Cerca del 50 % de la población en Puerto Rico batalla contra la hipertensión arterial, un trastorno médico llamado el “asesino silencioso”, el cual aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares y un eventual daño a otros órganos, incluyendo el cerebro y los riñones.

No obstante, a pesar de la modificación en su estilo de vida e ingerir más de tres medicamentos, incluyendo un diurético, hay pacientes que no logran bajar sus respectivas presiones, elevando sus posibilidades de tener un accidente cerebrovascular o aneurisma, entre otras consecuencias graves.

Pero la buena noticia es que hay esperanza para las personas con hipertensión resistente mediante la ablación o denervación arterial renal, un procedimiento mínimamente invasivo que ha demostrado grandes beneficios en muchos pacientes.

El doctor Edgardo Bermúdez, cardiólogo intervencional, explicó que “probablemente un 50 % de la población es hipertensa; estamos hablando de Estados Unidos y, en Puerto Rico, probablemente sea un poco más alta”.

Al hablar sobre los síntomas de la hipertensión, el galeno apuntó a “periodos de dolor de cabeza, soñolencia, sensación de falta de energía y cambios neurológicos por la alta presión”, entre otros.

Asimismo, advirtió que “la presión descontrolada puede causar dolor de pecho sin tener la enfermedad obstructiva de las arterias coronarias, solamente por el hecho de estar hipertenso”, expuso.

“También aumentan las posibilidades de que las arterias vayan cediendo ante la hipertensión y vayan formando aneurismas. Una vez que la presión excede la resistencia de esa arteria con un aneurisma, pues no tiene otra alternativa que sea o disecarse o romperse y sobreviene la muerte súbita”, lamentó.

La denervación arterial renal

De acuerdo con Bermúdez, “los pacientes que se van a someter a una ablación o una denervación renal son pacientes que, usualmente, [utilizan] más de tres medicamentos; esto debe incluir un diurético y no tienen la oportunidad de poder controlar esas presiones”.

“[Estos] se pueden someter a este tipo de tratamiento donde se hace una ablación renal, de tal forma que uno entra con un aparatito, con un alambre en forma de hélice, para poder calentar esos puntos mediante ultrasonido o radiofrecuencia.

Igualmente, aclaró que “las razones para tener hipertensión” se dividen en primaria y secundaria, y “dentro de la hipertensión primaria, podemos tener la hipertensión resistente, que son los candidatos para este tipo de tratamiento”.

“Hay que descartar hipertensión secundaria, como sería estenosis de las arterias renales, pacientes con apnea del sueño, que a estos pacientes es bien difícil controlarles las presiones y pacientes que tengan algún tipo de anormalidad, como hiperaldosteronismo primario”, manifestó.

“Esos tratamientos deben ser dirigidos a tratar las causas de origen de la hipertensión. Una vez descartamos que esos pacientes no tienen una hipertensión secundaria, entonces, vamos a las posibilidades de que este paciente tenga una hipertensión primaria y que el tratamiento esté optimizado”, agregó.

Entretanto, recalcó que, “si aún con un tratamiento optimizado estos pacientes no se controlan las presiones, estos pacientes son candidatos para intervenirse”.

De otra parte, estableció los criterios para considerar la hipertensión como resistente.

“Todos los pacientes que ya se descartó que tengan hipertensión secundaria y que realmente hayan hecho una modificación de estilo de vida, con ejercicios, control de peso, una dieta adecuada y que tengan los tres medicamentos o más. Estos pacientes son candidatos para una denervación renal”, reveló.

En cuanto al procedimiento, el galeno estableció que puede tener una duración de entre 30 minutos a una hora.

“Es un procedimiento que puede durar entre media hora a una hora, dependiendo de la cantidad de ramas que tenga la arteria, dependiendo de la cantidad de arterias que tenga el riñón. Es un procedimiento doloroso, el paciente debe estar bien sedado para que no se mueva y no perder posición”, confesó.

Mientras tanto, afirmó que los resultados pueden manifestarse en las primeras semanas luego de la intervención, “pero usualmente va a empezar a sentir un cambio paulatino, no es un cambio drástico”.

“Los pacientes que se van a hacer la ablación renal son los pacientes que ya tienen tratamiento optimizado y todavía tienen las presiones altas; mejorar lo que el medicamento no ha podido hacer. Hay una tendencia que, entre más tiempo pase después de la denervación renal, la hipertensión va mejorando, poco a poco”, sostuvo.

“Los riesgos son bien bajitos. Son complicaciones menores como sangrado en el área de la punción, un poco, quizá, el uso del material de contraste que es tóxico para el riñón. Así que se utilizan mínimas cantidades de material de contraste, solamente para posicionar. En miles de pacientes, prácticamente, no hubo ninguna complicación”, sentenció.

Finalmente, aseguró que la recuperación del paciente es rápida.

“La recuperación es rápida; es un proceso ambulatorio. El paciente se va a la casa y al otro día puede llevar una vida normal. Claro, con sus cuidados para asegurarnos de que no haya complicaciones con el acceso al catéter para hacer el procedimiento”, concluyó.

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