La vida estudiantil está llena de retos y oportunidades, y es importante que los jóvenes puedan aprovechar su trayectoria académica tomando clases avanzadas, cursos electivos y realizando trabajo comunitario, ya que estos son claves para formar sus capacidades, de cara a su futuro profesional.

En el caso de los cursos avanzados, estos presentan un nivel educativo exigente en materias como Español, Inglés, Matemáticas y Precálculo, pero no cualquiera puede tomar estas clases, sino solo aquellos que prueben estar aptos para ese nivel.

“Uno de los propósitos es retar al estudiante en términos académicos y de sus capacidades porque requiere de un mayor esfuerzo y una mayor dedicación versus los cursos regulares. Por lo regular, a estos estudiantes les pueden hacer un examen diagnóstico primero y tienen que haber pasado ya unos cursos anteriores para que el maestro los pueda identificar como prospectos reales para que puedan aprovechar estas clases avanzadas”, explicó la doctora Nelissa Domínguez, consejera profesional licenciada y fundadora de iCounseling.

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La mayoría de los estudiantes toman los cursos avanzados en grado 12, aunque algunas pocas escuelas privadas en la isla los ofrecen desde grado 11, y los estudiantes tienen la opción de decidir cuántos cursos avanzados toman y cuáles de ellos les convienen.

“Por ejemplo, en Matemáticas, el estudiante tiene la oportunidad de decidir si quiere Matemática general o Precálculo. Hay estudiantes que toman las dos matemáticas, pero, tienen que tener en mente qué van a estudiar para saber si les hacen falta ambas matemáticas”, señaló la doctora Domínguez.

Ciertamente, tomar estos cursos avanzados trae múltiples beneficios, primero que el estudiante reta sus capacidades y puede completar créditos universitarios desde la escuela superior.

“Al final del año, el estudiante que toma los cursos avanzados toma una prueba y si la aprueba, entraría con curso universitario ya aprobado”, indicó la consejera.

Así también, otro de los beneficios de tomar las clases avanzadas es que estas cuentan como puntos extras en el promedio del alumno.

“Los estudiantes que tengan cursos avanzados, tienen lo que se llama “puntos de honor”, que se suman a su promedio o a la nota que pueda sacar. Así que esto le va a añadir valor y le va a aumentar ese progreso académico al estudiante y eso es sumamente importante porque cuando [calculas] el GPA (Grade Point Average) le añades una puntuación adicional”, mencionó Domínguez.

De hecho, quienes aprueban estos cursos avanzados, logran adelantar sus aspiraciones universitarias y, a su vez, ahorran dinero porque son cursos que ya no tienen que pagar en la universidad.

“Tiene un beneficio magistral porque ahorras tiempo y dinero, pues el estudiante que aprueba un curso, ya tiene tres créditos universitarios, que, en términos económicos y de tiempo, significa bastante”, sostuvo la experta.

Otro aspecto clave son las clases electivas, que pueden ser importantes a la hora de escoger un rumbo profesional. Estos cursos permiten explorar diversas áreas de interés para que el estudiante pueda encontrar su enfoque académico.

“Tienen muchísima importancia, primero porque ayudan a la formación personal. Es una etapa de la adolescencia donde estamos buscando conocernos y definir nuestros gustos e intereses. Por tanto, en los cursos electivos, podemos formar y desarrollar habilidades”, aseguró Domínguez.

En el caso de las electivas orientadas a las carreras, por ejemplo, una clase de dibujo avanzado, de aspectos legales o contabilidad pueden darle al estudiante la oportunidad de explorar esas carreras profesionales y ver si tiene afinidad.

“Aquí pueden pasar dos cosas: que le encante, que es un beneficio espectacular porque le ayudan a definir qué quiere estudiar, o que se dé cuenta de que por ahí no es. Yo digo que cuando descubrimos el no, sigue siendo una respuesta porque peor es llegar a la universidad y en segundo año decir: ‘Yo pensaba que quería preveterinaria, política o administración, y no’”.

“Los cursos electivos son una forma sumamente apropiada y correcta de poder decidir una carrera, de quizás desarrollar destrezas e irse preparando para el futuro universitario. Además, si ayudan a subir o mantener el promedio, muchísimo mejor”.

De hecho, muchos utilizan las electivas para mantener o aumentar su promedio y, según la experta, “hay una línea bastante fina entre irse por lo suave, para mantener promedio o retarse para poder crecer de otra manera”.

El punto importante de las electivas radica en lo que estas dicen del estudiante, pues las universidades evalúan las transcripciones de crédito y los retos a los que se ha lanzado el candidato.

“En Puerto Rico miran la transcripción de créditos, pero en universidades de Estados Unidos la miran bien meticulosamente. Ven el perfil del colegio o de la escuela y si, por ejemplo; la escuela da cálculo avanzado y yo quiero estudiar una carrera que me requiere algo relacionado a las matemáticas, pero no lo tomé, y me fui por lo más cómodo, pues eso levanta una bandera”.

Agregó que si el estudiante está “buscando siempre cursos orientados a su carrera, la universidad lo va a ver como algo bueno porque el candidato está comprometido, y eso le añade valor. Ahí tienen un perfil completo del estudiante”, indicó la fundadora de iCounseling.

Entre las electivas que la doctora Domínguez recomendó están los idiomas porque “son cursos que, si la escuela los ofrece, los debe tomar porque abren puertas”.

También aconsejó tomar todo lo que sea relacionado con el desarrollo de negocios, organización financiera y cursos de Empresarismo, Música, Leyes y Arte.

Por último, uno de los factores que ha cobrado mayor relevancia es el trabajo voluntario, el cual ya es requisito para los estudiantes poder graduarse de cuarto año.

“A nivel de requerimientos, todos los estudiantes deben tener labor comunitaria; es un requisito de graduación. Están las “horas verdes” que son horas en contacto con la naturaleza, “horas de exploración ocupacional” y “horas de servicio”, mencionó la consejera, quien afirmó que los colegios suelen exigir un mínimo de 50 horas, mientras que las escuelas públicas rondan las 40 horas de labor voluntaria.

Estos trabajos voluntarios buscan que el estudiante se involucre de lleno con la comunidad, que aprenda a desarrollar su capacidad de servicio a sus semejantes y que pueda brindar su ayuda con sus talentos a través de proyectos o actividades en la comunidad.

“Los estudiantes pueden trabajar sus horas verdes con proyecto de reciclajes o recogidos de basura en las playas, también pueden ayudar a diversas organizaciones, fundaciones e iglesias. Incluso, hay jóvenes que tienen que crear sus proyectos y son atletas, y les brindan clínicas de su deporte a otros niños”, destacó.

Domínguez sostuvo que incluir el trabajo voluntario en los requerimientos académicos para los estudiantes sirve para su desarrollo como seres humanos.

“Con estas horas de servicio, los estudiantes desarrollan carácter y liderazgo, van más orientado al servicio y desarrollan la habilidad de trabajar en equipo”, concluyó la doctora.

La autora es periodista colaboradora de Suplementos.