión y la diabetes, una dieta balanceada puede mejorar la calidad de vida de las personas, según la especialista en nutrición renal María Eugenia Rodríguez.
“Las personas que todavía no se han diagnosticado con enfermedad renal, pero sí con diabetes e hipertensión, deben evitar el exceso de calorías y consumir frutas y vegetales todos los días. En el caso de que estos (alimentos) se compren enlatados, deben ser bajos en sodio y sin azúcar añadida”, sostuvo la nutricionista y dietista.
De igual forma, destacó la importancia de ingerir suficiente agua así como consumir cereales y farináceos integrales. Si se trata de un paciente diagnosticado con insuficiencia renal, debe evitar el exceso de proteínas.
“La meta de que el paciente haga esos cambios en la alimentación es tratar de preservar, por el mayor tiempo posible, la función de los riñones. La alimentación no es una cura, pero sí puede ayudar a que ese paciente no necesite diálisis por el mayor tiempo posible, que se sienta bien y que pueda disfrutar de los alimentos que le gustan”, puntualizó la licenciada.
Este contenido comercial fue redactado y/o producido por el equipo de GFR Media.