Conocer la información ayuda a entender por qué es vital realizar cambios de hábitos que contribuyan a controlar o retrasar las condiciones de salud. Sin embargo, en personas con predisposición o diagnóstico de diabetes, si ese conocimiento no se transforma en acción, se favorece el ambiente para el desarrollo de enfermedades que deterioran la calidad de la vida.

El sedentarismo o la inactividad física y la mala alimentación son dos factores peligrosos, no solo para la diabetes, sino también para el bienestar de la salud en general. “La inactividad física aumenta el riesgo de desarrollar diabetes, presión arterial o enfermedades cardíacas. Sin embargo, para la persona que tiene diabetes, presión arterial y una condición cardíaca se le hará más difícil el control de estas condiciones”, explicó la nutricionista dietista del Programa para la Prevención y Control de la Diabetes del Departamento de Salud, Cinthia Santiago Díaz.

No obstante, la asesora en nutrición aseguró que, cuando la persona toma el control de sus hábitos, como incorporar la actividad física y modificar su alimentación, logrará cambios que se pueden sentir y ver, a corto y a largo plazo. Generalmente, lo que sucede es que existe el pensamiento erróneo de que el medicamento hace todo el trabajo. “A la larga, puedes terminar dependiendo más de los medicamentos. Esto no es un catarro o un virus que accione de inmediato y lo controlas con medicinas. Son medicamentos de por vida que deben trabajar al unísono con la nutrición y la actividad física”, puntualizó.

¿Por qué es importante incorporar o mantener la actividad física?

Cuando una persona no se ejercita y no lleva un buen plan alimentario, comienza a ganar masa de grasa, lo que hace más difícil manejar los niveles de glucosa en la sangre. Cuando los niveles de azúcar se descontrolan, se pierde la capacidad para utilizar esa azúcar en la sangre de manera efectiva y comienzan las complicaciones de la diabetes.

“Estamos hablando de que aumenta el riesgo de enfermedades del corazón, problemas dentales, con los ojos, los riñones o los pies, y accidentes cerebrovasculares. Los niveles elevados de glucosa en la sangre afectan todos los órganos y eso es lo que queremos evitar, que no se pueda manejar”, especificó Santiago.

Además, el sedentarismo puede aumentar el riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer, así como ansiedad y depresión, mientras que “la actividad física hace que el cuerpo utilice mejor la insulina y la persona tenga la energía necesaria para hacer las tareas diarias. Una buena utilización de la insulina significa que estamos manejando la diabetes eficazmente”, añadió.

La nutricionista sostuvo que lo más importante es un plan que incluya la actividad física, la nutrición adecuada, la adherencia al medicamento y el seguimiento médico. Bajo la frase: “Busca alternativas, no excusas”, Díaz exhortó a utilizar herramientas saludables para manejar la actividad física. Entre los ejemplos de intensidad moderada, mencionó:

  • Bailar
  • Realizar actividades en el hogar como: barrer, pasar mapo, cortar grama
  • Caminar por el parque, la urbanización o en el centro comercial
  • Correr bicicleta
  • Nadar
  • Hacer otros ejercicios

“Si tienes fuerza, comienza, por lo menos, con diez minutos y aumenta el tiempo o la intensidad poco a poco, según puedas. Verás y sentirás los beneficios en tu energía y flexibilidad; hasta la piel y la autoestima se sienten diferente”, aseveró.

Los beneficios adicionales son: manejo de peso, dormir mejor, control de la presión arterial, reduce el colesterol y mejora la memoria.

Por otro lado, la nutricionista explicó que cuando se habla de una condición de diabetes, no se habla de dietas, sino, más bien, de un plan alimentario permanente. “Cuando no te alimentas bien, se afecta todo el cuerpo, porque no estás comiendo para alimentarte, sino para saciar el hambre, y no es lo mismo cuando la nutrición carece de nutrientes importantes e imprescindibles para la salud. Por ejemplo, si elijo alimentos altamente calóricos, descontrolo los niveles de glucosa y aumentan el sobrepeso y la obesidad”.

Entre las consecuencias que se pueden observar están: colesterol y triglicéridos elevados, exceso de sodio, reducción de la masa muscular, cansancio, fatiga o confusión, signos de piel reseca y se afecta el sistema inmunológico.

De acuerdo con Santiago, mejorar los hábitos alimentarios no es una penitencia. Te puedes alimentar de manera adecuada con las recomendaciones de una nutricionista y orientándote sobre lo que no estás haciendo o lo que haces y no te hace bien.

Algunas alternativas para mejorar la nutrición son:

  • Utilizar métodos de cocción saludables, como: a la sartén, asado o hervido.
  • Buscar alternativas de productos o alimentos sanos al comer fuera.
  • Aumentar el consumo de agua con las comidas y durante el día.
  • Disminuir la ingesta de bebidas azucaradas.
  • Leer las etiquetas nutricionales para hacer una mejor elección de productos bajos en grasa, sodio o azúcar.
  • Buscar la orientación de un nutricionista dietético que construya un plan empático basado en metas realistas y en tus necesidades individuales.

Para Santiago, especialista en prevención y control de enfermedades crónicas, estos son cambios que redundan en beneficio para una persona que quiere prevenir y controlar la diabetes.

“Pequeños cambios, grandes recompensas. Mantener un peso saludable es lo mejor que una persona puede hacer. Las complicaciones llegan cuando no manejamos nuestro peso. Sigue tu tratamiento médico, cuida lo que comes y realiza actividad física para mejorar tu calidad de vida, para vivir mejor”, exhortó.