La cardiomiopatía periparto es una causa poco frecuente de fallo cardíaco en mujeres durante o luego del embarazo. Por definición, este tipo de cardiomiopatía se desarrolla al final del embarazo o durante los primeros cinco meses posparto. Para hacer el diagnóstico de cardiomiopatía periparto, se deben excluir otras posibles causas de fallo cardíaco, entre ellas cardiomiopatías virales o cardiomiopatía isquémica. Por último, la función de expulsión del ventrículo izquierdo debe ser menor de 45 % para establecer un diagnóstico.

Dra. Zuanette Ramos Robles, MD, FACC
Dra. Zuanette Ramos Robles, MD, FACC (BrandStudio)

La incidencia reportada en Estados Unidos varía grandemente por área y se estima que puede afectar entre 1/1,000-4,000 de todos los embarazos. La mayoría de los diagnósticos se hacen durante el primer mes posparto. Aunque la cardiomiopatía periparto puede ocurrir en cualquier edad, el 50 % de los casos ocurre en pacientes mayores de 30 años. Además, entre los factores de riesgo más comunes se encuentra ser descendiente de raza negra, embarazos con múltiples fetos, historial de preeclampsia o eclampsia, hipertensión posparto, abuso de cocaína durante el embarazo, uso prolongado de agentes tocolíticos, y mujeres con múltiples embarazos.

La cardiomiopatía periparto raramente se presenta antes de las 36 semanas de embarazo. Alrededor de una tercera parte de las mujeres lo presentan antes del parto y dos terceras partes lo hacen en el primer mes posparto. Un factor que podría afectar el tiempo de presentación clínica son las condiciones cardíacas preexistentes, entre ellas valvulopatías previas, enfermedad hipertensiva o isquémica.

La presentación clínica de los pacientes con cardiomiopatía periparto es variada y similar a los pacientes con fallo cardíaco secundario a otras etiologías. Muchas veces, hay un retraso en el diagnóstico porque muchos de los síntomas son poco específicos y parecidos a síntomas comunes durante el embarazo o el período posparto. Algunos estudios han demostrado que hay un retraso en el diagnóstico hasta en un 48 % de los casos de cardiomiopatía periparto. Los síntomas más comunes son falta de aire durante el esfuerzo físico, mareos, palpitaciones, tos, ortopnea (dificultad para respirar cuando estás acostado), edema o hinchazón, sobre todo en las extremidades inferiores.

Cuando la sintomatología de los pacientes puede ser confundida con la de un embarazo normal, la examinación física es importante para sospechar el diagnóstico. Durante el embarazo, las mujeres tienden a respirar profundo, sin embargo el número de respiraciones usualmente es normal, mientras que las pacientes con fallo cardíaco tienden a aumentar la frecuencia respiratoria. También, aunque hay un aumento en volumen durante el embarazo, a diferencia de los pacientes con fallo cardíaco, las embarazadas no deben tener un aumento en la presión venosa.

Los estudios de imágenes y el electrocardiograma, al igual que los laboratorios, nos pueden ayudar a dirigirnos hacia el diagnóstico. En el electrocardiograma, el hallazgo más común es la taquicardia sinusal, pero también se ha encontrado fibrilación atrial de novo en este tipo de pacientes. Por lo tanto, las pacientes admitidas al hospital con sospecha de cardiomiopatía periparto deben mantenerse en telemetría. Es importante mencionar que un electrocardiograma normal no excluye el diagnóstico de cardiomiopatía periparto. La placa de tórax también nos ofrece información importante sobre el estado de volumen de la paciente. Usualmente, el diagnóstico se hace con un ecocardiograma donde se ve una función de expulsión del ventrículo izquierdo disminuida. En términos de laboratorios, el BNP (prueba de péptido natriurético cerebral) y las enzimas cardíacas podrían estar elevadas.

El manejo de fallo cardíaco secundario a cardiomiopatía periparto es similar al manejo de fallo cardíaco por cualquier otra etiología, sin embargo, hay ciertas limitaciones en el manejo para asegurar el bienestar del feto o del bebé lactante porque algunos medicamentos utilizados en el manejo de fallo cardíaco pueden ser teratogénicos.

Con respecto al manejo posparto, algunos expertos sugieren evitar amamantar, por la relación entre prolactina y la cardiomiopatía periparto, pero la información no es contundente. Si la decisión fue amamantar, es importante que la paciente no reciba inhibidores de la acetilcolinesterasa o ARB. En términos de prognosis, este tipo de cardiomiopatía es recurrente y el riesgo de muerte aumenta en embarazos futuros. Las pacientes con disfunción del ventrículo izquierdo que persiste luego de tratamiento deberían evitar embarazos futuros. Algunos expertos recomiendan que la paciente o su pareja consideren algún método de esterilización.

Para finalizar, es importante recalcar que debemos mantener un nivel de alerta elevado cuando evaluamos pacientes embarazadas porque, como se ha mencionado, es fácil confundir la sintomatología con la de un embarazo normal y el retraso en el diagnóstico y el manejo de la paciente puede tener consecuencias fatales para su salud.

La autora es cardióloga clínica e invasiva. Para información, llama al 787-726-7438.