Toda persona ha experimentado el estrés en alguna etapa de su vida. Este surge como consecuencia de eventos altos en tensión provocados por alguna situación complicada, por lo que se trata de una respuesta natural del ser humano, que estimula la proactividad para atender y resolver problemas y retos en la vida.

El estrés está ligado a una serie de padecimientos comunes entre los cuales se destacan un gran número de condiciones: de salud mental (como la depresión, la ansiedad y otras), el insomnio, episodios cardiovasculares, dolencias gastrointestinales, dolor crónico y muchas más. Sin embargo, existe un sinnúmero de recomendaciones para manejar, controlar y, eventualmente, reducir el estrés.

La Clínica Mayo asegura que incorporar el ejercicio en la práctica diaria es un buen paso hacia esa dirección. “La actividad física libera las endorfinas que te hacen sentir bien y otros químicos neurales naturales que aumentan la sensación de bienestar. El ejercicio también te permite concentrarte en los movimientos del cuerpo, lo que puede mejorar tu estado de ánimo y calmar cualquier enojo”, reza el portal de la organización de educación e investigación clínica, alentando a las personas a caminar, trotar o desarrollarse en tareas cotidianas como trabajar en el jardín o limpiar la casa para cumplir con su dosis diaria de actividad física.

Otra estrategia para equilibrar el estrés es llevar una dieta saludable, ya que la alimentación incide sobre el cuidado personal. Asimismo, se debe evitar incurrir en hábitos poco saludables, pues “algunas personas lidian con el estrés de las siguientes maneras: toman demasiada cafeína o alcohol, fuman, comen en exceso o consumen sustancias ilegales. Estos hábitos pueden dañar tu salud”, sostiene el portal.

La práctica de la meditación también funge como opción para fomentar una cultura antiestrés. Esta se puede llevar a cabo en distintos períodos y por intervalos variados. Sin embargo, maximizar su provecho depende de la frecuencia con que se practique y la intención que se le arroje. De acuerdo con la Clínica Mayo, “durante la meditación, enfocas tu atención y acallas la corriente de pensamientos confusos que pueden estar llenando tu mente y causando estrés. La meditación puede transmitir una sensación de calma, paz y equilibrio que puede beneficiar tanto tu bienestar emocional como tu salud general”.

La risa también es un buen antídoto para el estrés, ya que ayuda a liberar la carga mental y a liberar tensiones, lo que produce “cambios físicos positivos en el cuerpo… enardece los ánimos y reduce la respuesta al estrés”. Por otro lado, la clínica recomienda la interacción social. El estrés a menudo resulta en aislamiento y puede impedirle a una persona recibir apoyo en momentos de mayor necesidad.

Por último, recomendó no obviar la importancia del buen sueño. “El estrés puede hacer que tengas problemas para conciliar el sueño. Cuando tienes mucho que hacer y mucho en lo que pensar, tu sueño puede sufrir. Pero, el sueño es el momento en que el cerebro y el cuerpo se recargan”, explica, añadiendo que la calidad y cantidad de sueño no solo puede afectar el ánimo, sino que también impacta la energía, la concentración y el funcionamiento general. Por ello, incorporar prácticas para mejorar el sueño es una tendencia positiva para el manejo de estrés y para la salud integral de toda persona.

Si ninguna de estas prácticas surte efecto, siempre existe la opción de procurar apoyo emocional profesional para manejar el elemento que induce el estrés e impide el pleno bienestar. “La terapia también puede ser una buena idea si te sientes abrumado o atrapado, si te preocupas excesivamente o si tienes problemas para realizar rutinas diarias o para cumplir con las responsabilidades en el trabajo, el hogar o la escuela”, acierta, pues, los asesores profesionales y terapeutas, pueden ayudar a identificar las fuentes de estrés y explorar las razones de las reacciones que inducen.

La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.