Vivir un día a la vez y darle valor a las cosas sencillas son las principales enseñanzas que ha dejado el cáncer de seno en la vida de Grendalis Valentín Soto.

A sus 46 años, es sobreviviente de carcinoma ductal invasivo, enfermedad que le fue diagnosticada en mayo del 2023, gracias a un autoexamen que se realizó y que inició el proceso más difícil de su vida.

“Haciéndome un autoexamen en mi hogar, me palpé un pequeño bulto en uno de mis senos. Esa misma semana, visité a mi ginecólogo, quien me dio una orden médica para una mamografía. Al día siguiente, me llamaron para que fuera a recoger los resultados y me recomendaron una tomografía. Entonces, de la tomografía, recomendaron una biopsia. Y, posteriormente, mi cirujano me realizó la biopsia, que arrojó positivo a un carcinoma ductal invasivo en uno de mis senos”, relató la mujer, quien reside en Rincón, y labora como oficial de contratos y subastas de dicho municipio.

Para Valentín, el diagnóstico de su enfermedad fue un “golpe bajo”, totalmente inesperado, el cual, admitió, cuestionó en un principio.

“Se me vino el mundo encima. Al momento de recibir la noticia, dejé de escuchar al médico por varios minutos. En lo primero que pensé fue en mi hijo (Kevin Orama), seguido en mi madre (Miriam Soto) y mi hermano (Eliezer Valentín). Comencé a llorar y cuestioné: “¿Por qué a mí?”. Pensé en todo lo que había luchado para obtener mis cosas, ¿y ahora me voy a morir?”, rememoró la mujer.

De las pocas cosas que recuerda de ese día fue a su médico decirle: “tienes tres días para llorar, luego tienes que levantarte para luchar por tu vida”, y así lo hizo.

Desde noviembre del 2023 hasta abril del 2024, Grendalis fue sometida a 16 quimioterapias (cuatro ciclos de Doxorubicin con Cytoxan y 12 ciclos de Taxol) en Caribbean Cancer Care Services, en Mayagüez. Aparte de su tratamiento para el cáncer, Valentín resaltó que la doctora Kathia Alejandro realizó la mastectomía del seno izquierdo, con miras a, posteriormente, extirpar su otro seno. De todo ese proceso, lo más difícil fue desprenderse de lo que llamó “orgullo”.

“Todo el proceso es difícil y complicado, pero una de las cosas que más me afectó fue ver caer mi cabello, que era largo, y me llegaba a mitad de espalda, a pesar del tratamiento que usé (Boreal Scalp Cooling) para evitar la caída del cabello en su totalidad. Otra cosa fue aceptar hacerme la mastectomía para evitar el riesgo de contraer cáncer nuevamente”.

“Fue ahí cuando aprendí a aceptarme a mí misma. La palabra clave es aceptación y también aprendí a no cuestionar algo de lo cual no tendría respuesta. Que lo más importante, en ese momento, era mi vida y no el aspecto físico; que tenía que soltar mi orgullo y continuar luchando. Aprendí a dar valor a la vida; que lo más importante para un ser humano es la salud; aprendí que la familia es primero y que, como mujer, a mí no me define mi cabello ni ninguna otra parte de mi cuerpo”, dijo convencida la sobreviviente.

En su proceso, fueron su familia, su pareja, amistades y compañeros de trabajo su principal apoyo, tanto en sus tratamientos como en su recuperación de las cuatro cirugías a las que tuvo que someterse. De igual forma, dio crédito a su oncóloga (Dra. Maryangely Moreno) y el personal del Caribbean Cáncer Care Services por ser parte importante de su victoria, la cual celebra desde mayo de este año.

“Recibir la noticia de estar libre del cáncer de seno me hizo sentir feliz y agradecida de Dios por permitirme percatarme a tiempo y ayudarme a estar bien. Todos los días celebro el estar bien. Ahora vivo un día a la vez, sintiéndome fuerte, alegre y llena de entusiasmo, aunque continúo con el tratamiento de quimio en pastillas”, afirmó Valentín, quien se siente una nueva persona después del cáncer.

“Diría que todo este proceso te hace crecer como ser humano, [pues] logras aumentar el valor a la vida y aprecias cada detalle, aunque sea pequeño. Ya no me preocupo por lo que no tengo, sino [que] aprendí a disfrutar de lo que tengo. Que la apariencia física no lo es todo en la vida; que lo más importante en la vida es la familia. Vivo el hoy y no en el mañana”, destacó Valentín.

Luego de todas estas vivencias, Grendalis se siente segura de decirle a otras pacientes que “amen su vida, no se detengan de luchar por ella y nunca pierdan la fe en Dios porque Él nunca nos abandona. Hay que mantener una actitud positiva y alegre, porque un diagnóstico positivo de cáncer de seno no significa que tu vida se acaba. Con cabello o sin él, somos hermosas y tu aspecto físico no te define como ser humano. ¡Lucha, lucha y no pares de luchar! (#lecreoaunDiosvivo)”, concluyó la sobreviviente.

La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.