Las enfermedades cardiovasculares son la mayor causa de muerte e incapacidad en el mundo. Este hecho es conocido por casi todos nuestros pacientes, sin embargo, muchos olvidan que en estas estadísticas están incluidos los derrames cerebrales, también conocidos como infartos cerebrales, ictus, apoplejía y accidentes cerebrovasculares. Irrespectivamente del término que usemos, en un derrame cerebral, el flujo de sangre se interrumpe en alguna parte del cerebro.

Dra. María L. Ríos, cardióloga
Dra. María L. Ríos, cardióloga (BrandStudio)

En este caso, las células nerviosas llamadas neuronas dejan de recibir oxígeno y, si el flujo sanguíneo no es reestablecido prontamente, tendríamos la muerte de las mismas. Se estima que en un derrame se pierden 1.9 millones de neuronas por minuto y esta estadística tremenda nos lleva a enfatizar que, en estos casos, tenemos que actuar rápido y llevar al paciente rápidamente a un centro especializado. A mayor demora en recibir tratamiento, más muerte de neuronas y mayor incapacidad tendrá el paciente.

Los derrames cerebrales son de dos tipos y es sumamente importante diferenciarlos lo más rápidamente posible, mediante técnicas de imagen, ya sea CT (tomografía computarizada) o MRI (resonancia magnética)

  1. Derrame isquémico es el tipo más común y ocurre cuando una arteria del cerebro es obstruida por un coágulo. El tratamiento incluye medicamentos para disolver coágulos ( agentes trombolíticos), los cuales deben ser dados en las primeras horas del evento; y, en algunas ocasiones, cirugía endovascular realizada por un neurocirujano para extraer el coágulo de la arteria tapada.
  2. El derrame hemorrágico ocurre cuando una arteria del cerebro se rompe y sangra dentro del cerebro. El tratamiento incluye controlar el sangrado por técnicas neurovasculares y obviamente en este tipo de derrames los anticoagulantes están completamente contraindicados.

Para tratar estos pacientes adecuadamente necesitamos instalaciones especializadas llamadas Stroke Centers donde se tenga acceso a estudios de CT o MRI inmediatos, a medicamentos antitrombolíticos y a evaluación rápida por neurólogos y neurocirujanos.

Un derrame cerebral aparece súbitamente y puede ocurrirle a cualquier persona, en cualquier momento. Sin embargo, hay condiciones conocidas como factores de riesgo que aumentan la probabilidad de tener uno de estos eventos. Los factores de riesgo los dividimos en no modificables, que son aquellos como la edad, el sexo, el historial familiar de derrames cerebrales en parientes cercanos y condiciones genéticas como ciertos tipos de anemias como la anemia de células falciformes (sickle cell anemia). Pero, definitivamente, los factores modificables son muy importantes para nosotros, ya que, si los tratamos adecuadamente, podemos bajar nuestro riesgo de tener un derrame cerebral.

De los factores modificables los más importantes son: la alta presión, el colesterol sanguíneo elevado, la diabetes, el estar sobrepeso u obeso, tener apnea del sueño, tener arritmias como la fibrilación atrial paroxística y tener enfermedad de las carótidas o de las arterias de las piernas. Hay hábitos dañinos como: no hacer ejercicio frecuentemente, fumar, el uso excesivo de alcohol y el uso de drogas como la cocaína, las anfetaminas y la heroína, que también promueven el desarrollo de eventos isquémicos cerebrales. El uso de estrógenos suplementarios en altas dosis y a largo plazo también se considera un factor para derrames cerebrales en la mujer. Recientemente, nos hemos encontrado con un factor de riesgo novel que es la infección por COVID-19.

Para tratar adecuadamente a estos pacientes, es sumamente importante reconocer los síntomas prontamente. Los más frecuentes son:

  • Parálisis o debilidad de un lado del cuerpo
  • Desviación de la boca súbita o adormecimiento de la cara con problemas del habla
  • Confusión y desorientación repentina
  • Pérdida de visión súbita
  • Dolor de cabeza súbito y severo

Si nos encontramos con una persona con estos signos, debemos actuar rápidamente, llamando al 911 e informando de una forma clara cuáles son los signos que observamos en el paciente. Este debe ser llevado a una instalación especializada donde puedan realizarse estudios para determinar el tipo de derrame que pueda tener. En la eventualidad de tener un infarto isquémico, los resultados con agentes trombolíticos son superiores al administrarlos en las primeras tres horas desde el comienzo de los síntomas. A mayor tiempo de espera, más muerte de células nerviosas vamos a tener y, por ende, una mayor discapacidad para el paciente.

En Puerto Rico, al presente contamos con solo dos centros especializados llamados también Stroke Centers y ambos se encuentran en Caguas en los hospitales Hima de Caguas y Hospital Menonita de Caguas. Teniendo en cuenta que los derrames cerebrales se encuentran entre las seis primeras causas de muerte en Puerto Rico, y entendiendo que nuestra población es una con alta prevalencia de factores para desarrollar estos eventos, vemos que necesitamos urgentemente más centros de este tipo en nuestra isla. Nuestros pacientes se lo merecen.

La autora es cardióloga, miembro fundadora y vocal de la Asociación de Cardiólogas de Puerto Rico.