Podríamos pensar que las enfermedades del corazón están únicamente relacionadas con la herencia familiar, la falta de actividad física, una dieta no saludable, fumar, y consumir alcohol en exceso. Sin embargo, además de estos factores, existe un elemento adicional al que le debemos prestar atención: nuestra salud mental. Los pensamientos y emociones son un componente importante en la prevención y manejo de las enfermedades del corazón.

Múltiples estudios indican que nuestro estado emocional puede acelerar el comienzo de una enfermedad del corazón o retrasar las acciones para controlarla. Todos conocemos que un estilo de vida saludable ayuda a reducir el riesgo de enfermedades del corazón. Sin embargo, realizar cambios en nuestra rutina no es fácil, y resulta más difícil si nos sentimos abrumados, deprimidos o desesperanzados. Realizar ejercicios, hacer cambios en la dieta o cumplir con el régimen de medicamentos y visitas médicas puede ser abrumador si nuestro estado de ánimo no está en óptimas condiciones.

La Asociación Americana de Psicología en un artículo publicado llamado Salud mental/corporal: La enfermedad del corazón, indica que “el estrés prolongado debido a presión en el hogar, el trabajo o proveniente de otras fuentes puede contribuir a un aumento anormal de la presión sanguínea y a otros problemas circulatorios. También señala que la depresión clínica puede no solamente aumentar su riesgo para la enfermedad del corazón, sino también empeorar una condición existente. Estudios a largo plazo revelan que los hombres y mujeres con diagnóstico de depresión clínica están más de dos veces propensos a desarrollar enfermedad coronaria de las arterias o sufrir un ataque al corazón.”

Lo antes expuesto revela que nuestra salud mental tiene extrema relevancia en la salud del corazón y en nuestro estado físico en general. Para mejorar la salud emocional, y por ende, la salud de nuestro corazón, presta atención a las siguientes recomendaciones valiosas que nos ofrece el Instituto Nacional de Salud Mental:

  • Has ejercicio con regularidad. 30 minutos de caminatas diarias pueden ayudarte a mejorar tu estado de ánimo y tu salud. También, puedes realizar pequeñas caminatas durante el día y estas se irán sumando hasta que completes el tiempo recomendado.
  • Consume alimentos saludables y comidas con regularidad, y mantente hidratado. Una dieta balanceada y mucha agua pueden aumentar tu nivel de energía y de atención a lo largo del día. Asimismo, limita el consumo de bebidas con cafeína, como refrescos o café.
  • Dale importancia al sueño. Establece un horario y asegúrate de dormir suficiente tiempo. La luz azul que emiten diversos dispositivos y pantallas puede hacer que sea más difícil conciliar el sueño. Reduce tu exposición a la luz azul del teléfono o de tu computadora antes de que llegue la hora de dormir.
  • Intenta practicar una actividad relajante. Explora diversos programas o aplicaciones móviles de relajación o bienestar que podrían incorporar meditación, relajación muscular o ejercicios de respiración. Programa un horario regular para estas y otras actividades saludables que disfrutes, como escribir en un diario.
  • Establece metas y prioridades. Decide lo que debes hacer en este momento y lo que puede esperar. Aprende a decir “no” a nuevas tareas si empiezas a sentir que estás asumiendo demasiadas cosas. Intenta tener presente lo que has logrado al final del día, en lugar de lo que no has podido hacer.
  • Practica la gratitud. Recuerda diariamente cosas por las que estás agradecido. Se específico. Escríbelas durante la noche o repítelas mentalmente.
  • Centra tu atención en las cosas positivas. Identifica y cuestiona tus pensamientos negativos y poco útiles.
  • Mantente en contacto. Comunícate con amigos o familiares que puedan ofrecerte apoyo emocional y ayuda práctica.

Es normal, en ocasiones, sentirse triste o desmotivado, pero si tu estado de ánimo no mejora o tienes sentimientos de tristeza que han durado dos semanas o más, busca ayuda profesional. No esperes a que tus síntomas te abrumen y prioriza tu salud. Habla con tu médico de cabecera sobre tu estado emocional para que él pueda ayudarte a cuidar tu salud mental tal y como cuidas tu salud física. Ambas tienen una conexión inseparable. Da los pasos para mantenerte saludable física y mentalmente y disfruta de una verdadera salud completa.

Referencias:

https://www.nimh.nih.gov/health/topics/espanol/el-cuidado-de-su-salud-mental/el-cuidado-de-su-salud-mental

https://www.apa.org/topics/chronic-illness/corazon

La autora es vicepresidenta auxiliar de Promoción de Salud y Bienestar de MCS.