Hace poco atendí un cliente que me decía que su vida estaba en orden pero que se sentía mal. Me habló de su mal humor sin razón, tenía insomnio, reconocía su malestar personal. Su meta inicial era transformarlo y poder vivir el sentimiento real de sentirse satisfecho con su vida, quería experimentar la sensación de balance y agradecimiento a pesar de las situaciones. Juntos nos enfocamos en trabajar en equipo, y encontramos las posibles causas y crear el plan de trabajo con las tácticas para lograr su meta, sentirse mejor consigo mismo.

Su dieta no estaba en orden, su mente saltaba de un lado a otro y no apartaba el tiempo necesario para descansarla. Sus emociones enviaban señales de alerta, como reaccionar por impulso, falta de tolerancia hacia su familia o actitud defensiva. Llevaba mucho tiempo enfocado en cumplir sus deberes en automático sin espacio para reflexión.

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La falta de armonía tiene efectos en nuestra vida que lentamente crean un caos. Es necesario trabajar para conseguir balance, que ofrezca bienestar en todo lo que hacemos, pensamos o sentimos. Reconocer cuándo nos llevamos al exceso, ya sea en comida y bebidas que consumimos, lo que elegimos escuchar, hacer, nuestras acciones, emociones, pensamientos o decisiones.

Aprender a hacer un hábito el buscar el equilibrio, es de las mejores experiencias que podamos aspirar. Manifestarlo en la práctica es un reto, sin embargo, cuando se logra, los resultados hablan por sí solos y créanme, son positivos.

Estar en equilibrio nos aumenta la calma, afina la intuición, aumenta la salud física y mental y así nuestro paso por el día resulta placentero con espacios para escucharnos y observar las simplezas que diferencian un día del otro. Resulta un desafío cuando estamos cansados, enfermos, muy sumergidos en la rutina, preocupados o nos aprietan los botones. Sin embargo, intentar vivir en balance implica que debemos practicar hábitos que nos acerquen.

Algunos hábitos:

Hacer una dieta balanceada

Practicar la respiración

Hacer Yoga, posturas de balance como el águila y el árbol

Sacar 5 o 10 minutos diarios para meditar a diario

Escuchar más que hablar

Elegir conscientemente los lugares para divertirse o hacer actividades

Practicar la gratitud constantemente.

Disfrutar el trabajo

Disfrutar los momentos de no hacer nada.

Cuidar de la salud mental

Administrar el pensamiento

Crear rutinas de bienestar diarias

Confiar en el proceso

Al preguntarnos diariamente: ¿Estoy equilibrado? ¿Me siento bien? Evaluemos nuestros cuatro aspectos para alcanzar ese estado de satisfacción personal que tan importante es para la autoestima.

Cuerpo: El cuerpo físico es la casa donde vivimos. La comida y líquidos que le damos deben ser lo más frescos posible, no procesados. Los movimientos y postura también son importantes.

Mente: La respiración y observación en el punto del entrecejo nos permite dominar los pensamientos y hacer que la mente trabaje para nosotros y no al revés.

Emociones: Las tenemos todos. Algunas son placenteras otras no. Nos impulsa a actuar, al reconocerlas y poder dirigirlas avanzamos en nuestras acciones.

Espíritu: Es nuestra naturaleza. La conexión con lo que realmente somos antes de nacer y con todo lo demás. Nos da equilibrio lograr reconocernos como seres espirituales y actuar desde ello.

Sugerencias:

Obsérvate y pregúntate si estás en balance.

Practica los hábitos que te hagan sentir balanceado.

Haz rutinas simples que te mantengan apreciando el presente como única realidad.

Haz prioridad que tus emociones estén equilibradas.

Sé paciente en el proceso. '